MONÓLOGO DEL MAR SUBCONSCIENTE
Mira, escucha el mar, mar subconsciente:
mira cómo constante, apasionado,
lame la áspera arena, y se ha cortado
con verdes rocas, mar concupiscente.
Comprueba cómo grita, frío, ardiente,
mira la cala que hay al otro lado:
mar turbio, sin bañarla la ha manchado:
es un mar que desea, mas no siente.
¿Ves ese mar eterno? Ya no existe.
Mira ahora mar adentro, el mar es mar,
del verde esclavo ya se ha desprendido.
No mires a la costa: lo que viste
tan sólo es un recuerdo del penar.
Y mira, el sol sin fuego ya se ha ido.
Mayo 1989
En la tierra del cuervo y la gaviota
mi frío mar no es sólo la bandeja
que argenta en mi interior la luna vieja
que destartala su tibieza rota.
Es un mar que en silencio no se agota,
donde la oscura calma que se aleja
me envía una invisible onda perpleja
con la que el verde vivo me derrota.
Siembro mis cuervos negros de la ausencia,
aunque en verdad no sé ni lo que siento,
pues turbia es para mí la transparencia.
Los siembro en otra tierra, en otro viento,
y se tragan voraces la inocencia.
Graznan y añoran alba y hundimiento.
Julio 1989
Mar, pensaba que siempre habría de entenderte.
Tierra, pensé que siempre te sentiría viva.
Pero siento que el vuelo de las olas me esquiva
y que en la tierra habita seca y parda la muerte.
No siento más. Acaso me sienta menos fuerte,
acaso sea un sauce mi alma pensativa,
acaso ya no vuelva el mar en el que iba
para desenterrarme de este fluir inerte.
Y es que en nada soy firme, mi sangre no se mueve,
no logro que resurja la tierra que no alea,
que aunque yo quiero alzarme mi sangre no se atreve.
Y pues la sangre guía, y mi sangre titubea,
yo también titubeo, y sé que si no llueve
continuará temblando en mis venas la marea.
1990
Es curioso el vaivén de la marea.
Y yo nunca estoy quieto.
Unas veces me salgo por el puerto
y otras veces me entro.
Es curioso el limpiarse y enturbiarse.
Y yo siempre soy mezclas.
Unas veces mi sangre se clarea
y otras veces es negra.
Es curioso que Heráclito era sabio.
Y yo siempre fluyendo.
Unas veces recién brotado fuego,
otras veces ya vuelvo.
HAS DE VOLVER
Como Ulises llorando a la orilla del mar,
así estoy yo, y así se me nubla el aliento.
¿Qué mirar sino el mar? Pero Calipso
me promete la vida eterna, el vuelo
por dentro de una cueva al infinito.
Sé que habrá de llegar un mensajero
de los dioses, así lo dice el alma.
Y volveré ya al mar que aquí alimento.
1992
ENTRE LÍNEAS
Qué dicen esas líneas
que no puedo leer.
Los versos que no das, lo que no dices.
Qué dices entre líneas.
Qué escribes en la arena.
No sé si escribes o si borras gestos,
si tus trazos son arrepentimientos.
Mueves el agua con tus manos, y
llevan las olas mi esperanza.
Tus labios mueven sus alas de fuego
como una mariposa que se va.
2006
Qué portentosamente
me vienes a arrastrar, mar de mi vida,
y cuántas veces he encallado
en la luz de tus arenas.
Estas son olas mías,
pues es mío el latir que las conmueve:
yo soy la voz del mar.
2016
DESIERTOS
Recuerdo que en tu nombre
bebían las gaviotas.
El mar no es un desierto,
como tú repetías,
un cadáver errante,
es la ventura.
Pero
tú sentías la sal,
frente al otro desierto,
también estéril,
de la arena.
Y no, no coincidíamos.
Donde veía yo el inicio
de la respiración,
los pulmones del mundo,
veías muerte tú, muerte sólo.
Cómo extender nuestras manos,
juntarlas
en un solo latido.
Y más ruido que el del océano loco
nos llevó a separarnos, de nuevo.
Ahora el rumor del mar es muerte,
una muerte sorda,
en la que nunca habitó nadie.
Diciembre 2016
No quiero que termine esta agonía;
quiero que sople el viento en la ventana,
que vaya a haber, no vaya a haber mañana
-el oleaje de la mar porfía-;
no ceje nunca el pulso de este día
fosco, su sol nocturno en la mañana,
esta noche nubosa tan temprana,
este viento que alienta todavía;
y cómo aprieta pálido los dientes
el mar, cómo arrebata sus espumas,
cómo se afana en todas sus corrientes;
febriles, fríos, fieros son sus pumas
locos abalanzándose, ¿los sientes?
a ti te canta su rugir de brumas.
3 de marzo 2020