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          Patrimonio - 2009 | index |  José Angel Cuevas  | Roberto Contreras | Autores |
        
         
         
        
        
         
        
        
          Lírica del Edificio 201 de Cuevas
        
          Por Roberto Contreras 
Lanzallamas.com
        
        
        EL PRECIO DE LLAMARSE CHILE
        1. Hace algún tiempo leía en una entrevista donde   José Ángel Cuevas, aka. Pepe Cuevas, hablaba creo, de la conversación entre   escritores, y más estrictamente de los poetas, a quienes les estaba haciendo muy   mal el abuso con las copas, para llegar a buen término un diálogo. (Este mismo   comentario de su libro, obedece a un diálogo interrumpido, retomado y vuelto a   recomponer por mí en estos días, motivado más que por el trago, por la urgencia   de referir a este libro, antes de volver a verme con su autor). Cuevas, entonces   hablaba del exceso, el que suponía terminaría muy mal si no se le ponía atajo:   “Llegará el momento, más temprano que tarde, / Que alguna promoción vaya a dejar   el trago”.  Más allá del llamado de atención o moralina, Pepe supongo refería el   hecho como una fatal pérdida de tiempo, y que nos estaba desgastando como grupo,   entendiendo cierta afinidad e intención de asignarle algún valor a la   conversación (que es debate, controversia, discusión, en definitiva pequeñas   muestras de propuestas sociales). Una tremenda ausencia que él, en cambio, logra   suplir con su propio soliloquio, dejándose llevar por los estados de la   contemplación y la autodefinición que le permiten el caminar. Una imagen suya,   podría decir, es la de alguien que siempre está a punto de irse o está yéndose.   Pepe quiere irse, siempre está inquieto, preocupado porque oscurece, por la hora   en que pasará el último Metro hasta la Plaza de Puente Alto, ese lugar de   combinación con en infierno, que le permita volver a su casa cerca de La   Papelera.
        Algo curioso y merecido, en la medida que él sí está en muchos   lados y a la vez ausente de tantos por condiciones extraliterarias. Y acaso   porque si alguien nunca salió del maldito Chile no fue Enrique Lihn, sino que   Cuevas, convirtiéndose en un sobreviviente de aquel exilio interno. Condición   que terminó, supongo, instalándose en su relación con el país y por extensión   también en su forma de relacionarse con la gente, con los poetas, con el Mundo,   “con los antros pasado a humo”. Y lo pone muy claro cuando hace un recuento de 30 años de poesía: “Entre balazos, sirenas, allanamientos masivos y   camiones cargados de muertos caminé, caminé febrilmente por Santiago vencido   (ésa ha sido de algún modo mi vida, recorrer calles y más calles, barrios,   poblados.) A tres días de la ocupación Militar-neofascista-empresarial vi en una   muralla de la calle Exposición con grandes letras de brocha gorda Abajo la   Junta Asesina. De un día para otro se terminó la producción de libros,   diarios, revistas, programas de televisión, grupos literarios, talleres   poblacionales, teatro, danza. Mataron a Víctor Jara, Neruda murió de dolor,   Ángel Parra y otros presos en los campos de concentración (…) Son listas y más   listas que conformarían el poema de Chile. Se terminó. Es como si de un día para   otro nos demolieran la casa, echaran abajo el cerro San Cristóbal con la Virgen   Iluminada. Uno está acostumbrado, no es muy conciente, pero cuando desaparece,   allí siente lo que perdió. Todos mis amigos se fueron, los del Pedagógico, los   poetas underground y, en especial, esa vida libre, poderosa. ¡Destrozada¡ Es   más, mucho más que la UP. ¿Por qué no me fui? Debí haberme ido, tenía más   derechos que otros, pienso a veces arrepentido”.
                    El poeta como flâneur.
                      Paseante urgente y desbocado.
                        Un caminante salvaje.           
        Pero volviendo a lo que señalaba como su cansancio o   abatimiento, agregaría que no es por los trabajos y los días, sino que por la   vida misma. Cuevas sufre un cansancio existencial. Antes de ser exonerado   trabajó por veinte años como profesor de filosofía y en esa dimensión más que en   la de poeta, la derrota (le) fue mayor y absoluta. Para él Patricio Marchant es   uno de los filósofos vivos más importantes de Chile, y a contrapelo, sé que   también Marchant ha afirmado que la verdadera reflexión filosófica actual la   están haciendo los poetas. Sin duda se refiere a José Ángel Cuevas, y aunque yo   podría agregar otros nombres me los guardo esta vez, porque creo que la   narrativa también tiene los suyos, y en definitiva, porque no leo filosofía como   quisiera/debiera hacerlo y no sabría decir quiénes llevan la delantera en   plantear una visión más o menos significativa en torno a la realidad del país.   En cualquier caso, como él mismo lo reconoce, ambos comparten el propósito de   “empezar a comentar la catástrofe de Chile”. Punto, por lo demás, desde donde   arranca mi lectura aproximativa de Lírica del Edificio 201, el último   libro publicado por Cuevas en mayo del 2007, por la editorial Black &   Vermelho de Buenos Aires, por iniciativa del poeta Cristian De Nápoli y el   artista gráfico Javier Barilaro quien lo ilustró con un simétrico edificio en   blanco y negro, tan parecido a una autopista en alto contraste.
        2. Conversando cierta noche camino de una reunión de Lanzallamas, Cuevas me decía que había dejado de creer en el pueblo:   “El pueblo de Chile no existe. Se acabó todo. Existen los pobres y la clase   media, que son muchos, y está un grupo, que es la gente más rica de este país”.   Coincidimos en decir que el problema es de la extrema riqueza, y no la pobreza,   ahora. “Fíjate que la gente ya no lee, no le interesa la poesía. Mi poesía   cambió. Yo no quiero ser panfletario. Antes le escribía a los trabajadores,   ahora no, todos son empleados. Yo admiro la literatura, no sólo la denuncia.   Estamos viviendo en un sistema malo, que daña al ser humano, y hay que irse por   la subjetividad de la realidad.” La poesía de Pepe claro que cambió. Si sirve la   analogía, si antes su línea de trabajo iba por los perdidos en la multitud   rokhiana, ahora habla de las hordas, de la turba, del piño de flaites, de los   cesantes, de la colas de pago, de los cabros con jockey para atrás: “Es mi   pueblo/ no hay nadie que recuerde nada/ ni hay viejos de la UP/ nada de eso/ no   se meten en política/ las hordas bacán/ se paran los pelos con gel/ van de una   acera a otra/ pulento/ bacán/ terrible bacán/ terrible bacán/ pulento bacán/   terrible bacán.”. Pepe Cuevas le ha dicho, definitivamente, adiós a las   muchedumbres. Y adopta, adapta, desde el lenguaje esa marginalidad del habla y   su visión de la realidad. La suya primero. No la del lumpen o los flaites que denuncia. Es marginal porque como dice Bertoni no está en   el Poder, y se adelanta a dejarlo claro en una carta abierta, una vez que sabe   el 2004 se le está proclamando como posible candidato al Premio nacional de   Literatura:
        “Pero no quiero aparecer como oficial. Soy un marginal. Si alguna   vez me premian desearía que fuera el pueblo, los trabajadores, un premio de mi   generación, etc., nada más. He luchado contra el poder ilegítimo, por mantener y   preservar una vida ética, limpia. Repudio el lobby, lo denuncié. No vivo en   ningún barrio alto, me quedé aquí entre los basurales de Puente Alto. No me meto   con nadie. Nunca he pedido nada, ni cargo, ni prebenda, he ganado becas del   Fondart y Fondo del Libro limpiamente. Vivo de una pensión de exonerado político   porque fui despojado de mi cargo de profesor de filosofía en el Liceo Av. La   Feria, recibo $108.786”.
           
            3. Otro alcance. Una tarde, hablando por teléfono, me   decía que “al Chile actual le hace falta otro golpe. Claro, si alguien me   escuchara diría, mira, Cuevas las hueás que anda diciendo: querer que maten a   tanta gente. Pero es lo único que movería esto cómo estamos. Se uniría la   SOFOFA, los trabajadores, los estudiantes, si las Fuerzas Armadas dan otro   Golpe”. Comparto 100% lo que dice, no por la intervención milica, sino por el   que viniera de verdad un remezón que nos hiciera pensar otra vez desde una   perspectiva real de izquierda. Ser oposición a algo, y no esta nebulosa de   conformidad, cubriendo el disgusto y el malestar enrabiado, de todos los que   soportan estas escenas, primero de la Transición y luego del enriquecimiento   extremo de la Clase Política y Empresarial que, de momentos, tiende a ser lo   mismo. Aguantar por cuánto tiempo más el discurso de la “gobernabilidad”,   amparando incluso otra vez el Terrorismo de Estado. Desde una supuesta   Concertación Democrática que se dedicó a administrar el Sistema. Lo que me hace   volver sobre el adagio, los pueblos tienen el gobierno que se merecen.   Acaso de la misma forma, y tomando un verso suyo, “cada época tiene su poeta”.   En la Lírica del edificio 201 Cuevas demuestra que él es uno de esos.   ¿Cómo salir de estas hilachas de un país aniquilado, la lengua ebria del   ex-Chile?
        Algo que la obra de Cuevas ha enunciado, como el costo natural de   las circunstancias, o el precio de llamarse Chile.  
        En la Lírica del edificio 201 prevalece una visión moderna de la   descomposición urbana y civil. Una destrucción del territorio.   La primera espacial, la segunda individual. Hay una visión   descarnada y sumamente vigente del país en estos versos. Mostrada como un   símbolo, planteada como una metonimia, a partir de una construcción reluciente   (metaforizar la modernidad y estabilidad económica) pero en su degradación. Tomo   el poema on line en Lanzallamas: “Paz Froimovich”, que bien podría   haber aparecido en este libro:
        
          “Si este barrio llegara a ser todo/ Paz-Froimovivh/ no ver nunca más una   casa
            de tejas y balcones/ No ver jamás una ventana con flores/ y cortina
            corrida/ Oh, si esta ciudad llegara a ser toda Paz-Froimovich/ con sus   masas
            informes de concreto seco/ como una cárcel plana/
            Si este País llegara a ser Todo Paz-Froimovich/ ni campos ni árboles/ ni
            ríos/ sino infinitas moles/ fierros llenos de cuadraditos/ nichos chicos/
            ni una mujer bailando en la ventana”
        
        En la Lírica… se plantea revisar un territorio,   dimensionado como texto. A partir de una topografía de la erradicación, sobre lo   que queda fuera de esta superestructura. Al barrio vertical de los   edificios loft, Cuevas opone el barrio horizontal de las calles del   vecindario, las veredas del Santiago viejo, el devenir, del nunca más literal   “ciudadano de a pie”, graficando el acontecer de un pueblo invadido y abierto,   botado, a los suburbios. Entonces, El Pueblo entendido como la noción de grupo   humano dentro de una comunidad primigenia y fundacional de una Sociedad. (Las   bases de un “Proyecto de País”, citando su libro de 1994.) Así, por medio de   fragmentos se intenta (de)mostrar dónde y cómo se agita, apaga, aplaca, allana y   aniquila al sujeto social. Mostrar esa operación de vaciamiento, sistemática e   irreversible de la devastación. O mejor, erradicar la pobreza hacia fuera, hacia   los límites, los extrarradios de la ciudad que no deja verse a sí misma, al   negar su identidad y sentido. Chile, como en la novela 2666 de Bolaño   convertido en un vertedero, en un eriazo de desperdicios, en el Gran Basurero   Sudamericano. El lugar donde se perpetran salvajes crímenes y la impunidad de la   basura sabe sepultarlos. Los materiales surgen desde esa desprotección, en esa   desmoralización, desmotando el significante al progreso de un país pleno de   bienestar; con versos que exponen una ética intervenida, tergiversada, por el   Consumo y su falso esplendor de la Modernidad.
                    El sujeto del ex poeta se autodefine como el “emisario de un país   vencido/ impago/ tartamudo”. Es al revés de lo esperado quien propaga las malas   nuevas. Porque “se metió a hacer profecías que no se cumplieron”. O como lo pone   Pablo Paredes en su presentación al libro: “Aunque no nos confundamos, este   libro no habla de la Mala Suerte, así con mayúsculas, sino de la orquestación   sistemática de arrebatamiento de la suerte a mujeres, niños y ancianos que   tuvieron que dar por terminadas las asociaciones de hombres y que toman sus   pastillas para dormir”.
                    Por sobre el simple discurso enunciativo-descriptivo (propagación   de lo visto) se articula un habla vigente y verosímil, por medio de recursos   lingüísticos ricos y complejos. La figura del ex poeta como sujeto verbal es la   de “un tipo de voluntad férrea que oye el ruido territorial, sabe que el mundo   es un gran texto”.
        Contrario a lo que se discutía en esta misma página, tratando de definir la   llamada Poesía Realista Actual, me atrevo a decir que aquello que Cuevas deja   ver como su realismo sintetiza una temática profundamente universal con   problemas locales. Su poesía es individual, porque ve lo personal como político.   Ya no basta con señalar descriptivamente una situación, un hecho, un estado de   la cuestión o el país de las últimas cosas, pues el acierto se encuentra en el   viraje, en ese giro de conexiones que plantean sus imágenes fracturadas,   cargadas de voces y alusiones testimoniales. Aquí sin grandes montajes   lingüísticos, ni hermetismo ni obliteraciones, el discurso deviene en el habla   de personajes en actitud apostrófica –sentenciosa a veces– y en otras de un   lirismo en crisis que busca llenar el sentido “desesperadamente” desde el   escepticismo, la negación, el nihilismo que le permite explorar el poema: En   lo único que confío es en el mar (“Poema 101”), Andan borrachos   colorados cansados transpirando/ es gente perdida extraviada que le faltan   dientes/ y espalda torcida manchada de mugre/ apestan a vino sus ojos en tinta/   Sus ojos morados para mirar la vida (Poema 10) o en el remate del “Poema   24”: ¿Cómo puede arrastrarse el mundo/ desde la ventana que uno mismo es?      
        A modo de una selección más completa extraigo algunos poemas para   entrar en materia. No repararé en la extensión de mi muestreo (10 páginas de   poemas), porque lo que importa es conocer el trabajo de Cuevas, más allá de mis   impresiones o cercanías, las que espero no incomoden. A lo largo de esta crónica   ensayística ya he citado algunos versos. Mi intención nunca ha sido decir la   última palabra, para sonar más inteligente o más interesante que el aludido. Los   textos sobre textos no deben emular ni pretender estar por sobre la obra   reseñada. Ser un diálogo, sí. Nuevas preguntas, también. Aproximaciones a la   obra, sobre todo. Una lectura posible del instante. Momentos de un momento.   “Atravesar los bosques de la mente”, dice Cuevas. Entrar y salir del libro,   ojalá como el primer lector, lo mismo que el último desocupado, pero atento a la   obra de sus contemporáneos. 
         

 LÍRICA DEL EDIFICIO 201
         
        POEMA 6
        En la micro vienen todos borrachos y hablan borracheras
          se ejerce la locura de echar a andar historias/ muertos/
          sangre al borde de las casas.
          Afuera se debaten hospitales iluminados de la Noche.
                                                                          Llenos de   enfermos.
          Fábulas para engañarse a sí mismos / no al Otro.
          Despliegan sus palacios/ juego de ojos/ voces.
          Son una mierda cada uno y su maldad humana yace
          dentro de sí/
          Aquí en la micro.
         
        
          POEMA 49
        (Yo) nací un día que dios estuvo enfermo
          un día que dios se mejoró
          amanecer hermoso de este mundo. 
          Nací en el pobre Chile 
          Que no sé lo que es.
        A lo lejos se oía una música
          voces de gente que iba por la calle. (Yo) miraba las casas
          desde el balcón/ el río.
          ¡La vida ha sido tan vertiginosa! Las escenas corren.
          Cierto es, que se puede ver el universo en un grano de maíz,  
          la eternidad mirando las grandes cordilleras
                                                                      antes que   amanezca.
          (Yo) andaba siempre por el cielo, fui empleado de oficina
          veía pasar hordas de oficinistas y dependientes como (yo)
          fumando. Nací en el pobre Chile.
          El sangriento Chile/ yo comía pizza y miraba
          tardes enteras el bullir de las calles
          desde mi trabajo.
         
        
          POEMA 23
        los mismos lugares de la patria
          los mismos lugares de la mente
          una familia que se fue
          No es la Naomí, madre de Ginsberg corrupto y puto.
          No, es otra madre sola y flaca
          que no quiere ver a sus hijos
          porque los hijos se van se alejan se casan
          sus presencias no están presentes
          el vino está presente como un río  
          que recorre el corazón del hablante
          lo levanta lo alza
          lo tira al suelo de una playa llena de cadáveres.
          Fiestas donde la voz de los que no tienen voz
          se oye clamar.
          Las fiestas son burbujas instantáneas y punto.
          Se van, se deshacen.
          Todo se deshace en la patria
          menos el cielo, que es lo único que permanece.
          Porque alguna vez estuvieron juntos y ya no lo están
          Existen las estaciones del tren y las cuatro estaciones.
          Ahora vamos por el Invierno de la Vida.
         
        
          POEMA 65 
        Dormir en un barco que flota
          encima del jardín/ lugar desconocido
          Y echarse allí/ a soñar/ tocar con los dedos/
          campos o montes de Chile.
          Que abajo ruede el mundo/ un viento blanco y frío
          en el barco.
          El jardín a la deriva
         
        
          INSTALACIÓN DE UNA VIDA
        Pudiera ser una vida de judío Popeliuscka que luce
          vacía como un palo en la cabeza
          días y más días de pie en el paradero 15 ½ de gentío
          inserto en las trágicas conversaciones de la época nihilista
          multitud que para en los Mall Parabellum
          luce y brilla, pero en los hornos crematorios. 
        Allí cayó Poniachik con bajos ingresos
          “viví situaciones poblacionales con la
            cabeza ardiendo en los ojos vacíos de los pasajeros 
            sus gorras bacanes”
            Es porque tragan y beben televisión, grandes desgracias
            terremotos que cada cual
            vive en su cuerpo/ premios, concursos.
            Se sabe lo que pasa en la vida:
            etapas de Invierno inclemente/ una sensación de ahogo 
            Al atardecer por la calle Marcos Pérez
            hordas de arrastrados que la circundan/
            bacán bacán terrible bacán con sus gorras echadas
            hacia atrás/ el sol les cae inmisericorde/ se siente miedo
            al volver/ que no haya nada/
            Que todos estén trágicamente fallecidos.
         
        
          HOMENAJE A ESTE DÍA 
        Tomo mi café con pan
          miro una camisa, la casa polvorienta
          discuto con mi cónyuge 
          como cada tiempo, cada noche.
          Salgo,
          viajo entre el polvo de la calle inoficiosa
          llego a la ciudad
          llevo un certificado, unos papeles.
          Se oyen cantantes, limosneros, leprosos, tuertos
          cojos, falsos mudos. Me siento en la ventana,
          reparo una mesa pego unos clavos hago todo
          lo que debo hacer en los tugurios
          del Gran Santiago ardiente y llovido,
          mi ánimo no es bueno
          pero sigo caminando
          me duele un pie tengo pena
          pero entro a un edificio  
          discuto
          voy a oír una charla sobre alguien
          que conoció a de Rokha
          regalo un libro tomo cerveza
          tomo vino/ fumo.
          Se hace tarde
          Vuelvo en otro bus
          todos van ebrios/
          voy mirando la luna llena las calles negras/
          todo está en la oscuridad, está vacío
          ladran los perros
          llego a mi cama 
          me acuesto
          Sueño que voy por otra vida.
         
        
          ARTE POÉTICA
        .. . .. .. .. .. (a Bernardo Araya)
        Porque dice que no se preocupen de comprender callejuelas,
          casas, bares en funcionamiento.
          Sino de este rayo de sol que cruza el vaso
          y que los poetas con plata ignoran,
          el olor de los tugurios despreocupación por el día siguiente.
          Sí, los que sobreviven con unos pocos dólares
          o habitan casas de vidrio roto,
          pero que siempre el cielo pasa por allí
          revolotea entre las copas de vino malo,
          siempre.
          El poeta es quien recoge ese plus
          y arma un territorio/ lo lima
          lo limpia/ lo ofrece.
          (Dicen que quizás por el espacio que abrió el Sr. Parra
          las palabras: guagua/ carabinero/ leche pura.)
          Se transita, mas, no por las palabras muertas,  
          rosa de los vientos, ni cartas proletarias.
          Pero falta más/ más aún.
          En esta conversación estas dependencias
          y hoyos negros del que habla consigo mismo.
          La poesía chilena viene de una soberbia paliza real.
         
        
          POEMA 89
        Cada uno se quedó en sí mismo y nada más
          frente al vacío,
          dando por terminadas las asociaciones de hombres
          mujeres/ niños y ancianos.
          El suscrito siempre ha estado allá/ parado
          sobre un desierto/ y no le afecta,
          En su pieza camino a la Cordillera
          oye el zumbido de la noche.
          Toma su pastilla para dormir.
          Se va a su subterráneo.
         
        
          POEMA 21
        Aquí desde esta misma pieza destripada
          corre el mundo/ encima de la mugre y las montañas chilenas.
          Amanece.
          El codo empieza a lamentarse
          a zaherir porque entra frío
          se representa la vida a tumbos.
          Es el viento o el silencio de las calles.
          No murió/ dicen/ pero ¿cómo?
          Si no hay casi destino en esta pieza. 
          Se arregló los dientes por lo menos.
          vergüenza del sí mismo con sus zapatos
          cafés rotos abajo.
          ¿Pero qué se pudo haber perdido desde micros en tinieblas?/
          por la mísera urbe de estos períodos
          acostado sobre una montaña de deshechos
          borracho a la distancia
          y caer como mal árbol
          sobre su cama de madera/ internarse en los sueños
          edificios.
          O con la familia recorrer los campos.
         
        
          PREGUNTA POR LA MUERTE
        Qué tengo que preguntar por la muerte
          que se desplaza como madreselva
          en los edificios gastados
          La Muerte de un país de la muerte
          un recodo
          el término de un itinerario
          un pedazo de mar ¿Dónde?
          Uno que mira el territorio dentro de sí
          conforme a la gran lírica nacional
          Va y se come un estofado en el Matadero
          queda pasado a papas que vienen del sur/ la patagonia
          y se sienta allí
          entre el cruce de la tierra y el oleaje
          donde están los muertos,
          los muertos de sombrero negro
          los muertos con las manos llenas de tinta
          los muertos cobardemente muertos
         
        
          POEMA 45
        Trabajé como un perro durante años
          hablando por autoparlante, desde 
          una oficina, como mecánico de autos.
          La cantidad de dinero que se ganó
          día a día. Toda se esfumó.
          Los muebles ya están gastados, el piso
          lleno de hoyos. Nadie lleva ropa nueva.
          Los malditos buses que no dejan dormir
          Esa es la lucha diaria.
          Sólo que ya no entra lluvia por los techos
          Como en la última temporada.
         
        
          POEMA 123 
        Un alma cariñosa para amar,
          la noche de este Edificio
          revivir la distancia
          esa onda onírica y fotogénica
          de los campos de Buin.
          Y pensar en todo ello
          a cada rato.
         
        
          POEMA 9
        lleno de gente y gentío
          un río de zapatos doblados como pájaros
          loas al vacío chileno
          cada uno lleva su nube
          cada uno lleva su sangre
          gentío, gentío apaleado de un apaleo omitido
          tú quieres hacer presente Todo ese Gran Pasado
          te refriegas en el suelo la mierda la niebla.
          Es como una carta
          que nunca se envió
         
        
          POEMA 19
        La clase alta es lo peor de lo peor/ se ve en los diarios del domingo
          sus grandes hojas que suenan de astaburuagas errázuriz mac guills infantes   lyon
          ¿Quiénes son? ¿quién los conoce?
          ¿Quién oye sus rezos sus intereses su situación su status
          Que la clase baja no debiera desear nunca jamás?.
         
        
          SALMOS: 
        1
          Decíanle que no llorara
            Que dejara dormir
            entre arbustos blancos y campos.
            Que no ensuciara de lágrimas la pieza
        2
          Es un alma irresponsable bajo los árboles
            mano sobre mano. Y beber,
            beberse el cielo que corre se nubla se enfría. 
            El pasado es lo que se conserva.
            Abajo la familia espera
            y la debacle nacional
            o personal.
        3
          Una gran desilusión fue para mí
            verte salir de un stand de ropa usada
            No imaginé nunca esa indignidad de tu parte
            Buscar un vestido impregnado
            de ese olor a fardo cerrado que toman
            las mujeres como tú
            Que gustan de vestir con ropa usada. 
        4
          Por los campos yertos
            se volvió una cruz nacional
            vientos, mares,
            ojos abiertos a la noche incierta.
            Y con lo puesto.
        5
          Dijo que le corría la sangre de los otros
            Que lo llamaran
            por su nombre de pila
            en el Callejón de la Vida
        6
          sigue barco de aguas negras
            sigue arrastrando murallones tarros fotos.
            Es un árbol parado en medio de una casa
            cubierta de alcohol y sucia
            Como de sangre en fiesta. 
        7
          Aquí estamos los padres. Solos.
            Con las ropas heladas de la noche,
            Oye; llámennos, llámennos por teléfono
            por favor, acuérdense de sus hijos lejanos. 
        8
          A las personas que han estado detenidas
            se les nota de inmediato,
            Sus ojos miran en diferentes lugares
            llevan marcas de golpes, quemaduras de cigarro, 
            o cierta sordera, si es que han estado en Villa Grimaldi. 
        11
          Desde esta ventana
            que desfilen chunchules mollejas
            lluvias sobre el brasero humeante.
            Pasen por esta mesa pueblos en libertad absoluta. 
            Que venga un Curicó, Chillán, Pillanlelbún
            Y no esta vida.
        12
          Algún Yo se hunde en la distancia.
            Al otro lado del río luces lejanas espacios infinitos.
            Es un éxtasis el poco de sol que aún queda
            entre la cordillera de todos los días y la inmundicia
            de la No-realidad.
        9
          A la hora en que camiones salen
            a recorrer el Blues Chile aguas negras llenan los ríos.
            Atravesar bosques de la mente
            La hora en que bajan las penas
            a lo largo del ex-Chile. 
         
        
        POEMA 10
        Entrar en un hotel hediondo
          a podrido con una mapuche/ perdidos
          en la locura del deseo y la lucha final,
          presiento que un sueño va a entrar en mí
          voy en una micro conversando, viene gente
          se levanta
          y lo abraza a uno en la Iglesia católica
          rezando por mi patria muerta, la familia 
          una madre que vaga por la vida.
          Por esta post ciudad de los derrotados caídos y olvidados
          seguir seguir junto al Mapocho pensando
          en un programa de Vida
          Desde aquí, se oye la noche
          nidos de monstruos chilenos
          abrazados, entrando al Hotel Chile.
         
        
          POEMA 18 
        En medio de la vida va el cesante por las calles/ buscando iluminarse/ pasan   las hordas/ comunas de agua negra/
          resistencia otra vez. Al presente/
          zapatos chuecos/ alcohol.
          Su pieza está llena de papeles picados sombras viento afuera 
          vistos desde el cielo cotidiano de la población
          El reino de la locura/ gruñen los seres de nuevo cuño
          seres de la inhalación
          no se puede volver atrás está lleno de ruidos/ equipos/ motos
               que vibran e irrumpen
          el rigor de la vida/ barbarie. ¿Qué belleza
          puede ubicarse en todo esto? El devenir de una mujer
          unos zapatos desteñidos
          La noche pasa por el cuarto y lo rodea de silencio.
         
        
          POEMA 73 
        Olas del Mar sobre los pobres de Chile,
          madres de piernas moradas
          sin dientes ni várices son rociadas
          por las olas del infinito
          Los encorvados.
          Pero, el mar sigue, sigue
          con su espuma blanca
          en la negra belleza
          lamiendo la frente de los pobres
          sus celulares, su celulitis
          sus panzas de vino y voces roncas. 
          De noche pasan llevando
          bolsas, helados,
          pasan los ebrios perdidos
          con sus risas cínicas.
          El mar fluye a los pies de ellos los pobres,
          ¿Qué carga un pobre? ¿cielos, azotes, patadas?
        La población se baña allí
          robos cesantías ojos morados
            bofetadas a las mujeres niños ollas.
            Lo cubre el saludo de las olas que el tiempo repite
            los niños se alejan
            por plazas y playas, el sufrir.
            el reír eso es lo que Lava.
            Aquí la Ola que los salpica
         
        
          POEMA 60
        Por amor al divertimento
          subió ascensores, cerros del Gran Santiago y llegó 
          a una azotea/ sita al pie del viento de la ciudad
          pascua y árboles frondosos
          Tres cuadros desvergonzados van a visitar a un afiliado de pie 
          años de años/
          Todo está igual/ el Sr Esparza/ Jonhy Walker
          le siguen Vásquez/ Valenzuela/ parados en el balcón Gabanne/
          todo está igual/
          pero se descubre un algo inverosímil:
          Que tras las azoteas del fondo Banco SudAmeris/ Motors/
          Juventudes Comunistas de Chile que han estado siempre allí:
          Existe un patio desconocido
          lleno de árboles/ mesas/ con botellas/ cebollas y
          amigos de toda una vida que ríen como locos
          chicas que juegan juegos de manos en el sueño
          fastuoso/ para el tipo solitario que delira
          marraquetas huevo duro y escabeche
          Pasan por la noche..
        Se suben faldas/ bufandas/ el Empire State rodeado de nubes/
          Kika  canta/ Soledad/ Judith/ Gloria Celedón de vestido largo/
          hermosas/ beben champaña junto a esa ventana New York New York
          Oh/ La vida es un divertimento.
          En otra mesa de restaurante se grita “Tenemos que ir a Fanaloza  
          Cerrillos Pirquén” y más allá/ Aún tenemos Patria   ciudadanos”/ 
          En el acto de destruir la realidad  Valenzuela ríe de sus propios chistes
          Esparza adjunta notas al margen
          Cid se va a una casa de dos hermanas 
          empezó a cantar canciones pornográficas
        El sueño sigue/ pasa por Quintero/ sin un peso/ un Hotel
          de lujo/ Dag al piano/ el hombre engominado / su perro/
          un mitin del trabajo/ desteñidos como foto.
          Una Gran Fiesta que cruza/ Un barco camino a Chiloé
          Guillermo se abre el marrueco
          y lanza un discurso a la autoridad presente
          le toca el trasero a una dama/
          y arranca por los campos
        Ellas beben gritan hacia el mar/
          hacen el amor al ritmo de las aguas
          un patio entre los árboles lleno de trastos viejos
          Oh, gordo trozstquista del pasado
        Bien:
          Que la noche se los lleve a todos
          juntos por la vida/
          Y reír/ reír de esa terraza/
          ir a buscarlos/ cantar junto a una mesa llena de cerveza.
          Que el sueño no llegue jamás/
                                                        a parte alguna.
         
        
          POEMA FINAL
        Piden que no se les hable más del pasado
          que un artista debe producir novedad.
          Que se cierren nuestras vidas,
          se cierren las horas eternidades
          en que corría sangre de los márgenes ¿Por qué?
          Por prevenir las sombras de un equívoco
        No y No.
          El poema en algún momento puede preservar/ hacer cariño
          echar viento al cadáver de un país.