CANCIONES OFICIALES de José Ángel Cuevas
Por Alejandro Lavquén
El poeta (o ex – poeta, como se autodefine) José Ángel Cuevas, nos presenta su antología Canciones oficiales (Ediciones Universidad Diego Portales, 2009). 197 páginas. Los textos fueron seleccionados de los libros Treinta poemas del ex poeta José Ángel Cuevas (1992), Proyecto de país (1994), Poesía de la comisión liquidadora (1997) y Maxim. Carta a los viejos rockeros (2000). Los poemas inéditos se presentan bajo el título “Estación delirio” y están fechados en 2009.
En el prólogo, breve y preciso, Leonardo Sanhueza acierta plenamente. Dice en una de sus partes: “Cuevas ha construido en estos veinte años una ‘épica de lo que botó la ola’. Sus poemas, sus caóticos poemas de versos como acribillados en la página, no hablan ni pretenden hallar la verdad histórica, sino que realizan un seguimiento de los tentáculos de la postdictadura en la suerte que han corrido los alcohólicos (“pero no esos alcohólicos frívolos/ platudos”), los ‘pobres tipos’, los ganapanes, el lumpen, el red set, los corruptos, los políticos acomodados, los chilenos apolíticos: no el sonido de los palacios ni de las sedes de los partidos políticos, sino el rumor de la calles…”. Respecto al lenguaje, agrega: “Lo coloquial se presenta en la poesía de Cuevas no como un recurso, sino como una esencia”.
En la poesía de José Ángel Cuevas está el Chile vilipendiado y castigado por el proceso de transición. El poeta nos pone frente a los habitantes de un pueblo engañado por las migajas de la esperanza, llámense mall, tarjetas de crédito o alguna oportunidad de acceder al primer mundo. En los libros incluidos en Canciones oficiales nos encontramos con sujetos empobrecidos pero solidarios, con ex revolucionarios fieles a todo lo contrario, con ex militantes que perdieron la fe pero siguen creyendo, con hombres cotidianos de la calle y con apóstatas dañinos incrustados en las poltronas del poder. En estos poemas podemos indagar, sin duda, en la historia del Chile día a día de los últimos veinte años. Cuevas es crítico de lo que la vuelta de la democracia trajo, y que obviamente no era lo esperado, incluso en ocasiones es crítico con él mismo y sus compañeros por no haber hecho más ¿Pero cuánto más habría podido? Por otro lado, expresa todo el potencial de un lenguaje crecido entre callejuelas, bares, barrios antiguos, poblaciones periféricas, donde la mayoría de las veces el futuro es una apuesta en el vacío. Lo caracteriza una ironía que suele ser aplicada, en muchos versos, con singular cariño. Canciones oficiales es un libro para leerlo con atención, sobre todo por el significado histórico popular que en él encontramos. Dice José Ángel Cuevas en dos de sus poemas, que resultan de los más significativos para graficar su estilo y los tiempos que vivimos en nuestro maltratado país:
LOS ÚLTIMOS MUERTOS DE LA PATRIA
¿Qué pasó con el pobre hombre tragado por una alcantarilla?
Y ¿qué con el alma de Hans Pozo/ si se fue al cielo
o revolotea por ahí?
¿Dónde se halla Gladys Marín?/ ¿y Stella Díaz Varín?
Sus gritos en Il Bosco/ los 42 infiernos/ y los tropa
caídos bajo la nieve por culpa de los oficiales?
¿Si entraron al purgatorio herido
o se reintegraron a la materia universal?
Díganme/ díganmelo.
POEMA 69
el llamado transantiago ha modificado profundamente mi vida
me he desordenado/ ya no llego al anochecer
ni me espera la luna en la puerta de mi casa.
Me desorganiza/ todos están en sus lugares
y corren detrás de los vehículos
la ciudad se va deshaciendo
grandes masas de personas desesperadas
están de pie junto a las murallas vacías.