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      Sobre libro de poemas de el filósofo Alvaro Monge.
Por José Ángel Cuevas 
  
  
  
  Conocí a Monge por su   célebre trabajo sobre los campos de Concentración, y la contrariedad fascismo -   neoliberalismo en el Chile actual. Monge es discípulo de Miguel Vicuña,   Pablo Oyarzún, Eduardo Sabrosky y estudioso de la obra de Patricio Marchant. 
  
  Pues bien, ¿qué significa este vuelco en Monge, la publicación del libro de   poemas "Pálida de Hastío" ?   Hablaré sobre él.
  
  Comparo de partida todos   los sujetos poéticos posmodernos configurados en los últimos años de lírica   nacional: el Krikaliov de César Soto que quedó dando vueltas infinitamente en el   espacio mientras la URSS se hacía añicos, al bajar nadie le dijo "gracias   compañero"  sino "buenas tarde señor" o la marginalidad del habla que funciona   en Elvira Hernández, la Manoseada de Sergio Parra o Yanko González (la pata'e   cumbia). Pedazos de sujeto autoflagelado salidos según algunos de Lihn, o quién   sabe de dónde en esta sociedad aniquilada.
  
  Monge ha creado algo muy   interesante; Seres de ensoñación, mujeres de celuloide como Melanie Grifith que   se recupera  del alcohol y las drogas, perdida entre las multitudes de Nueva   York. Una conmovedora belleza en el vivir momentos de amor en cierto plano de lo   sublime, la iluminación profana de Benjamin.
  
  Me resulta agradable entrar en   esta atmósfera poética, una cierta semejanza  con el mundo de Jorge Teillier   en la creación de imágenes de belleza caída, me acuerdo de Kurt Cobain ( hace   años ví en una feria un cartel que decía "Suicídate loco, eso es vivir a   fondo") . Son textos desconsolados, extraños.
  
  En el poema 10 alguien se   enamora para siempre de ese tipo de mujer, esa sed de ansiedad que no se cura   con 20 hora semanales de clínica siquiátrica. 
  El personaje le habla con gran   confianza, como si fuera alguien muy cercano a Melanie, y aunque comprende que   es una película, lo liga a su propia vida. 
  Aparte de Grifith, le habla a John   Casavettes "que camina siempre con la muerte en los tobillos", beber más de la   cuenta, pregunta, ¿si acaso el amor es un torrente?
  
  Y Gaspar Simón que se nos   muere en esta vida.
  
  En Pálida de Hastío algún punto es la perplejidad del   mundo, esconder que "la muerte me enamora". El ir y volver de estas agonías del   corazón, clavado medio a medio de una sensación del Vivir Presente.
  
  En el   poema dedicado a Alhtusser.. "cuando el comunismo llegue... es decir   nunca... el amor será perfecto..."
  
  Me detengo en el poema "la casa en que los   hombres se van a sanar de la vida". 
  Esa casa azul o verde, esperar una   sonrisa de un frasco de Meleril, Litio, Fluoxetina...
  
  Vuelvo a Melanie,   Casavettes, el mismo período. Este libro tiene un gusto a existencia actual,   recuerdo el año 89 Patricio Marchant  en una clase dijo " estos años que vienen   van a ser muy vacíos... o aburridos...
  
  Hay belleza en estas ráfagas   inalcanzables, concuerdo con Marcelo Montecinos cuando me decía "nosotros no   tenemos utopía alguna, queremos la autodestrucción, por eso nos tiramos a   fondo.. cachai"
  
  Pero la Utopía aquí es la construcción de estos poemas,   llenos de vida textual, estas atmósferas fugaces como el transcurrir del mundo.