Quizás venceremos MAXIM (Carta a los viejos rockeros) de José Ángel Cuevas.
Editorial Calabaza del Diablo, Chile, 2000, 65 págs. Por Piero Montebruno
Publicado en Rocinante N°24, octubre 2000
"¿Quién era, quién fue el ciudadano? ¿Quiénes fueron alguna vez los ciudadanos de Chile? CHILE FUE DESTRUIDO por el régimen militar y por la "transición". ¿Cómo murió el ciudadano de Chile? ¿Quién y quiénes mataron a los ciudadanos de Chile? ¿Quiénes mataron el cuerpo de Chile?". Así comienza un volante que fue repartido en un acto público de desafección de la ciudadanía realizado hace un par de años por un grupo de poetas —entre los que se encontraba nuestro autor— en el paseo Ahumada. Desde entonces nadie ha asumido su reposición. Nadie ha intentado siquiera desmentirlos o rebatirlos.
MÁXIM SI EL MAXIM ABRE SUS PUERTAS
Dos epígrafes de Cuevas pueden servirnos para resumir su poética:
1.- A la inmensa mayoría de la población
2.- Quizás venceremos
Entonces tenemos una poesía de mayorías, pero de mayorías derrotadas. Poesía de negaciones, de frustraciones, de deudas impagas, poesía de incredulidades. Poesía de máximos minimalistas. Poesía a partir del 73. Poesía que acusa el golpe, poesía entre golpe y golpeteo, de golpiza y golpeadura, poesía golpeada y golpeadora, poesía de la golpeante conciencia en que desembocó el golpetazo de la asolada golpista.
Parece que a Cuevas le cayó muy mal que alguien le hipotecara su felicidad, que era plural, colectiva y democrática. Parece que el suscrito, como le gusta referirse a sí mismo en los poemas, ha sido testigo del derrumbe de un Chile posible, de la caída de la muerte a una palma de su rostro, de la desaparición de la utopía y de la revolución. Será que esta alternativa temática nace de un imperativo ético o simplemente se cruza perentoriamente como un intento por oponerse a la muerte sistemática e instituida como sistema.
Dónde opera Cuevas. Por qué escribe sobre los cuerpos masacrados, unos cuerpos pintados de la vergüenza humana o sobre la conciencia enferma de los habitantes desafiliados. Sin duda, la de Cuevas es una poesía de psicología social, que asume de manera declarada la impotencia y la incompletitud del ser. Casi un ser o no... y no me acuerdo qué más; un Hamlet con amnesia, un Hamlet trastabillando, ni a él ni a nadie lo dejaron pensar ni reflexionar, los transformaron a todos en lobos o en ovejas, los aniquilaron de frente y de espaldas, los dejaron como espantapájaros, espantahombres, espantatodo, espantosos espantadores del espanto.
La evolución de lo escrito en Cuevas es algo así como el paso de la pintura a la instalación, del discurso plano explorado hasta el hartazgo, desde la tradición de la vanguardia, desde el academicismo de la trinchera, hacia un lenguaje macizo de una poesía multidimensional, construida a base de fragmentos, de bloques. Se rompen las barreras de los géneros y se advierte la conmoción como sensación inmediata de la recepción; es un intento por lograr el supercollage.
Y recuerda, el MAXIM, es algo así como un universo, o por lo menos un mundo, un mundo sórdido donde la Revolución se crucifica, donde el Chile muerto confiesa sus pecados, donde se exudan los crímenes de la dictadura por los cuerpos desnudos de las chicas del show. ¡Que los neones te pierdan, te confisquen el alma y te aparezcas por un minuto ante tu traición y tu despilfarro, mierda, mierda, mierda!
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MAXIM (Carta a los viejos rockeros) de José Ángel Cuevas.
Editorial Calabaza del Diablo, Chile, 2000, 65 págs.
Por Piero Montebruno
Publicado en Rocinante N°24, octubre 2000