La poesía de José Ángel Cuevas —Pepe Cuevas— en su aparecer nítido, persistente y unitario es una poesía política desde el primer hasta el último poemario de esta antología. Este patente rasgo posee, con todo, múltiples formas de modularse, distintos énfasis, facetas que van cambiando según las circunstancias. La "politicidad" de su poesía, ante todo, se manifiesta en su manera de plantear la subjetividad de poeta, la cual existe potente en los versos en la forma de un tono y de una visión —elegiacos, nostálgicos, desesperanzados, tristes, irónicos— pero que también, a veces, se vuelca sobre sí mismo, sobre su propia biografía. Sin embargo, lo esencial es cómo Cuevas, incesantemente, pone al centro de su poetizar a la "polis" misma, al "ciudadano", al "pueblo", a sus luchas más importantes, a sus victorias y derrotas y, entonces, el poeta mismo entra allí no como un testigo externo, sino como un sujeto que desde dentro da cuenta de ese objeto que ama, que no solo representa, sino que incorpora a su poesía, a su decir, porque solo está allí como portavoz de aquel. En el texto esto se advierte, por ejemplo, por el uso de la tercera persona del plural —el nosotros—y también del "uno" como hablantes y, al revés, retira o vela la primera persona —tan propia del lirismo— aunque revistiéndola también de una pertenencia a lo colectivo, a la comunitario y grupal.
En la antología queda claro que este rasgo se correlaciona con su arco biográfico y cubre desde la gestación del gobierno de la Unidad Popular, la revolución que ese gobierno trae al pueblo de Chile, la dictadura y la posdictadura hasta el año 2018. En ese marco temporal, Cuevas insiste, indaga y festeja al gobierno de la Unidad Popular, se hunde en la desesperanza que significó su violenta interrupción, se define como un "exiliado interior" —una categoría importante—, esto es, ese adherente y militante que se quedó aquí durante la dictadura, que sufrió este ostracismo dentro del propio Chile, que alguna manera es el exilio en que vive el pueblo durante esos años y, después del retomo a la democracia, es testigo y acusador de una segunda degradación, quizás tanto o más dolorosa que la primera, ahora protagonizada por aquellos que, por su posición, debían venir a restituir, restablecer y continuar el proceso popular abortado. Es una doble decepción, una doble pena, un doble castigo el que recorre la mirada política a partir de la cual Cuevas construye su poesía, una mirada que percibe en las últimas décadas no un reencuentro, sino una pérdida más profunda que hace transitar a Chile a una entidad desestructurada, fragmentaria, casi irreconocible, que llama "ex-Chile".
El alineamiento político de Cuevas —que es fuerte— no convierte su poetizar, con todo, en un poetizar panfletario, en que prevalezca lo discursivo y catequístico. El lector no puede sino reconocer que en su lenguaje están
operando siempre deslizamientos, desarticulaciones, fracturas, que provienen del mundo popular y político al cual acoge y, a la vez, y de un modo quizás paradójico, les conceden densidad poética a sus versos. Cuevas, sin perjuicio de incorporar directamente modos del habla popular, no hace una mimesis de ella. no escenifica una réplica de la misma, sino que elabora un "idioma literario", en que la hace presente, entre otros componentes, un lenguaje que muestra un abanico de recursos, incluido, por cierto, la influencia de algunos poetas relevantes de la tradición literaria nacional e internacional.
Lo coloquial en estos versos adquiere una modalidad bastante compleja y podría pensarse que es hasta secundario, ya que tras esa cercanía hay una construcción poética cargada de filigranas y limaduras que comprimen los sentidos más que desparramados en un decir que se dona a la primera escucha. Hay, así, en Cuevas una paradoja estructural que hace muy interesante su poesía: la que nace del contraste entre la familiaridad y llaneza de sus referentes y la síntesis cerrada y filosa de su expresión.
Hay acaso en su poética una talentosa apropiación de las vanguardias "imaginistas" de las primeras décadas del siglo pasado, ya que, más que deliberar y discurrir, lo político concurre en sus versos mediante la acuñación muy certera de "imágenes" —mayormente, pero no exclusivamente— visuales a través de las cuales su poesía logra concreción, cuerpo, volumen, territorio, momento, situación. Los poemas de Cuevas adquieren, así, la virtualidad no tan solo propia de un texto, sino de un objeto que golpea, lacera, perturba, remece y contagia en un trabajo que apunta al resguardo de la memoria colectiva, al refugio que la poesía ofrece al pasado frente a las injusticias del olvido.
La antología de José Ángel Cuevas era necesaria, se encuentra impecablemente editada y contribuye al conocimiento de una poesía que merece una constante relectura.
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JOSÉ ÁNGEL CUEVAS SANTIAG0, 1944 Poeta y profesor de Filosofía. Estudió en el instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde junto a otros poetas creó el grupo América y la revista del mismo nombre. Es autor, entre otros libros, de Efectos personales y dominios publicos (1979). Treinta poemas del ex poeta (1992), Proyecto de país (1994), Maquinaria Chile y otras escenas de poesía política (2012) y Poesía de la banda posmo (2019).
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OH, EL GRAN ARREGLO DE BIGOTES
EX-CHILE, José Ángel Cuevas. Ediciones Universidad de Valparaíso, 2021. 384 páginas
Por Pedro Gandolfo
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio. 24 de octubre de 2021