Aliwenmalen, poeta de Nueva Imperial, abre significativamente su poemario con una cita de Juvencio Valle, como ella, imperialino: "Mas no volemos tanto: todavía nos quedan verdades de ver y de tocar en tierra firme". Ahí se sitúa Rebeca Trarupil, en la tensión entre el vuelo y el arraigo, entre las raíces y las alas. Así mismo se nos define también desde su nombre de elección, Aliwenmalen, muchacha árbol en mapuzugun, y desde el título de su primer poemario: "Mujer halcón".
El libro, que se divide en cuatro secciones encabezadas cada una por una cita, comienza con una serie de poemas en los que predomina la añoranza por un amor perdido y el ensueño de su retorno. El vuelo pertenece al pasado irregresable:
De tanto andar, mano con mano Por bosques y ríos, montañas y mares, Las aves volaban con nuestros espíritus Entre nubes.
La siguiente sección se inicia, en cambio, con una reivindicación de lo telúrico desde la voz de Violeta Parra: "Me gusta sentarme en la tierra y sentir que estoy firme y sentir la naturaleza en mí". Ese arraigo, desde el territorio de Lizawe, vuelve también los ojos al cielo:
He buscado en las antiguas canciones, En la estrella del alba, El camino que me lleva a mis ancestros. He seguido el camino hacia el mar y la montaña Cantando en lenguas oníricas Mis plegarias a las estrellas.
Aquí adivinamos también la presencia de las voces mapuche que la autora revela también desde su nombre, Aliwenmalen. La estrella del alba, Wünelfe, la que trae la mañana, es de gran importancia simbólica para la nación mapuche. La búsqueda de sus raíces se expresa con vehemencia:
En la impenetrable maraña de los bosques indómitos Escucho un lenguaje primitivo resonando en el viento ululante Su eco grita fuerte mi nombre
Desde su lugar en el mundo defiende también su voz de mujer, junto a la de tantas que la precedieron y hoy se levantan:
Nos mataron, Para silenciarnos Por décadas Por siglos Pero hoy alzamos fuerte la voz Más fuerte que un chucao Volamos más alto que las águilas Fieras como leonas peleamos Por la memoria
La destrucción de la naturaleza por parte de la especie humana provoca también el pesimismo de la autora que ve cómo nos encaminamos a la extinción, algo que se hizo patente en la pandemia:
La tierra, el mundo y sus seres Se limpiarán Buscarán su curso para sanar. Tuvimos respuestas en nuestra historia. Responsables de la muerte de tantos seres La espiral gira de otra manera. Hoy somos la especie que camina a la extinción.
En la tercera sección se intensifica la presencia de lo mapuche, desde la inclusión de palabras en mapuzugun (cuya traducción al castellano aparece en un glosario al final del libro), algunas de ellas en los títulos de los poemas, lo que les da una relevancia aún mayor. El hecho de que la traducción no aparezca sino al final del poemario nos indica la voluntad de su funcionalización, es decir, que son seña de una voluntad de paulatino aprendizaje, de recuperación de las voces antiguas que se nombraban en poemas anteriores. Esa aspiración, pues, va cumpliéndose, va avanzando hacia la revitalización cultural y lingüística, también identitaria. Buena muestra de esto son los poemas titulados "LEWFU", "A LA MAPU", "NAWEL FVTA", "NEYËN", "WIÑOL TXIPANTÜ", o "PEWMA". A veces, como en "WIÑOL TXIPANTÜ", llegamos a encontrar algunas inserciones de mapuzugun que abarcan versos completos
Otras veces son palabras que reemplazan a las castellanas, porque se prefiere su profunda resonancia en mapuzugun:
El piwke se agita Se sincroniza con la fuerza del tralkan
Esta actitud supone una reivindicación al mismo tiempo que una invitación al aprendizaje de una lengua que fue subalternizada por el Estado Chileno, y que aún hoy espera su justo reconocimiento.
PEWMA Sueño que estoy en la espesura del bosque Cantando junto a mi abuelo Uniéndome en una sola melodía con el susurro del trayen.
Sueño que estoy con mi abuela Escuchando sus cuentos en la voz del viento Llevándome por las nubes Al encuentro con mis ancestros, Donde nuestros ojos Miran hacia un solo destino.
En la última parte del libro se condensa y se intensifica la batalla entre las raíces y las alas:
Y me vuelvo a remontar, entre los escombros, a remontar mi vuelo altanero, soltarme las pihuelas Ver el mundo desde arriba, dejar esta existencia terrenal Y por un instante liberarme de la raíz que me une al árbol.
A veces, vegetal, vuelve a brotar:
Cultivándome Entre agua y clorofila Para volver a germinar Desde el vientre de la tierra, Esta vez Sin separarme de ella.
Y otras veces, nocturna, su tinta es oscura, canta también una pérdida:
La oscuridad se vuelve aliada Para extinguirse Bañándose de estrellas muertas Coronando mi cráneo como armadura Con las manos que una vez fueron alas.
Aliwenmalen, muchacha árbol, Mujer halcón, nos expresa su íntima tensión entre el suelo y el cielo, entre lo material y su disolución, entre su altura de estrella y su hondura de raíz.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com RAIZ Y ESTRELLA
Reseña de "Mujer Halcón", de Aliwenmalen (Rebeca Trarupil)
Pululo ediciones, 2020.
Por Javier Aguirre Ortiz