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RAIZ Y ESTRELLA

Reseña de Mujer Halcón, de Aliwenmalen (Rebeca Trarupil), Pululo ediciones, 2020.

Por Javier Aguirre Ortiz


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Aliwenmalen, poeta de Nueva Imperial, abre significativamente su poemario con una cita de Juvencio Valle, como ella, imperialino: "Mas no volemos tanto: todavía nos quedan verdades de ver y de tocar en tierra firme". Ahí se sitúa Rebeca Trarupil, en la tensión entre el vuelo y el arraigo, entre las raíces y las alas. Así mismo se nos define también desde su nombre de elección, Aliwenmalen, muchacha árbol en mapuzugun, y desde el título de su primer poemario: "Mujer halcón".

El libro, que se divide en cuatro secciones encabezadas cada una por una cita, comienza con una serie de poemas en los que predomina la añoranza por un amor perdido y el ensueño de su retorno. El vuelo pertenece al pasado irregresable:

De tanto andar, mano con mano
Por bosques y ríos, montañas y mares,
Las aves volaban con nuestros espíritus
Entre nubes.

La siguiente sección se inicia, en cambio, con una reivindicación de lo telúrico desde la voz de Violeta Parra: "Me gusta sentarme en la tierra y sentir que estoy firme y sentir la naturaleza en mí". Ese arraigo, desde el territorio de Lizawe, vuelve también los ojos al cielo:

He buscado en las antiguas canciones,
En la estrella del alba,
El camino que me lleva a mis ancestros.
He seguido el camino hacia el mar y la montaña
Cantando en lenguas oníricas
Mis plegarias a las estrellas.

Aquí adivinamos también la presencia de las voces mapuche que la autora revela también desde su nombre, Aliwenmalen. La estrella del alba, Wünelfe, la que trae la mañana, es de gran importancia simbólica para la nación mapuche. La búsqueda de sus raíces se expresa con vehemencia:

En la impenetrable maraña de los bosques indómitos
Escucho un lenguaje primitivo resonando en el viento ululante
Su eco grita fuerte mi nombre

Desde su lugar en el mundo defiende también su voz de mujer, junto a la de tantas que la precedieron y hoy se levantan:

Nos mataron,
Para silenciarnos
Por décadas
Por siglos
Pero hoy alzamos fuerte la voz
Más fuerte que un chucao
Volamos más alto que las águilas
Fieras como leonas peleamos
Por la memoria

La destrucción de la naturaleza por parte de la especie humana provoca también el pesimismo de la autora que ve cómo nos encaminamos a la extinción, algo que se hizo patente en la pandemia:

La tierra, el mundo y sus seres
Se limpiarán
Buscarán su curso para sanar.
Tuvimos respuestas en nuestra historia.
Responsables de la muerte de tantos seres
La espiral gira de otra manera.
Hoy somos la especie que camina a la extinción.

En la tercera sección se intensifica la presencia de lo mapuche, desde la inclusión de palabras en mapuzugun (cuya traducción al castellano aparece en un glosario al final del libro), algunas de ellas en los títulos de los poemas, lo que les da una relevancia aún mayor. El hecho de que la traducción no aparezca sino al final del poemario nos indica la voluntad de su funcionalización, es decir, que son seña de una voluntad de paulatino aprendizaje, de recuperación de las voces antiguas que se nombraban en poemas anteriores. Esa aspiración, pues, va cumpliéndose, va avanzando hacia la revitalización cultural y lingüística, también identitaria. Buena muestra de esto son los poemas titulados "LEWFU", "A LA MAPU", "NAWEL FVTA", "NEYËN", "WIÑOL TXIPANTÜ", o "PEWMA". A veces, como en "WIÑOL TXIPANTÜ", llegamos a encontrar algunas inserciones de mapuzugun que abarcan versos completos

Kümey akun pukem!
Chaltumay Wenu Fucha
Wenu Kushe
Wenu Weche
Wenu Ülcha

Otras veces son palabras que reemplazan a las castellanas, porque se prefiere su profunda resonancia en mapuzugun:

El piwke se agita
Se sincroniza con la fuerza del tralkan

Esta actitud supone una reivindicación al mismo tiempo que una invitación al aprendizaje de una lengua que fue subalternizada por el Estado Chileno, y que aún hoy espera su justo reconocimiento.

PEWMA
Sueño que estoy en la espesura del bosque
Cantando junto a mi abuelo
Uniéndome en una sola melodía con el susurro del trayen.

Sueño que estoy con mi abuela
Escuchando sus cuentos en la voz del viento
Llevándome por las nubes
Al encuentro con mis ancestros,
Donde nuestros ojos
Miran hacia un solo destino.


En la última parte del libro se condensa y se intensifica la batalla entre las raíces y las alas:

Y me vuelvo a remontar, entre los escombros,
a remontar mi vuelo altanero, soltarme las pihuelas
Ver el mundo desde arriba, dejar esta existencia terrenal
Y por un instante liberarme de la raíz que me une al árbol.

A veces, vegetal, vuelve a brotar:

Cultivándome
Entre agua y clorofila
Para volver a germinar
Desde el vientre de la tierra,
Esta vez
Sin separarme de ella.

Y otras veces, nocturna, su tinta es oscura, canta también una pérdida:

La oscuridad se vuelve aliada
Para extinguirse
Bañándose de estrellas muertas
Coronando mi cráneo como armadura
Con las manos que una vez fueron alas.

Aliwenmalen, muchacha árbol, Mujer halcón, nos expresa su íntima tensión entre el suelo y el cielo, entre lo material y su disolución, entre su altura de estrella y su hondura de raíz.

 

 

 

 



 

 

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Reseña de "Mujer Halcón", de Aliwenmalen (Rebeca Trarupil)
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