"La nota curiosa la puso el general Javier Palacios, quien tuvo a cargo el asalto, 17 años atrás, del Palacio de la Moneda. En una entrevista que le realizó el semanario Apsi, Palacios dijo que la muerte de Allende fue “un acto de hombría, valiente”. Calificó al ex presidente como “un gallo de pelea” que cumplió con su deber y aseguró que "eso no lo puede dudar nadie".
Otro dramático relato que se conoció ayer fue el de la muerte del sacerdote Joan Alsina. Según declaró un ayudante del coronel Mario Caravaz, Alsina, uno de los cinco sacerdotes asesinados por la dictadura, trabajaba en el hospital San Juan de Dios cuando fue detenido por los soldados, días después del golpe. Fue acusado de "peligroso" por otro sacerdote, el capellán de la Segunda División de Ejército Felipe Gutiérrez (luego gran colaborador de Álvaro Corbalán en la persecución a la Iglesia Católica chilena), fue llevado al borde del río Mapocho y directamente fusilado.
"Al llegar al puente Bulnes, mi capitán frenó, yo, como lo hacia con cada uno de los que fusilaba, me bajé, saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos, pero Juan me dijo: "Por favor no me pongas la venda, mátame de frente porque quiero verte para darte el perdón". Fue muy rápido. Recuerdo que levanto su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón y movió los labios como si estuviera rezando y dijo: "Padre, perdónalos..." yo le dispare la ráfaga y cayo al tiro. Quería dispararle con la pistola pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido. El impacto fue tan fuerte que volteo su cuerpo y prácticamente cayó solo al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito nomás. Otros, a veces caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al rió. Eran las 10 de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca jamás".
Apenas un año después, su padre, don José Alsina escribió una carta, realmente impresionante, perdonando al autor o los autores de la muerte de Juan, que dice en lo medular:
Juan, hace aproximadamente nueve meses que no recibo noticias tuyas. No sé si te has olvidado de escribirnos. Hoy en la vigilia de tu santo, tu padre te escribe desde abajo. Hace 32 años, un 28 de Abril, en medio de lluvias torrenciales apareciste en la macía de Castelló d'Empuries. A los 4 años ingresaste al Colegio de las Carmelitas que tanto te recuerdan. Tres años después, o sea a los siete años, pasaste al Colegio Nacional donde tuviste tantos éxitos y tantos amigos... A los 11 me pediste ingresar al seminario de Girona. Cuando tenias 18 años me pediste ingresar al Seminario Hispano Americano de Madrid para ir a misiones. Siempre me decías que tenias tu trabajo en tierras lejanas y que a tus padres les quedaban Miguel y Maria, tus hermanos. El 12 de Septiembre de 1965 te ordenaron sacerdote y fuiste destinado a Malgrat donde también dejaste muchos amigos. Y en Enero de 1968 te fuiste a Chile como misionero. Pasamos cuatro años sin verte y recuerdo muy bien aquel atardecer del mes de Enero cuando llegaste y pasaste en casa dos meses de vacaciones. Después volviste a Chile diciéndonos que pasarías dos o tres años mas allí y que después volverías... Recuerdo bien que decías que en Chile tenias muchos amigos ¡ya lo creo! Y que te querían de veras. ¡Y esto lo han demostrado porque quisieron que te quedaras con ellos para siempre! Yo quisiera saber quien es ese amigo y tener su dirección... no para vengarme de él, sino para perdonarlo y mandarle mi indulto para que no viva con remordimiento, porque de muy joven me enseñaron a perdonar y aun no lo he olvidado. Y tu Juan, desde arriba, donde descansas, perdónalos también, como perdono Jesucristo a sus discípulos y a toda la humanidad.
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"Por favor no me pongas la venda, mátame de frente
porque quiero verte para darte el perdón"
