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Jorge Álvarez T.
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“el vaciadero poesía”, Ediciones Caronte. Diciembre 2015
“A veces, cuando estoy dormido, duermo": el símbolo Jorge Álvarez T.*
Por Víctor Rojas Farías*
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“¿Qué hago en estos lugares, tan ajeno”
Entre nuestros artistas existe una figura que –con diversas actualizaciones- se presenta desde que existen registros. Precisamente el primer poeta que llegó a Chile corresponde a esa tipología: tocaba el clarín para Pedro de Valdivia y -luego de embriagarse en la primera gran curadera de Chile, la “cena de Valparaíso”- cantó la primera canción de la cual hay registro en nuestro país (“cata el lobo do viene”) y –tras creerse estafado y robado en un pésimo negocio- se transformó en el primer suicida. El personaje recibió diversas denominaciones y tuvo diversas actualizaciones (entre ellas el hombre que –cuando le contestaron por su ocupación- contestó “Mi oficio es andar andando”) hasta que Rubén Darío lo prestigió en nuestro medio con el recurso del ejemplo: Rubén vivía en la precariedad, andaba recitando ebrio en los bares marineros, no trabajaba en nada formal aunque lo contrataran para ello, y era un genio. Un reconocido genio. Y su triunfo fue un triunfo colectivo: después de él el arte rimaba más con los bares que con los salones particulares de clase ilustrada.
Para entonces el nombre de ese ser ya no era calavera sino bohemio, con leve matiz distintivo: aquel artista que en comportamiento y conversación evade la vida cotidiana en un ambiente de etilos y estilos. El concepto se actualizó perfecto en un poeta que retornó, al comenzar los años 90, de Buenos Aires, Argentina, con la condición resaltante de haber vivido en adelantadas casas ocupa –que acá no eran comunes-, haber escrito poemas underground y hecho perfomances con grandes nombres: Jorge Álvarez. Reunía también características de otro ser intemporal: el poeta maldito, aquel que –signado el concepto por Rimbaud o Villon- es capaz de guiarse por valores otros, vive al margen del bien y del mal, y de la economía. Jorge coincidía. Se le veía de noche, siempre como organizador/participante de múltiples lecturas o actos en los bares, o vendiendo unos curiosos libritos empastados –precursores también- que armaba él mismo, pertenecientes a su propia colección: El Vaciadero Poesía.
Los libros El Vaciadero son textos con elementos ajenos a las estéticas “vigentes” en ese momento, en que el péndulo daba otra vuelta: salíamos del mundo de las peñas o los actos en que la palabra estuvo confinada y se valoraban las “publicaciones” en editoriales, producidas por personas más o menos cercanas estética o políticamente a un mundo más oficial y visible, resultado natural del oscurantismo y hasta persecución que –por ejemplo- había originado la poesía de escenarios, en que la obra literaria era concebida con música o cuadros teatrales para ser presentada en peñas o actos. Y luego arrancar.
Ajeno a todo andaba Álvarez, protagonizando además sus perfomances, que siempre tenían elementos de provocación. (En una, fingía dispararse con la mano a modo de suicidio y caía desde la silla, golpeándose fuertemente. Repetía la escena, con más fuerza. El público al principio indiferente se iba conmocionando cada vez más al presenciar tamaña golpiza, que terminaba con el artista que se paraba y decía “gracias”). Sus textos, reacios a ser memorizados, de difícil comprensión en algunos lineados, dispuestos en tiradas grandes, a veces en verso alternado con prosa, a veces en prosa alternaba con verso, con extrañas mezclas rítmicas y piruetas del pensamiento, que eligen palabras vinculadas al campo semántico de la desintegración y del mirar, adscritas en pasajes al minimalismo, en otros al concretismo, constituían un producto estético en que se meditaba sobre el oficio de escribir, sobre el rol de la mirada, y hablaba de desesperanza, de amores sin amor a través de los motivos aparentes de los bares, de las calles sucias, de las camas desarmadas. No obtuvieron grandes críticas: ni escritas ni orales. Y, sin embargo, al releerlos hoy se advierte que no han sufrido la magulladura del tiempo (que ha afectado a tantos) y –además de poder examinarse vinculadas a un periodo- ostentan ese valor individual que las hace obras que presentan diversas oportunidades de estudio e interpretación.
Los textos que se presentan en “el vaciadero poesía” son los siguientes:
X-Q Publicado en revista Libertad 250 (Sech. Filial Viña), estos versos pueden leerse como un diálogo entre ideas que se contraponen, tituladas con letras de alfabeto: se expone una postura, luego la diversa y finalmente hay discordia o concordia. Ennio Moltedo, riguroso editor de la revista, dijo en su oportunidad que X-Q representaba una obra con carencia de anécdota y despojo de recursos que, por ese sólo hecho, se constituía en un hecho estético interesante. “Lo visto y la mirada no es lo mismo” comienza el texto, y ese punto de reflexión (el parecer y el no ser del ser) persigue la estética del autor hasta el final: la última imagen evocada en Poema Inédito, es –como corolario- la “apariencia del espacio que habito, otro lugar deseado”
Textos para el Tom Lupo Show. Textos compuestos para su presentación en un programa de radio, en momentos en que el autor realizaba actuaciones o perfomances, estos poemas pueden ser leídos en forma fragmentaria o suelta aunque admiten la lectura unitaria como una aventura en que el hablante se compromete y descompromete con un afán (amor o idea, según se interprete). Los Tom Lupo se recubren con características de aquellos textos para ser presentados en medios no escritos, la poesía de escenarios. Versos unificados por la presencia de un fuerte autoexamen de circunstancias implacenteras que encuentran justificación en la escritura ( “Es terrible la espera en los bares/hay una libreta amarilla en la mesa/ la mesa llena de acción/ este puro ámbito de mesa”).
Conflicto entre poetas. Texto breve que representa las obsesiones y afanes del autor, que sigue los motivos aparentes de Tom Lupo y X-Q. Presentado con el subtítulo de “fragmentos hallados en casa abandonada” alterna comienzos o explicaciones en prosa en cursiva con versos sin nombre pero con función asignada según el orden. Son “impresiones” interiores, como los fragmentos paisajísticos que producía Federico Gana, por ejemplo, en una mecánica de diálogos y contraposiciones cercanos a un tipo de composición parriana. La malditez que venía perfilándose en Tom Lupo alcanza pasajes líricos y aparece el tema del sexo como descanso y el amor como escape a la otredad.
Otros poemas. Estos poemas -titulados, por primera vez en la obra del autor- nos presentan variaciones de textos de Conflicto y Tom Lupo: se explicitan –por ejemplo- algunas perfomances (en Perfomances), algunos puntos de decodificación del mundo o de enunciación (en Mezcal) y pareceres sobre el oficio (en Lo Cotidiano o Textual)
Libro inédito. De una curiosa forma hecha de ideas desarrolladas y divididas en versos pareados, en que el primero va en minúscula y el segundo en mayúscula, que presentan un conflicto o una afirmación entre sí, en donde la primera afirmación proporciona elementos que serán sellados con el segundo verso, que generalmente es un aforismo que podría tener valor autónomo. Libro inédito es un ejercicio de estilo que presenta la consolidación de los recursos que venían perfilándose en los textos anteriores. La voz reconocible en forma y fondo de Jorge Álvarez.
Posteriormente el autor abandonó al arquetipo bohemio, o al revés, y sin duda sus temas aparentes serán otros, pero los hilos ductores a nivel de forma y fondo seguirán conduciéndolo. Serie El Vaciadero –por las circunstancias antedichas- es un texto que no podemos ignorar.
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*Jorge Álvarez T. Valparaíso, 1960. Poeta, Editor. El año 1984 viaja a Buenos Aires Argentina, estudia teatro, participa de la Comunidad teatral TAIET, y se incorpora al under bonaerense como poeta y performance. Desde su regreso al país en el año 1992 es un reconocido Activista Cultural. Trabaja en Valparaíso organizando Lecturas, Dirigiendo distintas Revistas Culturales, Agendas; Dirige, realiza Performance en bares, discotecas, centros culturales. El año 2002 cambia residencia y va a vivir al Valle de Elqui, Cordillera de Los Andes, en donde aprende y practica distintas técnicas de Meditación, ligado a la comunidad Agni Hotra en Cochihuaz. El año 2005 comienza sus viajes a Santiago para promocionar su poesía, desde el año 2013 mantiene residencia en Santiago y la zona rural de Quilpué, V región. Ha publicado QX, Revista Libertad 250; Textos Para el Tom Lupo Show, Serie el Vaciadero Poesía, Conflicto deja libro Inédito y Otros Poemas, Serie el Vaciadero Poesía; Poemas Metafísicos, Colección Cuadernos de Poesía; El Objeto y La Invención de la Hoja en Blanco. Serie El Vaciadero Poesía; Escribe Críticas para revistas digitales, conocido en circuitos de Valparaíso y Santiago por su venta personalizada de libros de poesía.
*Víctor Rojas Farías es Poeta, Investigador, Cronista. Ha Publicado “Escenas de la Vida Bohemia”, Gore Valparaíso. “La gran Enciclopedia del Mar”, Cruz del Sur. “Tango Cero Dos”, Trombo Azul. Etc.
Ha dirigido diversas investigaciones etnográficas y antropológicas cuyos resultados son los documentales “Ma Pacha Mama”(TVI), “La Memoria Encantada”(TVI), y libros ”Relatos Orales del Cordón La Campana y su Niño Dios en las Palmas”, “Valparaíso, el mito y sus Leyendas”, etc. Profesor de Castellano, Magister en Literatura Hispánica, ha trabajado como cronista en diversos diarios del país.