J. A. Mazzotti
y el oscuro resplandor de la poesía
Por Miguel Ángel Zapata
Publicado en "Moradas de la Voz". Notas sobre la poesía hispanoamericana contemporánea.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, 2002.
La nueva poesía peruana continúa con la alteridad y transgresión que iniciaran sus maestros a partir de la década del cincuenta: Javier Sologuren, Pablo Guevara y Blanca Varela. Luego del modelo radical de Carlos Germán Belli la poesía peruana encuentra su eje transformativo en las voces de Antonio Cisneros, Luis Hernández, Rodolfo Hinostroza, Marco Martos, Arturo Corcuera y Mirko Lauer. Después de estos poetas la poesía peruana va a tomar otros rumbos y aún vivimos el efecto de su radicalidad. Para huir de la radicalidad de un modelo poético hay que contraponerlo a través de una sólida oposición formal, sin olvidar de captar que "forma es fondo" como dijera Díaz Mirón. Todos los poetas que tratan de oponerse a un modelo radical sin una oposición centrada acaban por ser meros imitadores o maestros de la nada. Nadie puede escapar de la tradición de la lengua ni de la irradiación del universo. De lo que se trata es de continuar imprimiendo un nuevo aire en las frondas de la lengua. Cosa difícil, claro está, pero no imposible.
Luego de Poemas no recogidos en libro (Lima, 1981) y Fierro curvo (Lima, 1985) ciertamente libros de aprendizaje, los poemarios de José A. Mazzotti han venido apareciendo en los Estados Unidos, en ediciones artesanales de corto tiraje. Tal es el caso de Castillo de popa (1988), y El libro de las auroras boreales (1994), publicados en Princeton, New Jersey y Amherst, Massachusetts, respectivamente. Su libro Señora de la noche (1997) ha sido publicado por la editorial mexicana El Tucán de Virginia. La búsqueda formal consolidada con aciertos fundamentales a partir de Castillo de popa encuentra su despegue en estos poemas que mezclan su registro en la saludable dispersión. Se trata de una dispersión que circula en dos direcciones: una vital que se aglutina con signos culteranos y otra que se escurre por la página con elementos de la cotidianidad. El aporte de Mazzotti consiste en una transgresión de la ironía usada en décadas anteriores, pero retomando el humor y el deporte en un contexto donde la correspondencia se disemina. En ese límite funciona bien la analogía de la disonancia. Los nuevos poetas peruanos están incrementando el sentido de la exploración con sus distintas tunantes. Ya no se trata sólo de contar una historia movidos por algún acontecimiento histórico feliz o infeliz, sino de huir de la abstracción que nos ha tocado vivir a fines de siglo mediados por el hervor de una lengua renovada. De esa manera se vuelve nuevamente a la práctica de formas clásicas, al poema espacial, al principio del efecto poético y al poema en prosa. Es que la señal de novedad no viene sólo de Mallarmé o de Pound sino también de Baudelaire, Darío, Huidobro, Vallejo, Rilke, Max Jacob y Pierre Reverdy.
En Señora de la noche se busca y encuentra un lenguaje que dialoga con registros tanto cultos como coloquiales. Obviamente, aquí no se trata de navegar por una sola corriente, aquella del engaño silábico de la retórica vacía o exageradamente artificiosa. Aquí de lo que se trata es de recuperar, y se logra recuperar la tradición del aire controlado en medio de una vegetación postmoderna que se cristaliza con el trazo preciso y certero del lenguaje. La voz se estira como los pliegues de una vara elástica que recrea cada metáfora por lo general oscura. Pero no se confunda el lector: esto no es poesía barroca que deviene de la construcción y destrucción del lenguaje o de la exagerada caprichosa acumulación de palabras sin sentido, sino de la reconstrucción irónica de la vida frente a la forma que su lenguaje exige. La demolición del lenguaje se presenta en medio del humor insano de la noche, y sugiere una fisonomía nueva modelada por el deporte.
El fondo de estos poemas configura elementos nuevos en comparación con sus libros anteriores: por un lado la presencia de un diálogo con una tradición andina que viaja de adentro hacia afuera para reencontrarse con el zorro y la luna. La primera línea traza y relaciona la anatomía del cuerpo con la palabra que se estira. En este libro el papel es el gimnasio de la palabra, palabra redonda que aletea la cuchilla de la letra: "Pienso en el escándalo de miel de los crepúsculos/cuando al estruendo mudo se le acerca/un oscuro resplandor que se dilata/como un faro de tren en la mañana./De ese ruido y de esa luz están hechos los astros/cuando se miran, se poseen/ y Acuario cede paso al Pez/que nada en las esferas/como un poeta en su casa". (p. 46).
De Señora de la noche (1998)
TRIUNFO DE ASTREA
He clamado ante la puerta más alta de la Nebulosa que no me agite el paso
y ante los arrecifes que se empequeñezcan
y ante la desembocadura de los Cuatro Ríos que se extienda como una piel
con el rumor de tus labios
abriéndose en el Universo con las mismas estrellas
dispuestas a bucear el Mar de Arriba
o el de Abajo,
Mama Killa:
reconoce a tu hermano de brillantes cabellos, acaríciale
los testos con la delicadeza de tus niñas
súbitamente envueltas en un enjambre de querubines, muérdele los rizos
lentamente, y yergue el firme tallo ante los requerimientos
de la flor.
Yo soy esa flor que te contempla
desde su cumbre, a mí me corresponde
el incendio de las mañanas, la ventisca
que arroja el polvo a tus plantas como un domador de pumas,
yo soy de la tierra de los bardos más antiguos
y he andado por los últimos caminos en busca de tu rastro.
Ahora te he encontrado.
Como un cazador cansado me acojo a la voluntad
de los elementos, dejando que la esfera gire y traiga nuevamente el resplandor
de tus pómulos de plata, tus incrustaciones
de esmeralda, tus yemas argentinas, Diosa de los Equilibrios Naturales.
Y he clamado ante las torres puntiagudas que te toquen
las plantas de los pies
y que anochezca.
UNA INMENSA FLOR DE BELLADONA
Deja querida que estos versos se los lleven los vientos. Correrán
de boca en boca. Tendrán sus reportajes especiales. El deseo es una joya cuyo precio es muy alto. Los mercaderes nos miran con envidia y desdén. Los centuriones mascan hierba en el Palacio. Y en el pueblo un susurro ha invadido los templos, ha adquirido los sonidos de las rocas al raspar la cabellera.
Poco es lo que sabemos de esta especie humana.
Poco lo que esperamos de ella también. Tenemos a la vista los campos enhiestos. La luna se acuesta con nosotros y en nosotros se estrellan los arándanos. Qué importa que nos destinen a las cumbres. A los matorrales.
Allí te conocí después de todo. Allí hemos de elevarnos sobre el mundo.
Y al borde de besar los dardos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . esta cueva regarán con sus labios juntamente una inmensa Flor de Belladona.
LA MISMA ELOCUENTE BAHÍA
Sobre esta playa te cito sin permiso
e interpreto tus palabras recogidas en el sueño como olas que se juntan en las piedras, haciendo correr los cangrejos de mis manos en tu hierba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . En ese bamboleo
de sílabas que chasquean, de babas que se estrechan sube un olor profundo que marea, una visión del horizonte ardiendo como el barco que se aleja de la tierra
para mirarla extensa: en sus puntas se aprecian los pies del cielo en forma de nubes enroscadas; en sus palmas las hojas tararean poemas a los astros.
Y el mar deja pasar las horas por el filtro
de sus escamas, deshaciéndolas como al principio, cuando todos unidos compartíamos la misma elocuente bahía donde ahora . . . . . . . . . . . . . . . me hundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .para buscarte.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com
J.A. Mazzotti
y el oscuro resplandor de la poesía
Por Miguel Ángel Zapata
Publicado en "Moradas de la Voz". Notas sobre la poesía hispanoamericana contemporánea.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Lima, 2002.