Nace una ópera sobre la ópera:
"La Diva", en homenaje a María Callas Por Juan Antonio Muñoz Publicado en Artes y Letras de El Mercurio. 31 de enero de 2021
20 años demoró el compositor español Alberto Roque Santana en componer esta partitura que cuenta con libreto de la soprano húngara Sylvia Sass. Fue terminada en octubre de 2020 y hasta ahora solo el círculo cercano de ambos artistas sabía de su existencia.
Los aficionados a la ópera tienen un nuevo título que conocer, y tal vez, que adorar. Género que avanza por la historia desde fines del siglo XVI, la ópera convoca música, canto, poesía, teatro y artes visuales, y suma a eso la experiencia del público y de quienes la interpretan. Todos esos elementos están reunidos en esta nueva partitura, concebida como un homenaje a la soprano griega Maria Callas, lo que de partida llama poderosamente la atención. Se suma a ello que el texto lo escribe Sylvia Sass, quien conoció a Callas en París, gracias a las gestiones hechas por Leonard Bernstein.
"Como cantante lírica, viví en el ambiente del teatro, escudriñando de cerca este mundo mágico que a veces puede adquirir tonalidades trágicas", comenta Sylvia Sass desde Budapest. "Tuve la fortuna y el privilegio de conocer personalmente a Maria Callas: nuestro encuentro tuvo lugar en París en su apartamento, cuando hacía tiempo que ella había dejado el escenario. Admiro su arte, único e irrepetible. Ella revolucionó la interpretación, por lo que la creación de sus personajes todavía hoy puede considerarse moderna. La trama de la ópera 'La Diva' es una historia que le puede ocurrir a todos los grandes artistas. Por eso creé un personaje que revelara su fragilidad y también su grandeza: es esta sensibilidad superior, casi excesiva, la que permite crear roles como Medea y Norma. No quise que la trama de la ópera se limitara a contar la historia de su vida, sino que el personaje de María se convirtiera en una figura simbólica, una heroína del teatro como Adriana Lecouvreur. El entorno del teatro está envuelto en un gran misterio: hay focos y aplausos, pero también está la otra cara, oscura y secreta, donde se esconden muchos celos y al mismo tiempo grandes sacrificios, pero todos al servicio de este arte sublime llamado 'óperas'".
Para elaborar la partitura, Sylvia Saas escogió al compositor tinerfeño Alberto Roque Santana: "Buscaba a quien fuera capaz de encontrar la clave musical para representar el alma compleja de la protagonista, demostrar su grandeza, su devoción al arte, su fragilidad y su trágico final. Conocía algunas composiciones vocales e instrumentales de Alberto, quien es español pero que vive en Budapest, y le sugerí leer el libreto. Estaba consciente de la diversidad de expresiones, colores y personajes necesarios para este trabajo; y también sabía que habría un clímax, una escena final, con la protagonista y el coro, que requería de mucha agilidad en el ritmo. Estaba convencida de que él sería el compositor ideal para dar vida a 'La Diva'.
La obra de Santana (La Laguna, Tenerife, 1961) está escrita para gran orquesta y coro, consta de 8 escenas en dos actos y tiene una duración de dos horas y media. Son seis personajes: Maria (soprano dramática), Romano (su novio, que la abandona por otra, tenor),
Annetta (su camarera, mezzosoprano), el Director (un viejo amigo de Maria, barítono), Barnaba (temido crítico de ópera, bajo-barítono) y Floria (joven cantante que visita a Maria, soprano). Como se ve, hay referencias a la vida de Callas, pero también al mundo de la ópera: Romano se identifica con Aristoteles Onassis, que la abandonó por Jacqueline Kennedy; Barnaba es el nombre del malvado personaje de "La Gioconda", ópera que Callas cantó con gran éxito; el Director podría ser Leonard Bernstein, y Floria es el nombre de la protagonista de "Tosca" (Puccini), que tanto Callas como Sass cantaron innumerables veces.
"Está escrita enteramente con notación tradicional. No he incluido ningún instrumento ajeno a la orquesta sinfónica convencional, y tampoco uso electroacústica en mis obras", dice el compositor Alberto Roque Santana.
—¿El personaje de Maria Callas surge de manera clara o es una alusión más bien a lo que ella significó y sufrió?
—"Aunque en un principio esa era la idea, el personaje de María Callas surge de manera inevitable. Especialmente porque hay una escena en la ópera, en la que se muestra el encuentro de una jovencísima Sylvia Sass (Floria) y Leonard Bernstein (el Director) con Maria Callas en el apartamento de esta última en París, en 1976".
"Caí sumergido en un mar de dudas"
—El mundo de los músicos contemporáneos suele aborrecer lo que suene a "línea vocal", melodía, etc... En sus trabajos, la melodía existe y también es claro que le apasionan las polirritmias. ¿Hay melodía en "La Diva"?
—"En Europa la melodía fue evitada, condenada y aborrecida por muchos compositores durante varios decenios. Su uso era casi un pecado capital. Hoy día se vuelve a ella, aunque con cautela. Efectivamente, sí uso la melodía. Y también polirritmias en determinados pasajes de la obra, como usted bien apunta".
—Usted ha trabajado antes con textos de Quevedo, Lorca, Verlaine, Bollo, Pessoa... Y ahora con uno de Sylvia Sass. ¿Cuál cree que es la mayor riqueza del libreto que ella escribió?
—"Su nobleza, sin duda. La devoción, cariño, comprensión y respeto que refleja hacia la memoria de María Callas en sus dos facetas la artística y especialmente la humana. He de mencionar aquí que, junto a Sylvia Sass, han colaborado otras dos personas en la elaboración del libreto, y que realizaron un trabajo espléndido: el escritor húngaro Mihály Kal Pintér, y el traductor Leonardo Boldrini, autor de la versión italiana que yo he usado".
—Ya en el año 2000 usted estaba componiendo esta ópera. ¿Cómo fue el proceso?
—"Sí, me llevó unos veinte años componer 'La Diva'. Fue un largo proceso. Pero esto no quiere decir que estuviese veinte años dedicado a ella exclusivamente. En este
período seguí dirigiendo, grabando, viajando... Compuse otra ópera —también en dos actos, "Maria Liberata"—, un oratorio, varios conciertos para instrumento solista y orquesta, un ciclo completo de 26 canciones para voz y piano, numerosas obras corales y mucha música de cámara: dúos, tríos, cuartetos... Cuando me enfrenté a este reto que me propuso Sylvia Sass, caí sumergido en un mar de dudas de todo tipo. Nunca antes había escrito una ópera. Era una responsabilidad muy grande porque por un lado estaba Sylvia, no solo una maravillosa cantante sino además un músico extraordinario, y por otro, se trataba de dar vida en el escenario y homenajear nada menos que a la memoria de María Callas, con el tremendo peso que eso conlleva".
"Pasé por un primer período de unos dos años sin escribir nada, un período en el que simplemente estudiaba a fondo el libreto, analizando cada personaje e imaginando, visualizando mentalmente la escena. Así, hasta que sentí el momento de escribir aquellos primeros compases. En realidad, en ese momento ya la tenía prácticamente toda en la cabeza".
"Creo en el derecho del público a elegir"
—En sus inicios, usted tuvo gran cercanía con Leonard Bernstein y con sir Georg Solti. ¿De qué manera le marcaron?
—"Imagino que de la misma forma que marcaría a un joven pintor sentarse junto a Picasso y aprender de su discurso, de su trabajo. Son experiencias tan enriquecedoras, que las atesoras de por vida".
—Alguna vez me dijo usted que se aprendía más en un ensayo con Solti que durante cinco años en cualquier conservatorio.
—"Es cierto: ante todo, respeto riguroso y absoluto a la partitura y a la intención del compositor. Aquí el Primer Mandamiento. Cómo articular un ensayo, cómo construir una frase musical, cómo mantener el tempo, cómo trabajar con solistas y cantantes... Y luego, aspectos técnicos de la dirección de orquesta, desde conseguir que todos los instrumentos entren juntos en un mismo acorde, con absoluta precisión, hasta equilibrio sonoro de las secciones, la intensidad, cómo mantener la tensión, cómo trabajar las secciones rítmicas de la partitura o cómo trabajar el acompañamiento de un tema, de una melodía".
"Era impresionante comprobar cómo mantenía la absoluta concentración de toda una orquesta de 80-90 instrumentistas durante un ensayo de tres horas con una intensidad y profundidad inauditas y con aquella energía inagotable. Los tenía a todos en un puño, apenas se atrevían a respirar. Y siempre tratándolos con absoluto respeto, eso sí".
—¿Qué sucede con el público y la música creada hoy? Porque sigue existiendo una gran brecha entre los creadores y el público. ¿De quién es la responsabilidad, a su juicio?
—"En mi opinión, en los últimos 40-50 años, el público se ha sentido —en general— incómodo con las obras catalogadas como 'contemporáneas'. Se ha visto saturado con anti-músicas: obras vacías que pretendían una impresión pseudo-intelectual, o que abrazaban la antinaturalidad y la antibelleza como único objetivo, posiblemente intentando provocar el 'shock' inmediato en la audiencia. Obras, en opinión del público, sin pies ni cabeza, malas, hirientes, malsonantes, irritantes, cuando no excesivamente largas y terriblemente aburridas".
"Creo firmemente en el derecho de los compositores a escribir libremente lo que deseen, y de la misma manera, creo en el derecho del público a elegir. Y parece que el público, en general, ha manifestado su elección a lo largo de estos años. Aprovecho para señalar aquí que, en las artes en general, como todos sabemos, muchos artistas o pseudo-artistas, se han instalado cómodamente tras la etiqueta de 'contemporaneidad' aprovechando el tirón del 'hoy día, todo vale'. Me viene a la mente aquella anécdota de 2011 ocurrida en la Tate Britain de Londres. Exhibían en una de sus salas una obra de arte del ya fallecido artista alemán Gustav Metzger, que consistía en una gran bolsa de basura llena de papeles usados y cartones. A la mañana siguiente llegó la señora de la limpieza, la agarró y la tiró a la basura".
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"La Diva", en homenaje a María Callas
Por Juan Antonio Muñoz
Publicado en Artes y Letras de El Mercurio. 31 de enero de 2021