El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.
Simone de Beauvoir
«¡Hasta que la muerte nos separe!», repitió, lenta y temerosa, como si quisiera deslizarse a través de las muchas tradiciones de su país, en busca, quizá, de una que le permita salir dignamente de ahí, en silencio, incluso acostada junto a ese enorme bulto que ahora duerme seguro de sí mismo. «La muerte», pensó por un instante, seguido, casi de inmediato, por un profundo suspiro de resignación que se le escapó cauteloso de entre sus labios. «Se me escapó, no vaya a despertar», piensa, mientras observa fijamente a ese que fuera un hombre al que creyó conocer, al que le dijo «Sí», pero que ahora, entre gruñido y gruñido, parece más un animal de carroña descansando en la seguridad de no ser la costilla de nadie: «¿Acaso sus pequeñas manos serían capaces de utilizar la almohada hasta que al fin deje de roncar?». Karla reflexiona y concluye: «¡Qué ideas!». Luego, sonríe lastimosamente. Dejar a sus dos hijos sin padre. Resignación, después de todo, ella siempre dijo que «Sí». Cuántas veces tuvo la oportunidad de irse. Ella siempre dijo que «Sí». Cuántas veces lo perdonó cuando se mostró violento, celoso o molesto; incluso cuando le levantó la voz frente a sus padres, porque era «una no sé qué» al usar esa ropa de señorita para salir. Sí sabe qué. Su madre entonces aprobó. «Cosas del matrimonio», dijo su padre. «¿Por qué te vistes así?», «¿Quién es él?», «¿Saldrás con ella y no conmigo?», «He querido estar toda la semana junto a ti y me dejas botado para ir con tus amigas», «Tu lugar es la casa», «A quién agregaste a tu Facebook», «Entrégame tu celular», «¿Por qué quieres escribir si es una pérdida de tiempo?», «La culpa, la culpa…», se repite, y, de repente, dos hijos y una familia que no la perdonarán si decide ser ella misma completan la oración. Karla, reflexiona. Esa noche no dormirá. No obstante, en menos de una semana, al fin dirá «No». Su familia no le hablará un tiempo, pero Karla volverá a sonreír.
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Hasta que la muerte nos separe.
José Baroja