sucesos de Mons
tu cabellera muerta tu cama incendiada
tus ojos que me miraban para arrancarme el corazón
para morderme con tus dientes de bestia
Mi cuerpo a un lado de tu locura dando gritos
pequeños gritos inaudibles que nadie quería oír
sólo yo y el incendio total envolviéndome
Acaso me espera una bala al final del día acaso me espera
el vacío tan oscuro como tus ojos el piano en un rincón
enamorado de ti mi cuerpo enamorado de ti
mi voz rompiéndose por dentro caballo mío
empuñadura de pájaros rotos
sangre derramada con ternura por esta pared
. . . . . .. . que languidece
tus manos nimias sobre mi cuello
tu voz que urge mi muerte para llegar a la perfección
El cenicero en un rincón en larga letanía
el vermut derramado sobre la alfombra
los sorbos de esta locura
andando a nuestro alrededor moviéndose lentamente
el mundo que precede a la rotación
este globo del ojo que da vueltas sin parar y que tú
quieres arrancar bestia infructuosa
sólo tus dientes trascenderán
sólo tu rabia
sólo tu bala en mi corazón.
. . . . . .. . cuatro cuervos
cuatro cuervos cuelgan a mitad del camino
crecen ojos para ver tus pasos que se desploman
. . . . . .. . sobre la acera
la tierra envejecida echa sus raíces para detenernos
los cuervos neblinosos se paran sobre los fierros
. . . . . .. . que nos circundan
la lluvia nos atrapa afuera mientras busco la espesura
de esta luz que se va apagando de a poco
los alfileres cuelgan tu rostro en la noche
las sombras abultan los espacios de los errores
Todo es horror
Poe inmóvil canturreando ebrio al final del día
La buhardilla con cuatro cuervos y una cama cercenada
y el alcohol en ebullición
los libros rotos los poemas que se amomian sin ser leídos
Poe frente a nosotros ofreciéndonos sus ojos muertos
yo leo sus ojos hechizados escucho su voz que nos
llama en la noche cuando sólo hay espacio para la agonía
Las raíces del horror nos envuelven entrelazándonos
a sus delirios la cama da vueltas y nos anuda
los cuervos nos esperan tras las rejas para sacarnos los ojos
los candiles sólo muestran los perfiles
sólo muestran las sombras que se solidifican
. . . . . .. . a nuestras espaldas
tú llamas a Virginia y ella te acerca los suicidios
hay un camino que se curva con el vuelo de los cuervos
los negros caminos con destinos oscuros y graznidos de
todos los colores negros
mis ojos se hacen negros frente al poema
Poe y su cordón umbilical que lo une al cuervo eterno
Yo enmudezco leyendo el poema muerto.
. . . . . .. . mariposa de crepé
el vuelo rasante bajo la noche
los lazos negros que tejen las alas que irán al sol
todo está tensado
ya no hay caminos para huir
no hay espacios para ver el horizonte que se verticaliza
sólo hay púas sólo hay caminos vacíos
un árbol desmembrado frente a la bañera
el cigarro se apaga y te quema las uñas recién esmaltadas
muerdes el dril blanco de tu falda plisada
detienes el aliento
el verano se ha marchado hace tiempo sólo quedan
las sombras y todos los abortos que te esperan
las alas están colgadas desde los nueve años
la casa está vacía desde los nueve años
todo ha enmudecido desde los nueve años
Ted se ha ido desde los nueve años
ya nadie espera
los errores se acumulan como filudos cuchillos y te rodean
los ruidos de las bofetadas se agigantan
otra vez la estufa queda vacía mientras se endurece
. . . . . .. . tu corazón
no es suficiente el amor materno el hollín en las manos
no es suficiente cerrar persianas y ser la víctima
no bastan los relojes
el espacio donde los pájaros convergen a la luz del día
las sábanas caídas de tanto amor
cuando todo se cierra no basta el chorro de agua
. . . . . .. . que te despierta
no bastan las flores no basta abril
no es suficiente la mariposa de crepé que se incendia.
. . . . . .. . mundo Nerval
una hoja Nerval caído de un árbol que retorna a ser semilla
un camino que bordea al gran mañana
existe un color Nerval tras la ventana
que se esconde de las miradas
existe un ojo Nerval bizco llorando ruidosamente
existe una mano Nerval asida a un grito de horror que
trepa al muerto hasta alcanzar la cima del adiós
Deifico una farola que alumbra tu cuerpo
cuando tu cuerpo está inhallable en el vacío
cuando tu cuerpo está colgado de un ave que despliega
sus alas incendiadas
cuando tu cuerpo está en el pasado caminando sin rumbo
buscando el hoy
Un canto Nerval enloquecido
un hálito Nerval que sale del interior de la muerte
para volver a morir
cúmulos de Nerval en la habitación dando vueltas con
su esquizofrenia en la mano
secreciones Nerval desparramadas por el suelo
salivas enardecidas lágrimas erróneas
un río de orín por en medio de la sala haciendo
un charco agonizante
La axila sobre la cama en un cosquilleo eterno
ríes gritas lloras
un caballo Nerval que se va borrando lentamente en
su galopada final
un suicidio Nerval creciendo hasta alcanzar
la perfecta destrucción.
. . . . . .. . cuando era Bukowski
también me llamaban Bukowski
y me gustaban los pájaros migrantes que habían en la nevera
me gustaba el guiso rojo de pájaros que María Encarnación
cocinaba por las tardes aquella jovencita de cabellos negros
que cerraba suavemente sus ojos pardos como una muñeca
de trapo frente a mí cada vez que me miraba me decía
Bukowski ya no bebas más y yo subía a la cama
y sólo deseaba beber el licor dulzón de sus senos ungidos
Es martes y los pájaros vuelan antes de ser comidos
su batir de alas me han llevado detrás de María Encarnación
y le he dado los besos que nunca me ha pedido
es asqueroso amarla en presencia de las aves
le he quitado sus bragas blancas de jovencita pobre
me picoteaba como las aves de la nevera pero igual
alcé sus nalgas blancas redondas y la hice mía
abrazada a mí lloró por los pájaros violentados
que alzaban vuelo y se rompían en el acto mismo de la fuga
fue la infinitud la insondable infinitud que nos rodeaba
desde un principio atrás quedaba María Encarnación
oliendo a poseso quedaba el vértice violáceo
quedaba el ala que echaba vuelo a la nada
me decían Bukowski cuando iba por la acera de enfrente
comiendo una manzana andrajosa bellamente podrida
la manzana postrera del adiós agonizante siempre.
me decían Bukowski cuando meaba en la pista como un niño
y alcanzaba el otro extremo de la berma
y las viejas del vecindario me lanzaban palabrotas y piedras
me decían Bukowski cuando reía en los entierros
con mis dientes cariados viendo al muerto que se reía de mí
y nos reíamos juntos he corrido tras el bus dos cuadras
he saltado las barricadas de una casa para dormir
en el jardín rodeado de setos multicolores
he dormido abrazado a un árbol que acaba de crecerle barba
que acaba de eructar largamente es un árbol ebrio
que no puede sostenerse en pie sus frutos cuelgan
bajo un cielorraso que anuncia la garúa de mañana
me gritaban Bukowski cuando iba por el barrio latino con
la bragueta abierta haciendo gárgaras con la coca cola de ayer
deletreando un diario viejo lleno de arrugas
voy calle abajo mirando las tiendas y ese porsche negro
que pasa a gran velocidad con una mulata de ojos grandes
que me ve pasar a gran velocidad mientras las luces de neón
alumbran las calles y una puta vieja me jala en una esquina
para decirme que me vaya con ella y yo la miro mientras
le tomo la cintura que me recuerda a María Encarnación
sus ojos encendidos me recuerdan a María Encarnación
sus cabellos rugientes me recuerdan a María Encarnación
sus zapatos de tacones altos me recuerdan a María Encarnación
entonces voy con ella mientras me dice Bukowski mío
y en ese cuarto lleno de estampitas de santos
pienso en María Encarnación
el sexo es lindo pensando en ella
el orgasmo es lindo pensando en ella la felación es linda
si sólo pienso en ella aunque sea una vieja puta que me esté
succionando el alma salgo a tierra firme
compro una hamburguesa con queso la vendedora me dice
señor Bukowski son cuatro dólares
una hostia en la iglesia por cuatro dólares
no tengo ni un medio en los bolsillos pero trato de ser feliz
mientras camino en el Bronx cantando un country de
Jimmie Rodgers los policías me cierran el paso sólo
encuentran tristezas y una botella de whisky medio vacía
para mí medio llena llego a casa a una casa cualquiera
no hay perros no hay mujer ni hijos ni María Encarnación
estoy hecho un asco me quito los zapatos
desabotono mi camisa de enmohecidos cuadros azules
mi bluyín lo dejo en el piso
voy al retrete anegado aún de heces
echo pasta dental a mis dientes viejos
el espejo me refleja un rostro ya casi borrado por el acné
entro a la bañera
fumo un cigarrillo mirando la foto de Marilyn desnuda
por la ventana es invierno
y cae nieve
los años han pasado y poco a poco
la gente deja de llamarme Bukowski
tintinean las botellas vacías
la soledad de la cama cruje recordando sus placeres
por fin soy libre
pienso que por fin seré feliz.