Gonzalo
León presenta su novela reciente
Pornografía y
carcajada
Por Juan
Cameron
A pesar del título
propuesto, Pornografía pura, novela editada recientemente
por el sello La Calabaza del Diablo, el escritor y periodista Gonzalo
León da cuenta de la sabrosa vida de los artistas capitalinos,
quienes con humor y cinismo crean a pesar de las vicisitudes y de
los proyectos generales sobre la cultura.
Gonzalo León posee una habilidad natural para la narración.
Es un observador directo, detallista, ágil y con un profundo
sentido del humor. Su ironía y el repentino juego de palabras
pueden hacer estallar en carcajadas al lector.
Pornografía pura
es un título que debe escudriñarse; asimismo el género
propuesto por el autor. Podría tratarse de un conjunto de crónicas
noveladas cuyo personaje central es él, o simplemente de retratos
de una serie de personajes, ochenta y cinco en total -reales, reconocidos-
que van armando la historia literaria y artística del ambiente
santiaguino sobre un escenario propuesto como un "mundillo".
El título apunta al recurso de mostrar el acto de amor al arte
en su expresión más real -"bizarra" diría
él- libre de las exigencias impuestas por la ignara sociedad
al producto o a la conducta de sus creadores. La realidad cínica,
al desnudo, entregada como provocación al educado lector, señalan
las pistas para el título propuesto. Este ejercicio resulta
un algo más que el simple deseo de epatar; constituye un desafío,
un restar importancia a cuanto se crea el deber ser de la institución
creadora.
La doble militancia entre escritura y periodismo permite este manejo
de crónica y de economía de lenguaje. Ciertas normas
académicas aprendidas del curso de redacción -del que
junto a León Pascal se confiesa el mejor alumno- están
implícitas en el texto. Pero es sin duda su formación
literaria la que aporta los más logrados recursos.
Mal hablado, como los mejores cronistas, Gonzalo León cuenta
anécdotas de antología. Como Charlie Pig on the Beach,
done narra el impacto provocado al fallecido escritor Carlos Cerda
(en el Bar La Playa, de Valparaíso) la actuación de
una actriz que, en definitiva, resulta ser Alejandro Cid. Para horror
y confusión del novelista, León invita al actor a la
mesa.
Sus héroes son personajes limítrofes, a la manera de
Bukovski: Juan
Agustín Palazuelos "megalómano, pedante, culto,
brillante, yonqui escritor", muerto en 1969, a los 33 de su edad
de un coma diabético, o Claudio Giaconni, el de la difícil
juventud, o Mauricio Wacquez, gran novelista fallecido en el exilio;
o tipos iluminados por la estética, como el pintor Carlos Altamirano,
artista conceptual que bien tiene en claro la madurez de la forma
en toda proposición artística.
En este sentido, León es un moralista absoluto. A pesar de
una posición aparentemente posmodernista, sus anécdotas
se refieren a la postura ética de los protagonistas. El arte,
en tanto ejercicio de vida y producción de oficio, significa
para aquellos una conducta ineludible, una línea en que el
ideal de trabajo no apunta al éxito y, ni siquiera, al fracaso.
El hecho de existir en medio de la estupidez es ya una derrota que
el creador supera en su actividad diaria. Y, reitera en un comentario
al pasar, "aquí hablo de esa verdad que lleva a la belleza".
Algunos de sus textos, como "El rector, el capellán, el
obispo y su amante" o "La resaca de la ola", bien podrían
integrar páginas de la prensa amarilla a no ser por su estructura
literaria. Aunque en ellos el oficio reporteril bien le indica callar
o no reafirmar absolutos para evitar esas, tan de moda en el Chile
actual, molestas demandas por injurias y calumnias.
Pornografíapura es, además, un intento por rescatar
a los verdaderos artistas frente a los usurpadores beneficiados por
el espectáculo, las páginas web y la tontera en boga.
Esta imagen, reiterada en las tres secciones del libro, sindica el
desaliento que los afecta ante el manejo de la cuestión cultural
y de las comunicaciones y ante la imprecisión intelectual en
todos los ámbitos sociales. Más allá de "la
actuación de ciertas máscaras que se repiten en la difícil
juventud tardía: la droga, el sexo, el alcohol; ritos contestatarios
que desafían la autocomplacencia de un orden social" como
bien indica Rodrigo Cánovas al referirse a su anterior novela,
este narrador da cuenta de la inmensa carcajada, la carcajada pura
de los artistas frente a ese tipo de discursos.
Aunque reconocido como un autor santiaguino, Gonzalo León nació
en Valparaíso, en 1968. Estudió Ingeniería Civil
Industrial en la Universidad Federico Santa María, de esa ciudad,
y Periodismo en la Universidad de Chile. Es autor de La ley del
hielo (cuentos), La sonrisa perfecta (narrativa) y Orden
y Paria (novela). El año 2003 obtiene la beca para escritores
profesionales del Consejo Nacional del Libro y la Lectura -que ocupa
para escribir esta reciente novela- y en la actualidad finaliza, junto
a Ángel Carcavilla, el guión del largometraje Condorito,
de película.