
        El sombrero negro  de Zelaya
        
          Por Javier Campos
         
        "A Zelaya cada día se le pone más  negro su sombrero" es el chiste que corre en la prensa venezolana pero que   tiene mucho de cierto. En términos más amplios, la situación de Honduras,  que nadie niega a nivel internacional, que fue un golpe de estado por  militares, provoca inmediatamente distintos análisis porque inédita ha sido la  situación allí. Por lo general en todos en los golpes de Estado se  instalaba de inmediato una junta militar y comenzaba una represión a gran  escala. Algunos regímenes permanecían por años  y otros  por décadas.  Sería largo enumerar aquí haciendo una estadística la cantidad de años de  las distintas dictaduras en aquella región Centro Americana e incluida la región  de El Caribe (Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Cuba, Republica Dominicana, etc.)
        Zelaya perteneciente a la más  antigua oligarquía hondureña fue elegido en 2005 por el partido liberal, así  que fue originalmente un presidente de la extrema derecha. Que luego haya  cambiado durante su gobierno y alineándose a Hugo Chávez, Daniel Ortega,  Fidel Castro,  constituye una situación no vista en la historia  latinoamericana en todo el siglo XX y el XXI. Así que por ese lado  aparece un nuevo factor. Un presidente de derechas, conservador, que en dos años  traiciona a su propio partido y a los que lo eligieron. Que haya cambiado de opinión  no es el problema sino que detrás tenía el 100% de un apoyo de la oligarquía  hondureña y los sectores más conservadores en el aspecto ideológico que pueden  ir desde los sectores medios hacia arriba. Y eso será un factor interno  hondureño de su derrocamiento.
        Ya se ha dicho mucho que Zelaya, el  punto principal del golpe, fue querer modificar una constitución apelando únicamente  a su decisión como presidente. Instalar una cuarta urna para pedir al pueblo hondureño  si querían modificar la carta constitucional. Como decía Sergio Ramírez en un  buen artículo: "El presidente Zelaya se olvidó, Dios sabe por qué, del  terreno que estaba pisando, al insistir en llevar adelante una consulta  popular, organizada por él mismo, y que debió realizarse el propio domingo de  su derrocamiento, cuando los otros poderes del Estado se lo habían prohibido  bajo argumentos de inconstitucionalidad. Conforme esta consulta, pretendía  obtener respaldo para hacer que en las elecciones generales de noviembre  próximo se instalara una cuarta urna en la que los ciudadanos debían votar si  quería un cambio de Constitución Política, algo que el Consejo Electoral le  había ya negado, con el respaldo de la Corte Suprema de Justicia.  Para provocar  una crisis de este tamaño, el presidente debió sentir que tenía alguna clase de  respaldo sustancial. ¿Pero dónde estaba ese respaldo? ¿En qué instituciones?  ¿En qué organizaciones populares, en qué sindicatos, en qué partidos políticos,  en qué corporaciones? ¿Contaba acaso con la mayoría de la opinión  pública?"
        Y he aquí pues que sus propios  correligionarios liberales le pasaron la cuenta sacándolo con los militares. Ni  tampoco hubo un levantamiento multitudinario en Honduras parecido a lo que  tenía Salvador Allende para poner un ejemplo. Por eso la situación de Zelaya es  inédita, e inédita son los análisis hasta ahora puesto que aún no se sabe en  qué va terminar todo esto. Pero el protagonismo en esta crisis la  comenzó y la quiso tener Chávez con su frase  más espectacular: “el imperio yanqui  tiene mucho que ver en esto”. Ortega y Raúl  Castro, o todos los que forman el ALBA, la comenzaron a repetir hasta ahora  y así otros medios de la izquierda más ortodoxa  junto a revistas que circulan por Internet.
        Asi que Chávez ha encontrado una  perfecta crisis para usarla en su favor. Principalmente el caso de Zelaya. Pero  nunca se sabe con el presidente venezolano cuáles serán sus apreciaciones que  han ido desde una invasión salvadora a Honduras con el emblema de “el nuevo socialismo  latinoamericano del siglo XXI” que él propugna pero reviviendo una guerra fría  que sólo Chávez se la imagina retrocediendo a los años 60  (por ejemplo su constante  apología al régimen cubano). Lanza en  cualquier ocasión el odio al "imperialismo yanqui" y de igual modo  Daniel Ortega lo hizo en su discurso del 19 de julio pasado.  Son los que quiere revivir una guerra fría  asumiendo (sin pruebas) que EEUU ahora "debe estar detrás”  y si no lo quiere reconocer el  gobierno de Obana es que “él es un ingenuo y está siendo manipulado por fuerzas  oscuras del imperio”. 
        Esas acusaciones al aire motivadas  por lo de Honduras, pero llevadas a la exageración, son  para que el presidente Zelaya, en el deseo de  Chávez, Ortega, Raúl Castro y su hermano, quede principalmente como víctima del  imperio yanqui.  Y claro, de paso, acusando  al neoliberalismo y al sistema capitalista en general.  Es así como esa parte de la izquierda  caudillista actual quiere reinterpretar lo de Honduras para su propio costal y darles  más gasolina a caudillos formados a su estilo para que  toda América Latina siga su proyecto.
        Los Chávez y sus seguidores ideológicos  sólo ven con orejeras que “tiene que ser EEUU el culpable de todo”. Es decir,  la única razón del golpe es el imperialismo norteamericano. Sin embargo poco  les interesa  analizar la dependencia  global económica que tienen muchos países de América Central con EE.UU, para  bien o para mal, pero que no se arreglará ni con una invasión ni con una guerra  civil. Y es el asunto de la dependencia de las la remesas de dinero que  trabajadores de países de América Central, viviendo en EEUU, envían a sus  países de origen.  
        Es curioso, por otro lado, que Ortega  arremeta con obsesión contra “el peón yanqui” que es Arturo Arias sin pensar en  el valor de las remesas que envían  más  de medio millón de nicaragüenses trabajando en Costa Rica junto a nicaragüenses  que viven en EEUU y que anualmente suman 990 millones de dólares (El Salvador  recibe 3.530 millones, Honduras 2.675 millones, Guatemala 4.055 millones, y  México… ¡20 mil millones de dólares!). Por ejemplo, el 76% de todas las remesas  que entran a América Central vienen de EEUU; el 16% de Europa; el 3% de otros  países de América Central, Sudamérica, México; el 1% de Canadá, y el 4% de  otros países. De este lado económico no se habla en esta crisis de Honduras  sino solamente que es el “imperio yanqui” el culpable de todo. Las  consecuencias de un infantilismo revolucionario chavista sería una catástrofe económica  en toda la región centroamericana.
        Zelaya no ha denunciado en ningún  momento a EEUU de que estuviera detrás del golpe militar. Pero veamos la  actitud que ha tenido Zelaya a pesar de sentir la presión de sus amigos Chávez,  Ortega, los hermanos Castro. Zelaya aceptó la mediación de Arias y aún más  aceptó los siete puntos propuesto por Arias (“el peón del imperio” como lo  llaman Chávez, Ortega y los Castro).   Zelaya no ha mencionado en ningún momento que el ejército norteamericano  este detrás del golpe. Por el contrario, agradece constantemente a Obama y a la  secretaria de estado Clinton por el completo respaldo como la orden inmediata  de Obama de suspender 16.5 millones de dólares en ayuda militar a Honduras,  inmediatamente después del golpe (el 19 de julio la comisión europea canceló  65.5 millones euros).  O agradecer Zelaya  el anuncio de Clinton este julio 20 de otras más severas medidas que tomará  EE.UU según en conversación telefónica entre Clinton y  Micheletti.
        Chávez y sus seguidores olvidan la  historia de América Latina. Es que en cada dictadura o invasión  norteamericana en América Latina  siempre ha sido el ejecutivo quien ha tomado  la decisión de invadir o ayudar a los gobiernos de derecha y militares pero jamás  el Pentágono ha corrido con colores propios ni menos las bases militares  norteamericana en otros países. No hay pruebas por ningún lado de que el  ejército norteamericano haya apoyado al ejército de Honduras en el  derrocamiento de Zelaya. Ni Zelaya lo ha dicho nunca hasta ahora ni menos Obama.  ¿Por qué lo sigue repitiendo Chávez y su comparsa? 
        Volviendo al sombrero blanco de Zelaya,  es cierto que el panorama se le está poniendo negro. Por un lado lo ha  provocado Chávez y sus seguidores por querer distorsionar el análisis  llevándolo únicamente al lado de que “todas las culpas son del imperio yanqui.”  Y olvidando en aquel análisis   los procesos internos y dependencia económica  (caso de las remesa por ejemplo), o el de una oligarquía aún dominante en  Honduras, con un presidente que fue de derechas y cambió por el camino sin  tener en ese entonces una base popular de respaldo como dice Sergio Ramírez y  que quizás ahora pueda irse construyendo.  Quién sabe si eso cambie al regresar Zelaya clandestinamente  a Honduras como el desea (luego de fracasada   mediación de Arias) y tenga apoyo multitudinario o comience una terrible  guerra civil. O sólo sea un mal y negro consejo de Chávez, los Castro y  Ortega, quienes creen ver otra entrada  triunfal como en Habana en enero de 1959 o como en Managua el 19 de julio de  1979.  
         
        *Javier Campos. Poeta, narrador, columnista.