El destapador de botellas de vino en Habana
Por Javier Campos
Para Reina María Rodríguez en Centro Habana, Habana
Yo también estuve en la azotea de la poeta Reina María Rodríguez
en Habana una noche semioscura, subí por unas escaleras
como si subiera por la torre de Babel,
en cada piso se abría la puerta y me saludaban
por entre la puerta semiabierta
yo iba con un libro de poemas y una botella de vino chileno
(la otra se la regalé a Fernández Retamar en Casa de las Américas),
yo ingenuamente le había dicho que viniera a la azotea de Reina María
le dejé un mensaje en Casa de las Américas pero no me dijo nada
sino que me invitaba a Casa de las Américas mejor, allí me esperaría
con una delegación de mineros que venían de Bolivia
así que yo seguía subiendo con mi botella de vino a la azotea
de Reina María
ni sabía que era tan famosa su azotea
el asunto es que cuando llegué
ya había poetas jóvenes hablando de poesía o de otras cosas
o de sus amigos que se iban en una balsa, a veces eran cuentos terribles
pero los narraban con humor y yo no sabía si reírme también o mirar
desde la azotea de Reina María el mar Caribe allí tan cerca de nosotros,
Reina María tenía unas galletitas para los invitados, un poquito de café,
Era lo único que gentilmente ofrecía a las visitas
así que mi botella de vino chileno fue bien recibida
yo, claro, no tomé de lo que había traído sino ron cubano
que un poeta argentino había comprado con moneda convertible
y había que abrir la botella de vino y lo sorprendente
es que Reina María me trajo un destapador que inspeccioné con ojo de anticuario
estaba medio oxidado pero me dijo que era de los años 50
“como los carros que circulan en Habana” me dijo Reina María
y nos reímos todos, y se tomaron la botella de vino chileno
y yo los escuchaba mientras sólo me comía una galletita toda la noche
casi en cámara lenta
y tomé unos tres vasos de ron de la botella que había traído el poeta argentino,
toda la noche leímos poemas y escuchamos historias
y por la azotea el constante ruido del mar Caribe
como si fuera un monstruo gigante, como si fuera un muro negro
de fierro azotando a toda la Habana.
*Javier Campos. Poeta. Recientemente tradujo junto con Yevgeny Yevtushenko, 20 nuevos poemas de este poeta ruso al español, Caminando sobre el tejado, editado por LOM, Chile.
(La foto son poetas jóvenes en la azotea de Reina María Rodríguez, ella es la primera desde la derecha hacia la izquierda).