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LEONARDO FAVIO: CANCIÓN POPULAR Y CINE

Javier Campos




 


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Eran los comienzos de los 70 y yo estaba en la Universidad de Concepción, Chile. No sé cómo comencé a escuchar sus canciones pero creo fue por un amigo que podía comprar discos. En ese entonces la radio era el medio por donde se escuchaban a los cantantes de moda. También la televisión en blanco y negro, pero tener un tocadiscos y poder comprarlos era lo mejor. Era lo mejor porque se podían tocar las canciones favoritas hasta rallar los discos  45 o los más grandes que parecían platos gigantes, éstos eran los discos 75 que venían en carátulas con la imagen del cantante. Mi amigo de dormitorio en la universidad tenía una colección de discos "long play". Muchos de música clásica pero no sé cómo se conseguía  los discos del español Manuel Serrat y luego los de Leonardo Favio.  Escuchábamos  a Favio fumando y tomando té en su cuarto de estudiante.  Creo que fue ese verano en Chile que se hizo  famoso y sus discos se tocaban en todas las fiestas, en  la radios a pilas, radios  pequeñitas en la playa, en la arena, allí estaba la voz de Favio. Hasta aprendí a tocar regularmente, o bastante mal, la guitarra y con sólo  cuatros posturas pude cantar algunas de sus canciones como “Fuiste mía un verano”,  “Ella ya me olvidó”,  “Muchacha de abril¨, “Hoy corté una flor”. Por ahí entre amigos estudiantes me pedían cantara a Favio. Hasta enamoré a  algunas muchachas con su canciones, especialmente en el verano de mi pueblo que estaba al lado del mar, cantando “Muchacha de abril:  Quiero Aprender De Memoria Con Mi Boca/Tu Cuerpo Muchacha De Abril/Y Recorrer Tus Entrañas/En Busca Del Hijo Que No Ha De Venir/Quiero Partir Con Mi Canto/Tu Cuerpo De Niña Y Hundirme A Vivir/Nada Me Importa La Gente/Que Opina Y Se Mete, No Me Han De Entender.

Por ese tiempo, Chile era un país bastante reprimido en la cuestión sexual, por lo menos a nivel de medios masivos. En esas fechas, comienzo de los 70, cuando estaba de presidente Salvador Allende, la música dominante entre la izquierda era los grupos  Inti Illimani, Quilapallún, Ángel e Isabel Parra, etc..  Las letras de esas canciones eran lo opuesto a las canciones de Favio. Eras letras militantes para construir una sociedad mejor, consignistas, el tema de la pobreza, la miseria.  Temas importantes pero cuando se tiene 22 años, es el amor, el descubrimiento de la sensualidad a través del otro es lo que domina.  Las letras de Favio eran sensualmente y sexualmente provocadoras o lo que muchos queríamos realmente escuchar. No se encontraba aquello en cantantes populares chilenos. Por lo menos yo no lo encontré nunca.  Había un amigo de universidad que era bien dogmático y teniendo la misma edad mía me decía que las canciones de Favio eran alienantes. Yo que poco me importaba lo que dijera el partido politico que fuera me reía y seguía cantando  a Favio.

Cuando Favio vino a Chile, al bajar del avión que lo traía  de Buenos Aires, en sus manos llevaba  un libro de Pablo Neruda. Eran los Veinte poemas s de amor y una canción desesperada.  "¿Viste  -le dije a mi amigo dogmático- que Favio venía leyendo a Neruda?". El me dio una mirada irónica y me dijo, "No seas huevón, si todo lo hace para la publicidad y hacer creer a la gente  que lee  poesía. A lo mejor es el único libro que ha leído en su vida”.   Yo, ni mi amigo, sabíamos en ese entonces que Leonardo Favio,  antes de que se hiciera famoso como cantante, empezó a los 20 años a hacer cine en Argentina. Y que entre 1965 y 1967 hizo dos películas que ahora son consideradas las dos mejores película del cine argentino: "Crónicas de un niño solo" (1965), y "Romance del Aniceto y la Francisca" (1967).

Yo, luego con el tiempo, enseñando cine latinoamericano en mi universidad de EEUU, en los múltiples estudios críticos sobre Cine de América Latina que he leído, jamás vi mencionado a Leonardo Favio como un precursor del Nuevo Cine Latinoamericano. Únicamente siempre se menciona a Fernando Birri, igualmente argentino, con su pequeño documental “Tire Die” (1960).  Quizás porque el análisis del Nuevo Cine Latinoamericano, a partir de los 60, fue hecho desde una perspectiva militante  principalmente. Había que denunciar directamente, era la tarea en "cine y literatura comprometida",  al causante de la miseria en el continente. También otro factor fue la gran influencia de la revolución cubana. Quizás por eso Leonardo Favio quedó marginado de los críticos, e incluido los directores como Miguel Littin, Tomás Gutierrez Alea, Jorge Sanjinés, entre otros que jamás lo mencionaron,  los que buscaban una sola perspectiva temática en su cine:  denunciar todos nuestros males basado, pero siempre basado, en el compromiso militante de izquierda.

Mirando la imagen de Leonardo Favio cuando estaba entre los 20 y 33 años, Favio que era de origen árabe y su nombre era otro (Fuad Jorge Jury) , tiene un gran parecido a  la belleza masculina de aquel actor italiano, Vittorio Gassman, especialmente en el papel de Bruno en la clásica película Il Sorpaso de esos mismos años. En la película Gassman tenía un nombre atractivo: Bruno Cortona. O sea, era desenvuelto. Tenía un carro deportivo (que luego supe y vi en Internet, era de color rojo pero la película era en blanco y negro). Era un carro italiano de marca famosa, “Lancia”. Con aquel hermoso carro aquel Bruno recorría bellos lugares de Italia en tiempo de verano. También la música de la Italia de los 60: “Guarda Come Dondolo” (”Mira como me balanceo”) que cantaba Edoardo Vianello se adaptaba perfectamente a la personalidad de Bruno. De fondo, en la película, también se escuchaban las canciones de Peppino di Capri, Domenico Modugno. Canciones que eran perfectas para días calientes del verano. Pasarlo bien. Irse a la playa. Tomar mucho sol. Enamorarse. Gente de vacaciones y todo el tiempo del mundo (o por lo menos esos meses de verano) para gozar la bella juventud.  

Creo que por eso me sigue gustando Favio hasta ahora porque me trae ese etapa de la vida cuando se es joven, "gozar la bella juventud " no importando cuál sea el país en que vivas ni la ideología que hay que tener a esa edad.  Si uno escucha recientes entrevista a Leonardo Favio, hoy que está enfermo y su físico ha envejecido más rápido por esa enfermedad,  al hablar de su juventud, sus películas, sus canciones, su vida agitada, no puedo dejar de pensar en Vittorio Gassman y en la película Il Sorpaso que seguro vio más de una vez.

 

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Javier Campos. Narrador, poeta chileno. Traductor de la poesía del poeta ruso Yevgeny Yevtushenko.



 

 

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