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Ciudad de fin de los tiempos, de Jorge Calvo
Por Antonio Rojas Gómez
Revista Occidente N° 421 – Agosto 2012
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Estamos en presencia de una novela mayor cuyo sentido parece surgir de una frase del epilogo: “Con el periódico de un día bastaría para comprender la historia humana” (Pág. 293). Lo que Jorge Calvo nos cuenta es lo que ocurre en una ciudad en el espacio de un mes, y lo que ocurre es una síntesis de “la historia humana”. Porque en esta ciudad que no existe en la geografía real, sucede cada día lo mismo que en cualquier lugar geográfico que se quiera ubicar en el mapamundi; amores, engaños, explotación, abusos, soberbia, humildad, riqueza, miseria; lo que se quiera, en hombres y mujeres, en viejos, jóvenes y niños.
La ciudad de fin de los tiempos está situada junto al mar, entre el desierto y una selva, en un lugar indefinido de nuestra América del Sur. El poder, en ella, está representado por la Refinería, empresa tributaria de una internacional con sede en Londres. La historia comienza cuando un barco sufre una avería y se derrama su cargamento de petróleo, lo que provoca una tragedia ecológica y económica de proporciones. Simultáneamente se comete una seguidilla de crímenes misteriosos, sujetos inescrupulosos roban niñas púberes en las aldeas selváticas para alimentar las depravaciones del todopoderoso mandamás de la Refinería, un detective sufre los desdenes de una cajera de un restaurante, un donjuanesco agente de seguros queda rehén en un prostíbulo palaciego, una secretaria mantiene un apasionado encuentro con un médico de mala fortuna, una cantante de boleros –estrella del cabaret más prominente- vive un romance con un periodista, quien a su vez descubre que el derrame de petróleo no fue casual y que detrás de ese episodio hay escondida una historia siniestra que, de saberse, hará tambalear los cimientos de la sociedad aparentemente tan compuesta, tan sólida, formal, eficiente y moral.
Un sinnúmero de personajes conviven en las páginas del libro y cada cual tiene bien definida su personalidad; todos son diferentes entre sí, cada uno tiene sus singularidades y la suma de ellas nos ofrece un convincente muestrario del zoo humano que contemplamos cada día. Aguda percepción del autor, acabado estudio sicológico de sus seres ficticios y recursos narrativos de buena ley para contar la vida desde las ópticas diversas de todos ellos. Jorge Calvo confirma con esta novela el lugar señero que sus trabajos anteriores le han granjeado en la literatura chilena actual. Una novela mayor, profunda y, a la vez, entretenida, que vale la pena leer.