Diez mil personas, la mayoría haitiano, hombres, mujeres, niños cruzaban este domingo 19 de septiembre el Rio Bravo de la parte de México hacia la parte norteamericana que allí se llama Río Grande. Están viviendo en campamentos improvisados, al aire libre, bajo el puente “Texas”, al sur del estado de Texas, en el lado norteamericano, protegiéndose en esa única sombra que da el puente, bajo un intenso calor que alcanzaba los 90 grados Fahrenheit. Bajo ese puente corren las aguas de un río que tiene dos nombres según donde se esté parado en esa línea fronteriza.
En esa caravana también hay cubanos, venezolanos y nicaragüenses. Entraron a Estados Unidos el jueves 16 de septiembre después de haber cruzado todo México ¿Cómo llegaron allí esas 10 mil personas echándose al mar, caso de haitianos o cubanos, o saliendo de Venezuela por selvas, montañas, ríos peligrosos, o cruzar el Golfo de México, desembarcar en alguna parte de México y allí llegar a la frontera con Estados Unidos? Hay muchas historias que han contado los mismos emigrantes y que superan cualquier película de ficción o la mejor novela que habla sobre los que emigran en busca del “sueño americano” que para el 99% resulta inalcanzable, pero se insiste, aunque se muera en el intento por llegar “al Norte”, “la tierra de las oportunidades”. Un senador norteamericano dijo hace unos días: “es una de las cosas más horribles e inhumana que he visto.”
Lo nuevo ahora es que al ser detenidos por agentes de emigración norteamericana comienzan casi inmediatamente a subirlos en aviones para enviarlos de regreso a Haití o al país de donde vinieron. EEUU. quiere tener 6 vuelos cada día, Haití pide que sean solo dos vuelos diarios. Se le ha llamado una deportación en caliente o “express” para evitar el trámite de largas esperas, semanas o meses, analizando cada caso en particular. Esto de los “vuelos express” nunca había ocurrido, deportar vía rápida a 10 mil personas. Trump uso la deportación express justificando de que sería un riesgo para la salud pública en Estados Unidos. El nuevo presidente Joe Biden está haciendo lo mismo porque la pandemia aún no ha terminado, dijo su gobierno.
Aquel río que tantas muertes ha causado por querer pasar al lado norteamericano quizás comenzaría poco después de 1848 , fecha en que EEUU tomó posesión de más del 50% del territorio mexicano luego de una guerra de dos años ( 1846-1848). La guerra terminó con el llamado “Tratado de Guadalupe-Hidalgo” firmado el 2 de febrero de 1848 en que los actuales estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas, así como parte de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma, pasaban a propiedad de los Estados Unidos. Estados Unidos llamo esa intervención “la guerra México-Estados Unidos”. En México son más claros, se le llama “La invasión de Estados Unidos”. Parecido a lo que Estados Unidos llama “La guerra de Vietnam” pero los vietnamitas también la llaman “La invasión de Estados Unidos”.
Desde comienzos del siglo XX las olas migratorias no han parado en esa frontera (nota 1) que viene a ser una de las más activas del planeta. En el cuento “Paso del Norte” de Juan Rulfo, escrito por 1950, ya se menciona el viaje hacia el norte y la muerte en las aguas del Río Grande. El comienzo del cuento de Rulfo , por otro lado, es un anuncio premonitorio de lo que ha sido hasta ahora ( y seguirá siendo ) que es la búsqueda del “sueño americano” que no es más que emigrar de la pobreza de sus países de origen a una tierra prometida que es cada vez más lejana e inalcanzable:
“—Me voy lejos, padre; por eso vengo a darle el aviso.
—¿Y pa ónde te vas, si se puede saber?
—Me voy pal Norte.
—¿Y allá pos pa qué? ¿No tienes aquí tu negocio? ¿No estás metido en la merca de puercos?
—Estaba. Ora ya no. No deja. La semana pasada no conseguimos pa comer y en la antepasada comimos puros quelites. Hay hambre, padre; usté ni se las huele porque vive bien.”
Al principio fueron oleadas de gente pobre de México o trabajadores temporeros, pero a partir de los 80 con los conflictos y guerrillas centroamericanas se unió a esa corriente migratoria mexicana la masiva emigración centroamericana , uniéndose luego desde 2002 con miles de exiliados venezolanos y también de Cuba (cuando Obama terminó con la ley “pies secos , pies mojados” el 12 de enero de 2017), y ahora recientemente con la crisis política en Haití (asesinato del presidente el 7 de julio de este año) unido a la catástrofe que ha creado el terremoto del 14 de agosto también en este año . Ese Río ha visto miles y miles de muertos tragados por sus aguas como las aguas del estrecho de la Florida.
Esos 10 mil son ahora un grupo nuevo y heterogéneo de países diversos pero todos —y aquí la diferencia con las tradicionales emigraciones desde México por aquel Río— se van de sus países porque Haití, Nicaragua, Venezuela , Cuba hoy son regímenes represivos, dictaduras populistas que han sumido a la mayoría de su población en la pobreza, y obligados a un exilio forzoso.
Ese mismo domingo 19 se realizada en México la reunión de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) pero en ningún momento hubo por parte de un presidente alguna breve mención a esa tragedia humana de 10 mil personas viviendo como animales bajo un puente entre la frontera de México y los Estados Unidos (ver nota 2). Cuesta creer que el principal organizador de esa institución que se reunía allí para buscar soluciones a los problemas de América Latina, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador no hiciera ninguna mención en su discurso inaugural ante esa tragedia humana que ocurría bajo sus propias narices y delante de sus ojos ese mismo domingo. Tampoco lo mencionó la delegación de Haití ni menos el presidente Maduro ni el presidente cubano Miguel Diaz-Canel. Nadie allí habló del problema migratorio teniéndolo en el mismo país, y a la misma hora. Luego de ese día, los presidentes y delegaciones regresarían a sus países en sus aviones privados y quizás desde las ventanillas verían abajo un hormiguero de gente en ambas orillas del Río Bravo en la parte de México y en las orillas de Río Grande en la parte de Estados Unidos (ver nota 3, resumen de la CELAC). Los 15 presidentes de América Latina, dos vicepresidentes, 12 cancilleres y otros funcionarios, incluido los de la región de El Caribe, reunidos en la CELAC 2021 en La Ciudad de México, miraron para otro lado el domingo 19 de septiembre.
Agentes de frontera de EE UU intentan detener a un grupo de migrantes haitianos.
PAUL RATJE / AFP
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JAVIER CAMPOS. Es narrador, poeta, ensayista, académico. Recientes libros publicados: El bailador de tango (novela, Casasola editor, Washington, 2018), El tango en el Río de La Plata (ensayo, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 2019), La isla del fin del mundo (novela, Mago editores, Chile, 2020), Los gatos no viven en el tejado y otros poemas de amor (poesía, Mago editores, Chile, 2020). Fue traductor de la poesía del poeta ruso Yevgeny Yevtushenko (ediciones de Nicaragua, Colombia, Chile, Perú, Cuba, Rusia, España). Vive en Florida, EEUU.
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dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Vivir bajo un puente
(el nuevo problema migratorio entre la frontera de México y los Estados Unidos)
Por Javier Campos