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Juan Chapple:
"Es preocupante el desenfreno del consumo"
Por Mario Rodríguez Órdenes
Revista Ercilla, N° 3494, 3 al 16 de febrero de 2014
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El lanzamiento en un restaurante aledaño a la Plaza Ñuñoa de Un astro umbrío en el pérfido día brillante (Editorial La Calabaza del Diablo, 2013) de Juan Chapple Clavijo, dejó atónitos a los presentes. Primero fue un video, luego la presentación de Guadalupe Santa Cruz y Malú Urriola y finalmente la lectura del autor, que muestra las coordenadas del Chile presente. Un cuadro inquietante en que todos parecemos estar al borde del abismo. "Es preocupante el imperio exacerbado de la especulación y el desenfreno del consumo que vemos se ha instalado como paisaje. En este sentido, ves que el sistema imperante tiene por efecto o defecto el dejar sobras en el camino, residuos: personas arrojadas al borde que no alcanzan a la repartija de la supuesta bonanza o pretendida abundancia".
— El desarrollo no pasa por alcanzar el florecimiento de las autopistas.
— Ciertamente. Y tampoco por el rascacielos y el mall más ostentoso.
— ¿Cuál debe ser el sentido?
— Construir un pueblo que tenga una imagen para contarse, una identidad para sanarse. Qué es si no enfermedad y vacío profundo hacer vigilia de consumidor desenfrenado, casi oracional diríamos en el espacio del libro, por la apertura de un centro comercial o una tienda, como hemos visto con estupor hace no mucho en Santiago.
Entre el miedo y el deseo
Juan Chapple Clavijo (Santiago, 1972) es periodista y magíster en literatura chilena. Ha publicado reportajes, artículos y entrevistas en periódicos y revistas nacionales. En el 2005 publica Vertederos. Con el cuento Pies resulta finalista del Concurso Nacional Premio Stella Corvalán de la Municipalidad de Talca, en su versión 2013.
— Juan, personajes como el niño que come basura, ¿qué escape tienen?
— Él no tiene escape, al menos en el espacio del libro, ni lo busca. Él habita en el espacio quebrado de la lucidez, de las revelaciones, en la verdad tétrica de sus profecías. Él hace alguna clase de pensamiento del futuro con los vestigios de este mundo 
fracturado del hiperconsumo, como con el vestigio del automóvil estrellado que recoge, para construir un altar distinto, donde nos miremos al espejo; construir otra estrella como símbolo de nuestra identidad, para que nos iluminemos con otra luz. Su derrota material es su triunfo sobre el agónico estado espiritual de las cosas.
— Pero también el miedo es colectivo.
— Esta sociedad, la chilena, así como se ha planteado, se basa, en cierta medida -tampoco se puede totalizar ni ser extremista-, en el miedo y en el deseo desenfrenado. En el miedo al fracaso, a perder el estatus, a no poder consumir y tener que contentarse con ver, a perder los privilegios. El miedo a ser diferente, a pensar diferente. Somos aún una sociedad aislada, a pesar de que nos creemos cosmopolitas, con vetas racistas y ultra clasistas. Eso es puro miedo. Y el miedo es una clase de control social, sin duda, y de freno del desarrollo, como nación y como individuos.
— ¿Cómo se relaciona este poemario con su libro anterior?
— Un astro tiene puentes muy finos con Vertederos. Hay una crítica feroz al estado social y político, pero también hay una interrelación en la mixtura de géneros. Vertederos es un libro eminentemente narrativo, escrito en clave de prosa poética. Un astro es un libro poético con atisbos narrativos... Para mí no es que sea lo mismo, pero siempre la poesía, de alguna u otra manera, se las arregla en mi escritura para entrar a cuadro o revolucionarlo.
— ¿Comparte que es la misma pócima de pesimismo?
— Ambos libros no tienen que ver con el pesimismo, sino con hacerse cargo de un estado de cosas que es muy oscuro en la sociedad chilena y tal vez mundial, con perder la estrella, como símbolo del sentido. Por ejemplo, hemos visto cómo la avaricia de la especulación galopante de unos pocos ha tenido al mundo durante años sumido en percances surtidos, con hordas de desempleados y miserias en el mundo supuestamente desarrollado. Por otro lado, por ejemplo, creo que el imperio de la televisión basura o la internet basura, la baja educación en los hogares, en las escuelas, la falta de preguntas, la falta de cobijo para las ideas, es parte de la crisis de sentido que hay en el mundo actual, no sólo en Chile.
— Acaba de ser finalista en el certamen de cuentos Stella Corvalán. ¿Es un género que le acomoda?
— El cuento es una maravilla, porque te permite como escritor dar cuenta de un universo auto conclusivo en muy corto tiempo y de forma muy eficaz, cuando esté bien hecho. Yo diría, a diferencia de Cortázar, que más que ganar por knock out, el cuento tiene la posibilidad de abrir puertas condenadas o ventanas en murallas donde no las había, iluminando, de modo rápido, universos diversos...
