"Mi respuesta a esta pregunta es tan simple como inútil: no sé por qué escribo. Soy un hombre tan dejado de la mano de Dios que no tengo ni el más mínimo demonio, ni el menor fantasma que me obligue o me suplique su exorcismo.
Escribo porque para mí es un acto amoroso que me produce placer. Escribo para mi vicio. Para mi dulce condenación. Sería muy osado, y me arriesgaría incluso a la esterilidad, si decidiese descubrir y revelar el móvil que me fuerza, de vez en cuando, a manipular, a veces en pleno día, a veces en el insomnio de la madrugada, una lapicera y un pedazo de papel para dibujar una frase, reemplazar un adjetivo inadecuado que se me escapó el día anterior o escribir dos o tres páginas.
Puedo certificar que mis libros están libres de todo compromiso, incluso con sus hipotéticos lectores. Es probable que
entre los veinte y veinticinco años me haya importado mucho que me leyeran. Hoy no me importa nada que se publique o no se publique lo que estoy escribiendo. Eso no depende de mí. Tampoco tendría interés en escribir si supiera de antemano lo que va a pasar en mis obras. Lo único que me importa es hacer una cosa detrás de la otra, sin intención, sin sentido, como si otro (o mejor otros, un amo para cada acto) le pagara a uno para hacerlas y uno se limitara a cumplir en la mejor forma posible, despreocupado del resultado final de lo que hace.
Una cosa y otra cosa, ajenas, sin que importe que salgan bien o mal, sin que importe qué quieren decir. Siempre fue así: es mejor que tocar madera o hacerse bendecir; cuando la desgracia se entera de que es inútil, empieza a secarse, se desprende y cae".
• Respuesta brindada por el escritor uruguayo a una encuesta del diario francés Libération que abarcó a escritores de casi todo el mundo. La consulta, realizada en 1985, fue reproducida años después por la desaparecida revista Babel.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com por qué escribo.
Juan Carlos Onetti.
(1909-1994)