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Milan Kundera regresa a los 85 años con irónica novela sobre los enigmas del ombligo
Por Juan Carlos Ramírez Figueroa
La Segunda, 10 de Abril de 2014
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"¿Dónde se esconde Milan Kundera?". Esa era la pregunta que la prensa francesa se había hecho desde la aparición de su última novela "La ignorancia", hace 14 años. Porque a pesar de haber publicado varias colecciones de ensayos, el escritor checo-francés de 85 años no había dado luces de su existencia. Y eso -en la cultura del espectáculo- equivale a desaparecer del mapa.
Así, mientras los medios especulaban sobre sus lecturas o rutinas hogareñas acompañado por su leal esposa, Vera Hrabankova, el escritor se divertía escribiendo su nueva obra: "La fiesta de la insignificancia", que será publicada por la editorial catalana Tusquets en septiembre, llegando a Chile un par de meses después.
La novela fue celebrada por Le Figaro como "su gran regreso", Liberation destacó que "se lee con rapidez" y para Le Monde es "ligero como la pluma de una perdiz o de ángel". De hecho, la edición francesa de Gallimand tiene apenas 144 páginas. Una simpleza que, sugieren, contrasta con la profundidad de obras emblemáticas como "La insoportable levedad del ser" (1984) o "La vida está en otra parte" (1972).
Acá, en cambio, los capítulos tienen títulos tan delirantes como "Alain descubre la ternura desconocida de Stalin" o "La primera vez que fue capturado por el misterio del ombligo es cuando vio a su madre por última vez".
La novela, que incluye referencias a Goethe y Hemingway, se centra en el acto de mirarse el ombligo, símbolo negativo de la autorreferencia que al autor parece fascinarle. De hecho, el sufrido protagonista, tras contemplar mujeres con pantalones y poleras cortos asegura que el verdadero poder de seducción no está en los muslos o los pechos de las chicas, sino "en este pequeño agujero redondo en el centro del cuerpo".
Pero, como todos los ombligos son iguales, contemplarlos es la cosa menos individual. Contradicción que moviliza este particular libro. "¿Cómo definir el erotismo de un hombre (o un tiempo) que ve la seducción femenina concentrada en la parte media del cuerpo, en el ombligo?", se pregunta la novela.
"Parece como si quisiera adoptar los códigos de la literatura infantil", señaló el crítico Matheiu Lindon, a propósito del tono juguetón y básico con que la obra enfrenta al lector.
Beatriz de Moura, que está traduciendo el texto al castellano, aseguró a El País de España que "están presentes casi todos los temas preferidos del autor y llevados a su esencia: la maternidad, la sexualidad, el poder con sus facetas -desde la crueldad y la arbitrariedad hasta el absurdo y la ternura-, la zafiedad de los falaces...".
Nada mal para un autor que tras romper lingüísticamente con la República Checa (sólo escribe en francés) fue denunciado en 2008 como delator de la policía comunista, y según su propia esposa, desde 1976 "sus enemigos están esperándolo". El viejo Kundera prefirió tomar la vereda del humor y la parodia.