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Disquisiciones lectoras
A propósito de Sobre "La Aldea de los Pensamientos", de Javier Del Cerro
Por Ramiro Rivas
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Siempre he sido un poco reacio a leer textos de poetas que se cambian sorpresivamente a la narrativa. Grandes poetas chilenos como Miguel Arteche y Enrique Lihn cometieron ese desatino publicando novelas muy malas. Y también ha sucedido al revés, como el paso a la poesía de José Donoso y el propio Cortázar. La excepción fue Roberto Bolaño que dominó ambos géneros. Yo, que llevo como cuarenta años en la narrativa (he publicado 11 libros de cuentos y novelas y un millar de artículos críticos en diversas revistas y diarios), soy un gran lector de poesía. Por tanto me interesó leer tu manuscrito. Además que ya había captado que tu poesía seria (no cuando payaseas con la escritura) era muy narrativa.
Ante tu texto de alrededor de 50 páginas de narrativa quedé un tanto perplejo. Por la extensión podía ser una nouvelle, un diario de vida o un conjunto de crónicas. Pero al adentrarme en la lectura, comprobé que la arquitectura del texto, la forma, el estilo, el tratamiento de los personajes, la carencia de progresión narrativa, de conflicto existencial, no correspondía a una novela. Entonces continué leyéndola como algo híbrido, entre novela y prosa poética o poema narrativo. Porque existe una voz narrativa que observa, describe y se involucra con los diversos personajes exóticos de la aldea, con los animales y la naturaleza. Es un canto casi panteísta, una interrelación del ser con la naturaleza y los animales, especialmente con los perros libertarios. Esa conjunción humanos y animales es muy hermosa. Además de la forma escritural, con oraciones separadas a lo largo del texto, como versos, como, máximas poéticas, como una acumulación de imágenes que no ceden, que se multiplican y crean un todo armónico de muy grata lectura.
Esta forma de escritura, no obstante tornarse muy cacofónica por la repetición del inicio de las oraciones, que en un poema enriquece, en la prosa, o en la narrativa en general, se puede tornar en un defecto de estilo. Pero acá, donde la historia desmembrada de los habitantes de la aldea, son parte más de un canto lírico que de una narración realista, pasa desapercibido.
Como no sé a que género pertenece esta obra, la catalogaría como un poema en prosa, puesto que lo lírico permanece a lo largo de todo el texto. Personalmente lo encontré muy original y a la altura de tus mejores poemas, cuando escribes en serio, como debe ser. Felicitaciones.
(13-12-2019)