Lo real está abajo
Nota sobre Abisal de Javier del Cerro
Por Jaime Pinos
.. .. .. .. ..
Nada es real en la superficie, dice un verso de Serpiente (2006) libro anterior de Javier del Cerro. De alguna manera, Abisal es una respuesta a ese verso. Aquí la poesía se sitúa en la profundidad del mar. En esa oscuridad y en ese silencio. Soy un Abisal,/mi cuerpo una perfecta nube gris/ calcinada, espesa. Quien habla aquí ha descendido, ha huido hacia abajo con miedo al sol,/ la superficie,/ a la vida en/ un mar sitiado.
Abisal es el lugar de la mirada. Lo abisal/ es el universo visto desde este cielo. Inversión de la perspectiva: aquí el universo es visto desde abajo. Desde las profundidades submarinas donde el cielo es el mar. Abisal es ese lugar y también el ojo que ve. El ojo/ es mi cuerpo se dice en un verso, reafirmando que aquí la poesía es el despliegue de una mirada, la construcción de un ángulo para ver mejor: abro el ojo,/ lo cierro, para/ ver en su oscuridad/ el silencio. Desde luego, el silencio es el estilo de estos poemas. Fragmentos breves y sin titular cuyo montaje va revelando la visión. Haces de luz que logran penetrar la densa oscuridad silenciosa del fondo.
Un ojo que nos mira debajo del agua. ¿Qué ve ese ojo desde la profundidad abisal? ¿cómo ve el mundo de la superficie, nuestro mundo? ¡Usureros/ en la geografía de Chile! Eso es lo que ve. La usura. Con usura tu pan será siempre rancio como un trapo, dijo Pound. Un mundo regido por la ley del dinero y la conversión de todo, absolutamente todo, en mercancía. Eso ve. El pan rancio que comemos cada día. El banquete preparado por cadáveres al que asistimos cotidianamente, según el mismo Pound. No es la muerte lo siniestro,/ lo siniestro es la usura/ Por ello habito las profundidades/ con mi cuerpo calcinado.
Frente a ese mundo, visto con claridad desde el extrañamiento de quien mira desde abajo, se declara la oposición y la rebeldía: No seré una mercancía./ Si nada tengo haré de mi vida un poema./ No seré una mercancía y me preparo para morir. Una poética: en medio del mundo de las cosas, lograr hacer de la propia vida un poema.
Lo otro que ve ese ojo abisal son muertos. Los muertos sin sepultura que yacen en el fondo del Mar de Chile. Pienso/ en un país/ de montes, fiordos/ y pequeños arrecifes/ Pienso/ en los desaparecidos/ y mi voz de pez canta/ al amor por los hombres. Los desaparecidos. Los hombres y mujeres arrojados desde los helicópteros militares al Mar de Chile con un riel amarrado a la espalda. Los hombres y mujeres cuya ausencia nos recuerda el origen sangriento del actual estado de cosas. La pesadilla que dio origen a la forma en que vivimos. El Mar de Chile como una tumba. El mar que tranquilo nos baña como una tumba. Como escribió Zurita en su libro homónimo: Está el mar, se dice, están las tumbas carnívoras de los peces. Están las carnes color de almendras y el mar. El mar llora.
Mi luz acompaña/ a los desaparecidos dice Abisal. Sus versos, su mirada desde la profundidad, nos recuerda que ellos aún están ahí. En el fondo. Que la historia de la sangre subyace y permanece a pesar del ruido y los juegos vacíos que dominanen la superficie.
Nada es real en la superficie. Javier del Cerro tiene razón y lo demuestra con este libro. Lo real está abajo.
Valparaíso. Octubre de 2012.