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José Donoso
los papeles prohíbidos

Por Elisa Montesinos y Sebastián Reyes (Princeton)
La Tercera Cultura, sábado 4 de octubre de 2008

 

Durante 45 años el escritor chileno llevó diarios íntimos en los que desplegó sus obsesiones: los libros en que trabajaba, sus problemas afectivos, familiares y financieros. La biblioteca de la Universidad de Princeton posee 29 de esos cuadernos, los que acaban de abrirse para consulta del público. Escritos entre 1966 y 1995, revelan la compleja personalidad del novelista y el angustiante proceso de escritura de "El obsceno pájaro de la noche", así como sus veleidades literarias y sus conflictos conyugales.


Corre el año 1993. José Donoso llega en el tren con su maleta repleta de cuadernos personales en una última visita a la Universidad de Princeton. Don Skemer lo espera en la estación. Almuerzan. El novelista chileno está enfermo, se ve frágil. Discute con el curador de manuscritos los términos de la venta. Algunas páginas de sus diarios jamás deberán ser leídas, dice. Cuando negocian, pide que el material no sea público hasta medio siglo a partir de entonces. Skemer no acepta y el autor pide hablar con el director del Departamento de Libros Raros y Colecciones Especiales. Acuerdan 15 años, durante los cuales los cuadernos permanecerán cerrados.

Pasados los 15 años es posible caminar entre los parques y los pasadizos neogóticos de la misma universidad en que Donoso estudió y leyó como nunca antes. Rodeada de bosques, la Biblioteca Firestone guarda preciados tesoros, entre ellos los papeles de Virginia Woolf, Ernest Hemingway y Scott Fitzgerald, y la mayor colección de manuscritos de autores latinoamericanos en EEUU. Hay que pasar a través de laberintos para llegar a la sección de libros raros. Es la primera vez que alguien solicita leer los cuadernos personales del novelista chileno; la restricción se levantó el 1 de septiembre pasado.

Al abrir al azar el cuaderno número 6o aparecen cuentas. En la primera página anota su dirección y teléfono, y ruega que en caso de pérdida lo llamen. "Día fregado", inicia el cuaderno el 6 de enero de 1992, cuando casi no pudo dormir. Donoso llevó por 45 años diarios en los que desplegó sus obsesiones: en una especie de terapia personal se habla a sí mismo, se queja de problemas económicos y familiares, planea ganar tal o cual premio, planifica obras, confiesa sus secretos.

Una caja dentro de otra

A mediados de los 6o, Donoso entregó a la Universidad de lowa los manuscritos, cartas y cuadernos que llevó entre 1950 y 1965, material que fue conocido gracias a una serie de reportajes de La Tercera en 2003.

Las últimas tres décadas de su vida, en cambio, están aquí, en Princeton, junto a su correspondencia y los originales de las obras. La colección parte con el número 34, de 1966. El 8 de enero amanece deprimido en lowa, donde se encuentra como profesor del Taller de Escritores. No está conforme con el manuscrito de El obsceno pájaro de la noche: el orden lineal no le acomoda, se siente desorientado. Hay quienes, como Braulio Arenas, le han vaticinado que no podrá terminar la novela, pero Donoso es, como él mismo dice, empecinado. Planifica capítulos y se da tareas, entre ellas averiguar más sobre el "imbunche".

En los cuadernos dedica varias páginas a la construcción de personajes como Inés, borracha, que no puede tener hijos con Jerónimo; cuando tienen uno, engendran un monstruo. Nueva tarea: meditar sobre la culpa. Ahí radica lo que quiere decir.

Pasan tres años de búsqueda, a ratos angustiosa; está empantanado. El '68 es un año importante. Radicado en España, obtiene la beca Guggenheim, adopta a su hija Pilar. Y hacia fines de año planea un nuevo viaje a EEUU que traerá consecuencias para su novela y para su vida. Siente que está dando en el clavo y que su originalidad radica en la construcción a base de símbolos, de cajas que caben unas dentro de otras, de personajes que intercambian roles. Asegura haber creado un mundo totalmente suyo, más original aún que el mundo de Fuentes y de García Márquez. Está releyendo Cien años de soledad y dice que no le parece tan buena como al principio. Era el 4 de enero de 1969. A los pocos días tiene una crisis. Va a dar al hospital de Fort Collins con un ataque de úlcera. "El pájaro me estaba comiendo las tripas", dirá después a la televisión española. En el hospital le sacan la mitad del estómago. Las altas dosis de morfina lo vuelven temporalmente loco. Se abre las heridas, se arranca las sondas, corre por los pasillos gritando "nos quieren matar a todos". Las pesadillas y terrores vividos los desarrolla en la novela y sobre todo en Humberto Peñaloza, que se transforma en el Mudito y en el imbunche, monstruo mitológico chilote al que le cosen los orificios. La locura le permite finalizar El obsceno pájaro... en ocho meses. Su novela pesadilla, su novela laberinto, se transforma en éxito internacional inédito para los novelistas chilenos.


Todo se cae a pedazos

"Donoso fue nuestra primera colección del archivo de literatura latinoamericana contemporánea, antes que García Márquez, Fuentes y Vargas Llosa", dice Don Skemer, en su oficina de la biblioteca de Princeton. La última vez que el escritor lo visitó, en 1993, le contó que durante un año en Washington le habían pagado muy bien, que hizo algo que nunca le había interesado: comprarse ropa. "Es lo que me dijo. Vivía modestamente".

Donoso había regresado a Princeton en 1971 tras 20 años de graduarse, para una fiesta de celebración. Tenía una deuda de aranceles pendiente. Ofrece pagarla con manuscritos. La universidad acepta. Luego comienza a vender sus papeles en distintas partidas; los precios son fijados por un tasador. A fines de los 70 viaja varias veces a encontrarse con Peter Johnson, especialista en literatura latinoamericana. Juntos planifican los materiales que serán vendidos en los próximos años. La biblioteca mantiene las cifras en reserva. En carta de 1989, Johnson le anuncia que le darán dos mil dólares por el manuscrito de su novela La desesperanza, publicada en 1986. El bibliógrafo le reclama no haberlo enviado antes. Teme que materiales importantes no están siendo incorporados a la colección "en forma sistemática". Una vez que no uses más las distintas versiones de una novela publicada, deberías enviarlas a la colección, le recuerda. Lo mismo corre para las cartas.

La publicación de El obsceno pájaro en 1970 lo consagra como uno de los protagonistas del boom. Pero se siente solo en Calaceite. Dice que en Cataluña hay "cero" intimidad con nadie. Le hace falta un amigo con quien intercambiar "confidencias". Según él, sus cercanos no lo escuchan. Jorge Edwards es la persona más interesante que conoce, pero lo considera egomaníaco. Mauricio Wacquez también vive en el pueblo, su estrella se está extinguiendo, dice Donoso, que no soporta su permanente conversación sobre sexo y alcohol. Donoso se contradice. En el párrafo siguiente admite que ha escrito "tonterías", porque está vacío, desorientado y no sabe qué hacer. Escribe Casa de campo, tiene ganas de quemarla, todo se cae a pedazos: su matrimonio, sus finanzas, su novela. Le preocupa su hija porque, según anota, deberá "apechugar" con una madre alcohólica y un padre homosexual. En su opinión, ninguno de los dos es "practicante". Ella bebe poquísimo, pero compulsivamente. A él le basta con unos pocos encuentros al año.

Su insatisfacción es general. Baraja dónde irse, tal vez México. Apenas publicado El pájaro... recibe correspondencia de sus pares con alabanzas. Vargas Llosa escribe que le parece deslumbrante lo demoníaco, habla de furor estilístico, de una pesadilla magistralmente organizada. Buñuel la califica de una obra maestra. Los personajes le martillean continuamente el cerebro, la novela "puramente surrealista" lo deja "estupefacto".

En cambio, en Chile sus padres parecen no comprenderlo. La madre le escribe en junio del 71 y le cuenta que está leyendo el libro y que ella vivió una atmósfera de terror similar cuando niña. El padre le había escrito varios años antes, a propósito de El lugar sin límites, la novela ambientada en un prostíbulo regentado por un travestí. Le pareció muy desagradable.

En los años siguientes, Donoso publica Casa de campo y junto a su familia regresa a Chile. Todo seguirá siendo registrado por su letra ensortijada, a ratos perfecta, grande, en otros pequeña e ininteligible, en azul o negro, inglés o español, dependiendo de su ánimo. ¿Sería la de diarista otra de sus máscaras? Y la gran duda: ¿escribía para sí mismo o para el lector del futuro?

* * *

Claves de la colección

Los papeles de José Donoso en la Biblioteca de la Universidad de Princeton inauguraron la colección de manuscritos de escritores latinoamericanos, que hoy incluye a Reinaldo Arenas, Alejandra Pizarnik y autores del boom. El escritor chileno entregó en 1972 sus primeros manuscritos como parte de pago de la deuda de aranceles que contrajo siendo estudiante. Luego la universidad comenzó a pagarle por sus originales y correspondencia. La venta de los cuadernos terminó de negociarse en los 90, y llegaron en distintas partidas que Donoso llevaba personalmente, como si no quisiera desprenderse de ellos. Las cartas van de 1967 a 1996 y están distribuidas en 21 cajas. Hay correspondencia familiar, con críticos como Jean Franco, con su agente -Carmen Balcells- y con autores latinoamericanos como Reinaldo Arenas, César Aira, Carlos Fuentes, Pablo Neruda, Vargas Llosa, García Márquez.

Los cuadernos son 29 y ocupan siete cajas. Muestran el proceso creativo de sus libros y la vida que lo rodeó. También están los borradores mecanografiados de sus principales obras: Este domingo, El obsceno pájaro de la noche, Historia personal del boom, Tres novelitas burguesas. Otra caja contiene fotos inéditas de distintas etapas de su vida.


 

 

 

 

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