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La
aventura de Cordillera
Por Jorge Etcheverry
Publicado en en
Boreal - Primer Encuentro de literatura chilena en Canadá,
Ottawa,
2003, 104 pp.
A fines de 1979, en el comedor de la casa de Leandro Urbina y Cristina
Shantz, se dio inicio a Ediciones Cordillera. Su tarea y propósito
habría de ser la divulgación de la cultura literaria
chilena en Canadá. Se sobreentendía que la difusión
de la cultura chilena iba de la mano con la solidaridad con Chile
y Latinoamérica y la denuncia del régimen militar chileno,
que se había apoderado de la institucionalidad del país
el 11 de septiembre de 1973 en un golpe militar respaldado por Estados
Unidos.
Cosa interesante. En ese momento, en que Estados Unidos venía
saliendo de Vietnam y se luchaba por el socialismo en África,
el exilio chileno era doliente y nostálgico, pero esperanzado,
activo y de alguna manera ecuánime y maduro: en el seno de
la comunidad chilena exilada de Ottawa no hubo problemas de que fueran
los escritores mismos los que armaran la editorial, y fueron en su
mayoría escritores, en ejercicio o en ciernes, representando
a sus organizaciones, quienes constituyeron el comité editor:
Así se produjeron los dos libros iniciales, Teoría
del circo pobre, libro de poemas de Hernán Castellano Girón
y , de Leandro Urbina, conjunto de breves relatos centrados alrededor
del golpe que habría de convertirse en un clásico, o
en el clásico, de la prosa breve del golpe.
Lo que caracterizaba a ambos libros era que no se trataba de literatura
"comprometida", o de lo que las expectativas y presuposiciones
de un lector esperaría que fuera la literatura comprometida:
la poesía de tendencia parrafal de Castellano Girón,
alusiva, coloquial y pluritextual carecía de puños en
alto, y si aparecían, eran un elemento más y los relatos
de Urbina eran viñetas anecdóticas de una vida cotidiana
alterada y distorsionada por el golpe, en que las cualidades humanas
minimalistas estallaban como chispas en la oscuridad. Estamos muy
lejos de las siluetas fuertes y angulosas contra fondo rojo de las
litografías rusas, y de los clichés tautológicos
de una gran parte de la así llamada 'literatura comprometida'.
Esos libros se produjeron cuando Cordillera, en sus inicios, estaba
bajo el alero de la Asociación de Chilenos de Ottawa, y fueron
financiados con los sueldos de los profesores de la escuela chilena
sabática de lengua y cultura, y con otras actividades como
las peñas. En el mismo período, la Asociación
contaba con un taller literario. En un documento de la época
se lee: "El trabajo del taller se orientará según
principios que dentro de la mayor amplitud sólo excluyen la
propaganda abierta del fascismo", "Las actividades del taller
se complementan con un programa de difusión y participación
externa a través del periódico y actividades tales como
foros, mesas redondas, lecturas y recitales, abiertas al público
hispanohablante, anglo o francófono según la ocasión".
Respecto a la editorial, se afirma: "Una actividad considerada
importante dentro de los objetivos propuestos es la iniciación
de un sello de imprenta o una editorial de la Asociación de
Chilenos de Ottawa, que se iniciaría eventualmente con la publicación
de autores residentes con volumen y calidad de producción suficiente
para la publicación a breve plazo...".
Como se decía, y a pesar de los traspiés que la izquierda
sufría en América Latina, se vivía más
bien un período "de alta", en que implícitamente
se concebía a la cultura, como representación de la
realidad en todas sus formas y formatos, como en sí misma revolucionaria
o progresista, sin importar sus mediaciones. Si bien se cultivaba
la poesía comprometida, y se la leía y publicaba, por
ejemplo en las revistas Casa de las Américas o Literatura chilena
en el exilio, ningún por así decir 'teórico'objetaba
los experimentos vanguardistas de Millán o de los tres miembros
de la Escuela de Santiago en Canadá, que efectuaban recitales
y publicaban en revistas canadienses y del exilio chileno. Eran momentos
en que la comunidad chilena, principalmente exilada, no había
desarrollado todavía un cierto populismo antielitista posterior,
más bien defensivo frente a su manipulación por ciertas
élites, ya que se mantenía un poco el espectro de las
organizaciones políticas de la izquierda chilena más
relevante, con su base social que de algún modo atravesaba
el espectro de las clases y tenía un perfil no tan sólo
reivindicativo, sino también ideológico.
Casi al mismo tiempo, y con medios muy modestos, Cordillera produjo
dos cuadernos, que iniciaban lo que hubiera debido ser una serie:
un cuaderno de ensayo y uno de poesía. El "Primer cuaderno
de poesía chilena", publicado en Ottawa en 1980, era el
primero: "Nacidos como material de apoyo para recitales que tienen
una finalidad de asistencia material y difusión de la cultura
chilena...pretenden convertirse en pequeños sumarios de lo
más representativo y selecto de la cultura chilena escrita,
tanto en el interior como en el exterior". Compilado por Gonzalo
Millán, Jorge Etcheverry y Leandro Urbina, con ilustraciones
mías y portada de René Castro, el cuaderno tenía
una meta que se perfilaba entonces y que sigue estando presente en
la literatura y cultura chilenas en Canadá "Con esta iniciativa
se pretende además contribuir a la unificación de la
producción literaria e intelectual del interior y el exterior".
La publicación se divide en dos partes; "De allá"
y "de acá". De allá figuraban Claudio Bertoni,
Claudio Betsalel, Teresa Calderón, Juan Cámeron, José
Cuevas, Ricarlo Larraín, Carlos Mellado, José María
Memet, Roberto Merino, Manuel Silvacevedo, David Turkeltaub, Raúl
Zurita. De acá éramos el que habla, Gonzalo Millán,
y Naín Nómez. De ese cuaderno me queda el párrafo
6 de los Materiales de memoria pública de Pepe Cuevas:
Este largo largo tiempo de República.
Un costillar con ajo picantísimo
Unas pantrucas con su huevo caído.
Una cazuela de pavita.
Un vinito con harina tostada.
Todo sucede según el peso de la noche
Y yo, no sueno ni trueno.
Y yo, no voy ni a cañón.
Señor, usted es un pichiruchi
--Y usted es un huasacaco
--Y usted anda más perdido que el Teniente Bello
Es interesante para la historia de Cordillera la contratapa del cuaderno,
en que la editorial destaca los libros aparecidos: Las Malas juntas,
de Urbina, y Teoría del circo pobre, de Hernán
Castelano Girón, y anuncia la aparición de El evacionista,
del autor de este artículo, e Historias del reino vigilado,
de Naín Nómez. Se afirma que el cuaderno es parte de
una "Colección cuadernos" en que se anunciaban por
venir cuadernos de ensayo, cuento y otro de poesía, y se da
la dirección y el nombre de la Asociación de Chilenos
de Ottawa para los pedidos. Este cuaderno fue impreso en Carleton
University. Los libros El Evasionista e Historias del reino
vigilado fueron los primeros libros bilingües de Cordillera,
ambos publicados en 1981, a los que habría de seguir la clásica
antología de Naín Nómez, Literatura chilena
en Canadá, también bilingüe, y que de alguna
manera estableció el patrón de la literatura chilena
en Canadá para el período.
Una publicación no mencionada en el anuncio del cuaderno de
poesía fue una pequeña antología bilingüe,
El Salvador people' poetry que apareció sin el pie de
imprenta de Cordillera, y que tuvo el mérito de ser la primera
antología bilingüe de poesía salvadoreña
combatiente. La edición se donó a los representantes
en ese entonces de la comunidad salvadoreña exilada, y se organizó
en Toronto un lanzamiento a beneficio de Salpress: An Independent
newsservice from El Salvador. La introducción es mía,
la traducción la hizo el que habla con Joan McCarthy, y debajo
de la ilustración de la portada, en lugar de Ediciones Cordillera,
figura escrito el año: 82. La razón de esto fue el deseo
de no 'quemar' la editorial, ya que en ese entonces, uno de los escritores
miembros había recibido la visita de la policía, que
anunció que visitaría, entre otras personas, a otro
de los escritores, pues tenían interés en saber si había
contactos con el Partido Comunista canadiense o con los salvadoreños.
Esa visita fue hecha pública por un programa de televisión
cultural en un canal de la televisión comunitaria de Ottawa.
De esta publicación cito este poema anónimo:
Inventario
3 botes de tinta
25 resmas de papel bond
una máquina de escribir
2 sténciles
una banca 2 sillas
una tabla semejando mesa
un cenicero con colillas
olor a imprenta
pasos
sobresalto
no era nada
un bote de correctos
el sonido del mimeógrafo
Aquí
se da un paso al asalto del mañana.
El Evasionista e Historias del reino vigilado, se publicaron
con financiamiento obtenido de Wintario a través del Latinoamerican
Children's Fund, un organismo solidario con personalidad jurídica
dirigido por chilenos en Ottawa "...a non-profit organization
based in Ottawa. Its main aim is to collect material aid in Canada
and send it to Latin American organizations that are attempting to
alleviate the situation of poverty and social deprivation facing people,
particularly children, in those countries", pero que también
"…organizes and support community and cultural activities for
Latin Americans in Canada". A estos dos libros siguió
la ya mencionada antología de Nómez, Literatura chilena
en Canadá, con financiamiento de Multiculturalismo.
Este período marca varios hechos importantes. Es la primera
salida bilingüe, en español e inglés, de la literatura
chilena en Canadá identificada fundamentalmente como una literatura
del exilio; se inicia una actividad editorial chilena en el país
anfitrión, más o menos sistemática, dotada de
continuidad, que se incorporaba al idioma del país, en este
caso al inglés, y con un gran nivel de profesionalismo. Los
editores eran titulados en las universidades chilenas, y/o se encontraban
efectuando aquí estudios de postgrado, además de ser
en gran mayoría escritores. Además, esta actividad contaba
con el apoyo de la comunidad chilena residente.
La antología Literatura chilena en Canadá/Chilean
literature in Canada, publicada en 1982, constituyó por
así decir la "entrada" de la literatura chilena producida
en el país, preponderantemente una literatura 'del exilio'
en el marco cultural institucional canadiense de ese entonces, básicamente
a través de una nota aparecida en la Enciclopedia canadiense:
"...with the exception of Ludwig Zéller..., most are
political refugees...Most, in the early 1980s were relatively young,
and went to Ontario, where they continued to write in Spanish. Among
them are Jorge Etcheverry, Erick Martínez and Naín Nónmez,
members of the avant-garde poetry movement known as the "Santiago
School". Their sophisticated poetry, which draws on both European
and Chilean traditions of Surrealism, is both political and personal.
Though they are preoccupied with Chile, the émigrés
also address Canadian experience, as do Gonzalo Millán, Manuel
Aránguiz, Claudio Durán, Ramón Sepúlveda
and José Leandro Urbina. An anthology, Chilean Literature in
Canada, was published in 1982".
Esta larga cita revela elementos importantes, sobre todo en la poesía,
que le habrían de penar a los críticos canadienses ingleses,
que de ahí en adelante advirtieron elementos surrealistas en
prácticamente todos los libros de poemas en inglés posteriores
de chilenos criticados al menos en Ontario, lo que a nuestro parecer
sólo se ajustaba a la verdad en el caso del poeta Luis Lama.
Unos años más tarde, en 1985, se publicó el libro
bilingüe del tercer miembro (de los cuatro) de la Escuela de
Santiago residente en Canadá, manuscrito prácticamente
listo desde años: Tequila Sunrise de Erik Martínez,
que como los libros de los otros dos miembros de la Escuela de Santiago,
es una obra antológica que recoge prácticamente toda
la obra del autor, escrita mayormente en Chile. Este libro había
seguido al importante libro en español Vida, una antología
del poeta Gonzalo Millán, publicado el año anterior.
De aquí escojo el poema Drogadicto:
Un drogadicto necesita
2.000 dólares semanales
para su hábito,
Yo necesito mucho menos,
escuchar tu voz,
de vez en cuando
divisarte por la calle.
El segundo intento, más estructurado, después de los
abortados cuadernos, de re(establecer) contacto con 'el interior'
o 'el frente' lo constituyó la revista El espíritu
del valle, Revista de poesía y crítica, que duró
dos números, el primero de 1985 y el segundo número,
doble, de 1987. Esta revista, editada por la Fundación Cooperación
Chile-Canadá y Ediciones Cordillera, de Ottawa, estaba dirigida
por Gonzalo Millán y en el consejo editorial figuraban Manual
Basoalto, Jorge Etcheverry, Ramón Sepúlveda, Cristina
Shantz, Fernando de Toro y José Leandro Urbina. Entre sus colaboradores
y figuraban Omar Lara, Enrique Lihn, Floridor Pérez, Waldo
Rojas, Federico Schopf y Lake Sagaris. Las dos portadas fueron de
Eugenio Ditborn y Nemesio Antúnez. La revista incluía
poesía y crítica chilena y latinoamericana, pero también
artículos y muestras de la poesía belga, alemana y canadiense,
en traducción. El poema de Al Purdy, Tentativa, dice:
El único gesto desafiante del
hombre
ante el universo hostil o indiferente
es pararse afuera en la noche
después de la cantidad requerida de cervezas
y con una elegante y enorme parábola
tratar de mear las estrellas fracasando magníficamente
fracasando magníficamente.
Este ambicioso proyecto desapareció en su versión original,
aunque se dice que Gonzalo Millán edita una secuela.
Cordillera siguió sin embargo publicando obras de Raúl
Barrientos, Tomás Harris, Verónica Zondec, la antología
de Manuel Jofré sobre poesía chilena de los 80 y otros
volúmenes. El año del final 'oficial' del exilio chileno,
cordillera participaba, con otras dos editoriales pequeñas,
en lo que sería la primera antología de la poesía
latinoamericana en el Québec, publicada en 1990.
Cordillera se inscribió (para no decir inició)
dentro de ciertas tendencias en el por así decir "quehacer
editorial". Las empresas editoriales chilenas en Canadá
han sido básicamente no comerciales, gestionadas por los poetas
y escritores interesados, con un apoyo político y comunitario
variable, que parecen carecer de una política de distribución
y están dirigidas hacia un público vago, que oscila
entre la comunidad chilena local, el público anglófono
o francófono en general, el público anglófono
o francófono 'comprometido', el público latinoamericano,
el hispanohablante, el público chileno de Chile, etc. O que
intenta llegar a todos estos públicos, reflejando de una manera
no planificada la variedad casi microcósmica del espectro literario
tanto chileno como latinoamericano.
Habiendo comenzado a publicar libros bajo coordenadas aún
culturalmente modernistas y las de la contradicción básica
de clases y entre metrópolis y colonia, al momento de publicar
su último libro, Monarca, de Raúl Barrientos,
en 1997, Cordillera lo hace dentro de un marco que ha visto
la salida a la palestra de la problématica, sexual, identitaria,
étnica y cultural como contradicciones que se vienen a sumar
y enmascaran a las contradicciones anteriores 'modernas' que operan
desde la sombra como un 'primer motor'. La actividad editorial y la
literatura se han abierto a una pluralidad de proyectos que no excluyen
a la gratificación, el robustecimiento identitario, el ascenso
y el reconocimento sociales, la postulación desafiante de estimativas
antes marginales y despreciadas que reclaman carnet de identidad y
asiento en la platea, sino en el palco, todo lo que haría parecer
extrañas o casi escandalosas las delimitaciones autoriales
de la Cordillera de inicios de los 80.
Como una de las contradicciones básicas actuales se levanta
el idioma, que encarna y abanderiza una cultura y adquiere especial
relevancia en una sociedad constituida por idiomas y etnias hegemónicas
y otras subordinadas. Gonzalo Millán, de vuelta en Chile, y
en una entrevista en el documental del cineasta Leopoldo Gutiérrez
sobre su selección de la literatura chilena en Canadá,
rememora su actividad literaria en Canadá para concluir que
aquí escribir en español es un acto político.
Jorge Etcheverry
Ottawa, 2002