Proyecto Patrimonio - 2010 | index | Jorge Etcheverry | Autores |





Partenogénesis poética

Jorge Etcheverry

Mi ausencia estos últimos días no te debe sorprender, es por razones de fuerza mayor. Pero ya estoy de vuelta y te voy a ir dando los antecedentes de todo esto, de a poco, para que no te asustes. Ya sabes que ahora último he estado en varios países, a veces por invitaciones que no me puedo dar el lujo de dejar pasar, ya que me pagan el pasaje, aunque a veces preferiría quedarme un par de semanas en el departamento sin hacer nada, o lo menos posible, leyendo los mismos libros, viendo las mismas películas, cocinándome la misma comida que sé que me hace mal, pero que si uno la come en poca cantidad no importa, se puede comer de todo con moderación. Incluso me fumo un par de cigarrillos en la noche. Y justamente estaba en ese ánimo de mantenerme tibio en mi madriguera a comienzos de este otoño húmedo, cuando me invitaron a leer en un recital en la Biblioteca unas personas que no voy a nombrar, por otro lado asociadas con otras personas que decían que este año habían decidido invitar a poetas jóvenes, claro que cuando se trata de poesía se dice ‘poetas jóvenes’ hasta que los tipos tienen más de cuarenta años. Pero la confusión no era tanta tratándose de un evento latino, ya que pareciera que tendiéramos a acentuar nuestro carácter desordenado y vital para perfilarnos nítidamente en este ambiente anglófono que tiende a congelarse más y más, no por su distancia con el polo—que sigue más o menos igual, además de que el ártico se está empezando a fundir—sino por las tendencias del electorado, que en cada elección va secretando una nueva capa de una caparazón de tortuga conservadora y dura para protegerse de los vientos cambiantes de este mundo, que como una vieja barca sideral y humana hace y hace agua, pero nunca se hunde. Entonces recuerdo haber mandado una nota de vuelta diciendo con ironía pero sintiéndome un poco culpable, que esa lectura a que me estaban invitando le habría venido de perillas a la persona que yo era hace unos treinta años, o mejor aún, si ahora yo fuera un par de gemelos univitelinos poetas de treinta años cada uno en vez de este señor que escribe, a la postre bastante más que maduro pese a su apariencia—o al menos eso quisiera creer—, que pronto se asomará por las ventanas de sus sesenta años. Y dicho y hecho. Y después de mandarles ese email me dormí pensando que ese chiste que les había mandado contenía una velada crítica. O quizás no tan velada. Pero a la mañana siguiente nos vimos embarcados en esta situación que pese a sus aparentes atractivos es más bien difícil desde un punto de vista no tan sólo existencial, ontológico o psicológico, sino práctico. Y ahora empiezo a usar esta primera persona del plural en forma que corresponde a una realidad, no como el recurso de estilo que usaba cuando hacía notas críticas y quería dar la impresión de no estar opinando, sino revelando una verdad universal e indiscutible sobre el autor de que se trate. Pero para eliminar preámbulos y cortar por lo sano te quiero comunicar que ahora somos dos. En nuestro caso no se trata simplemente de una partenogénesis, ya que lo que se dividió no fue una célula o un gameto, sino todo un organismo pluricelular, o sea que más bien fue una especie de fisión de un organismo bastante complejo (humano) que se dividió como si se tratara de una ameba. De más está decir que los dos somos haploides, ya que solamente tenemos y de seguro en forma idéntica, los genes de nuestro progenitor. Antes que nada debo decir que soy (o mejor dicho somos) de ascendencia vasca y que entre las diversas teorías que corren sobre la antigüedad de este pueblo la más radical es lo que se llama la euskeridad ancestral. La Wikipedia dice textualmente que los hablantes del euskera están ahí desde “siempre”, es decir al menos desde el Neolítico y talvez desde el Paleolítico, lo que es harto elástico, ya que el Paleolítico abarca desde hace 2 millones de años a unos meros 10.000 años antes de Cristo. Pero ahora soy yo el que te está escribiendo, es decir yo, el otro, que soy zurdo. Me imagino que al dividirnos por la mitad—esto pasó cuando yo estaba dormido—las dos mitades resultantes se completaron de adentro hacia fuera, desde los tejidos ya existentes brotó la otra mitad, por ejemplo yo tengo dos manos izquierdas, es decir que funcionan como izquierdas, pero a la vez un set cerebral, nervioso, motor, de órganos, etc. completo, así es que también soy ambidextro, puedo usar la izquierda como derecha y la derecha como izquierda. Tú no te vas a dar cuenta porque esto lo estoy tecleando en la computadora. Pero cuando practicábamos mi firma hace un rato me di cuenta que uno escribe inclinando un poco las letras a la derecha y el otro a la izquierda. El otro, que ahora está buscando alguna ropa para prepararnos un par de tenidas más o menos presentables con las cosas del viejo, —es decir mías de antes de que me durmiera la noche pasada—, tiene un cierto interés teórico o científico, quiere explicar este fenómeno y está tratando de verle las cinco patas al gato genético, y quizás tenga razón. A lo mejor hace unos dos millones de años la interacción entre la mente y el cuerpo era más flexible, era distinta, ahora los únicos que cambian así son los insectos, acuérdate del colegio: larva, ninfa e imago. Se dice que hay algunas lombrices que si uno las corta, al poco tiempo tiene dos gusanitos jóvenes que tienen los dos la misma experiencia y memoria del gusano padre. Pero ahí ya puedes ver la diferencia con nosotros. A lo mejor es porque al dividirnos cada uno se quedó al comienzo con una mitad del cerebro, así que creo que fui yo el que heredé el lado por así decir poético, aunque quiero decirte que el que está más interesado en ir al recital es él, no tanto para leer poesía, sino para refocilarse en el asombro de la concurrencia, ya que como te decía al principio, tenemos más o menos treinta años ahora, — y para exponer sus teorías, ojalá que no se lo lleven al manicomio. Pero si es así, voy a tener más espacio en el departamento, que estaba lo más bien para mí antes, cuando vivía solo. Pero no me tomes en serio, son bromas, cosas que se me ocurren. De los dos, yo soy el que tengo más imaginación e iniciativa, y por eso te anticipo que a los pocos minutos de que leas este email alguien va tocar el timbre de tu casa. No te asustes. Como te digo, ahora me veo mucho más joven.

 

 

 

Proyecto Patrimonio— Año 2010 
A Página Principal
| A Archivo Jorge Etcheverry | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez S.
e-mail: osol301@yahoo.es
Partenogénesis poética.
Jorge Etcheverry