Introducción a Chilean Poets. A new Anthology
(Versión en español del autor)
Jorge Etcheverry
Hacer una antología de poesía de cualquier tipo es una tarea preñada de riesgos. Una antología de poesía de un país determinado los multiplica. No se puede pretender exhaustividad, siempre habrá nombres que no se incluyen. Los criterios de calidad literaria varían de generación en generación, y son diferentes según los diversos grupos sociales y culturales. A las finales, una antología representa los antecedentes sociales y culturales del autor, su ideología y preferencias, así como su grado de conciencia de la institución literaria o sus conexiones con ella. A lo más el editor puede trabajar al interior de esas corrientes históricas y establecer un pacto con esas relatividades.
Una antología de poesía chilena debe incluir a los clásicos indiscutibles, en este caso a Neruda, la Mistral, de Rokha, Parra y Huidobro. En lo que respecta a las múltiples voces de la poesía chilena, hemos preferido entregar una muestra, a veces de lo más representativo o que recoja características comunes a un grupo o generación, otras veces de lo sobresaliente en términos de su acogida crítica, (teniendo en cuenta que la recepción crítica siempre es relativa y depende las tendencias del momento y del mercado del libro). Además, esta antología da espacio considerable a voces nuevas o relativamente nuevas de las variadas facetas de la poesía chilena contemporánea. En algunos casos no nos hemos restringido exclusivamente a los poetas o poemas más conocidos, o a las preferencias de la crítica establecida. Así hemos seleccionado a algunos de los poetas más notables de diferentes generaciones y orientaciones junto a otros que creemos se destacan especialmente en o representan a diferentes perspectivas y posiciones estéticas o temáticas. En esta empresa, hemos incluido poetas de los diversos períodos, regiones y orientaciones de la poesía chilena contemporánea, que esperamos le entregue a los lectores un sentido de la gran variedad de este corpus de trabajo. La poesía chilena se puede considerar como el resultado de la tensión productiva de tendencias opuestas, de solicitaciones encontradas, de la lucha permanente de la institución y lo establecido con lo nuevo; del centro urbano fagocitario con las regiones; de la continuidad con el cambio; de la necesidad de significado, contenido y valores, con la ruptura y exploración lingüísticas; del país geográfico con la producción de la diáspora; de la publicación comercial y la inserción en el mercado de bienes y mercancías con las iniciativas marginales; de las aventuras vanguardistas en el límite del lenguaje con el afán de la comunicación simple y universal. Eso da como resultado una poesía “tanta y tan variada”, como expresara alguna vez la crítica Soledad Bianchi, en que coexisten con diverso grado de presencia pública y publicada prácticamente todas las alternativas (posibles) de la poesía en idioma español, muchas veces produciendo una pluridiscursividad y pluritextualidad al interior de un mismo poema, como en el caso de varios textos antologados.
Como en muchas otras literaturas nacionales, la poesía chilena ya no tiene un canon único que establezca las reglas universales de la escritura, y en la actualidad despliega una variedad y riqueza ilimitadas de forma y contenido. Esto se debe a diversos factores, incluyendo el exilio masivo de escritores chilenos (y de parte importante de la institución literaria chilena) después del golpe de estado de 1973, que dio lugar a la diáspora que siguió. En el caso de este libro, los autores que representan a la diáspora chilena son básicamente de la esfera norteamericana, específicamente Canadá y Estados Unidos, y hemos elegido presentar una combinación de voces chilenas nuevas y establecidas de esta región. Entonces, los poetas chilenos que viven en el extranjero tienen una presencia importante en esta antología.
Como sus contrapartes en Chile, estos poetas muestran muchas orientaciones temáticas y formales. Algunas son voces poéticas experimentadas mientras otras están en sus inicios. La escritura de esta área geográfica y cultural ha probado ser especialmente valiosa para la diáspora literaria y poética chilena. Esta rama de la poesía chilena ofrece versiones especiales de los temas del exilio y la dislocación, la nostalgia, la asimilación, el compromiso político, la denuncia y la alineación. Así, entre las diversas facetas de esta antología, están presentes textos con los temas y formatos que se podían esperar de la poesía del exilio y la inmigración, como el desarraigo, la nostalgia y la comparación entre ambas sociedades y culturas, la originaria y la anfitriona. Pero la obra de estos poetas ilustra además las hibridaciones temáticas y formales de la poesía chilena producida fuera del país, que en algunos casos ha incorporado elementos culturales y lingüísticos de los países anfitriones. Por supuesto que estos temas y la experimentación estilística no son nuevos en el caleidoscopio de la poética chilena, ya que la Mistral, Neruda o Huidobro, eran exilados o trasplantados que escribieron importantes obras durante su residencia en el extranjero. La poesía diaspórica chilena incorpora además los otros elementos presentes en el variado, ubicuo y polidiscursivo friso de la poesía chilena, que es una especie de mundo alternativo que refleja las instancias y la historia de la vida nacional dentro y fuera de sus fronteras.
Otro cambio social e histórico significativo que ha alterado el territorio de muchas literaturas nacionales—incluyendo a la chilena—es el advenimiento de la globalización. Por ejemplo, las políticas identitarias inicialmente asociadas con el “primer mundo”, se han extendido a través de gran parte del así llamado “mundo en desarrollo”, incluyendo a América Latina, donde han tenido una enorme resonancia, ya que las condiciones sociales y culturales para estas políticas ya estaban profundamente enraizadas. En las últimas décadas, el proceso de validación (y reconocimiento) del género, los grupos étnico, las comunidades y el lenguaje, ya en marcha en las literaturas del primer mundo—por ejemplo de la literatura gay, feminista, indígena y étnica en general— se ha incorporado rápidamente a las tendencias, movimientos y agrupaciones de la literatura chilena. De manera que hoy en día algunos poetas y cierta poesía se han convertido en, o se consideran, representativos de, esos grupos sociales o culturales, mientras que por ejemplo los poetas chilenos en los 1960 se agrupaban en general por sus distintas maneras de conceptuar la poesía y escribirla, así como por sus distinciones geográficas. Los medios virtuales y las TIC (tecnologías de información y comunicaciones) también han alterado la conformación, territorio y parámetros de las literaturas ‘nacionales’, haciendo difícil que uno pueda referirse como nacional solo a lo que se escribe en el interior de las fronteras físicas de un país determinado.. Por estas razones hemos decidido escoger a autores noveles del ‘interior’ del país junto con voces nuevas o más o menos establecidas de la así llamada ‘diáspora’. Muchos se pueden considerar como voces emergentes que en algunas instancias señalan una renovación o una potencial promesa en el ámbito de la poesía.
La internacionalización de la literatura y poesía chilena s ha visto acentuada por la realidad de la globalización con sus migraciones y desplazamientos masivos y diversos. Pero ha sido el curso planetario que ha adquirido la poesía chilena desde el éxodo casi masivo por el golpe, el retorno parcial de sus poetas y la resistencia poética al interior, lo que estableció vasos comunicantes con los idos, lo que ha influido de manera por el momento imprecisable (para mí) en la futura imagen y contorno de este “enorme animal impuro” que es la poesía chilena, cuando a veces amodorrado digiere todo este variado alimento. Quedémonos y despidámonos entonces con un momento de encuentro en un lugar remoto, que se hace vivo y consustancial en la palabra de un poeta que nos ha dejado recientemente:
NOCTILUCAS
Carlos Geywitz
La veo allí,
entregado el rostro a la ventana,
sin más pintura que los ojos ausentes.
Me acerco,
le pido un último cigarro
y observo la línea imperfecta de sus labios.
Nada más que al pasar
el rictus insinúa
historias de disueltos pasajeros.
El pulso de esta noche
amenaza rayar
las paredes de mi corazón.
Dejamos el bar,
partimos luminosos a amarnos,
a intercambiarnos las angustias
sabiendo que el amanecer es inexorable.
Jorge Etcheverry