Jorge Edwards
Cuentista de la Generación del 50 analiza su grupo. "Gente de la Ciudad", Cuentos, Editorial Universitaria, 1961, 124 páginas Por Carmen Merino Publicado en LA NACIÓN, 7 de enero de 1962
"Gente de la Ciudad" recién aparece en las librerías de Santiago, publicado por la editorial Universitaria. Su autor, Jorge Edwards, vuelve a entregar un libro después de nueve años de silencio. En 1952 escribió "El Patio”, y fue incluido por Lafourcade en su Antología "Cuentos de la Generación del 60".
“Lafourcade hizo un exagerado despliegue publicitario alrededor de un grupo que se iniciaba en la literatura. Como es habitual en las antologías, el tiempo demostrará que muchos faltaron en la selección y que no todas las inclusiones eran justificadas. Por lo demás, las antologías responden a gustos y, a veces, a compromisos personales; no se sabe de ninguna que haya sido infalible", declara Edwards, nacido en 1931, casado, un hijo, actualmente funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.
"Lo malo está en que Lafourcade presentó sn antología como algo espectacular, expresión de un movimiento novedoso y originalísimo, que barría con el pasado literario. No era tan grande la novedad ni tan interesante el espectáculo; en definitiva, creo que los participantes no salieron muy bien parados”.
Jorge Edwards no afirma esto con pasión; más bien medita y va dejando caer conscientemente su pensamiento.
"Hay que destacar, eso sí, la contrapartida de lo que llevo dicho: Lafourcade actuó con generosidad —virtud rara en el gremio— y trajo un poco de exuberancia y humor a nuestro desteñido medio literario".
Gabriela Mistral encontró tristeza en el primer libro de Edwards. Alone comenta que, al leerlo Gabriela, en Nápoles, "lo encontró pesimista, triste, con un concepto desolador de la naturaleza humana".
También hay desesperanza en los cuentos de “Gente de la Ciudad”. Sobre esto dice Jorge Edwards: "Muchas personas me hablaron del humor más o menos amable que veían en "El Patio". Se sorprendieron al saber que Gabriela Mistral lo encontraba pesimista. No sé quién tenía la razón, ni me creo el más indicado para opinar de estas cosas. Lo cierto es que pesimismo y humor no se oponen. Quizás sean las dos caras de algo idéntico; manifestaciones anímicas de esos glóbulos amarillos de la sangre que descubrió un escritor español. Quiero añadir que siento predilección especial por dos narradores que han plasmado estos elementos —humor y pesimismo— con admirable maestría: Chejov, el cuentista y dramaturgo ruso, y Machado de Assis, el gran novelista del siglo XIX brasileño”.
Sobre las dificultades que encuentran los escritores actuales, Edwards tiene opiniones muy definidas, tanto del punto de vista intelectual, como del material.
"Ser escritor profesional en Chile es prácticamente imposible", dice Edwards, quien confiesa que la idea de que en el Ministerio de Relaciones se trabaja poco y es, por lo tanto, el empleo ideal para los escritores, que así tienen tiempo para dedicarse a sus libros, no pasa de ser un mito.
"El problema de fondo es el absoluto aislamiento de los escritores chilenos, nos explica. No sólo sufrimos la indiferencia mundial que ha rodeado siempre, salvo contadas excepciones, a toda la literatura escrita en nuestra lengua. Estamos también aislados del resto de los países de habla española, sumidos en una especie de provincianismo cultural. En esto, los propios escritores tienen gran parte de culpa. A menudo han creído que la salvación estaba en trasplantarse, en adoptar una cultura extraña. O a la inversa, se han limitado en un regionalismo árido y estrecho. Entre uno y otro de estos extremos ha oscilado nuestra literatura, alcanzando en raras ocasiones la síntesis de lo nacional y lo universal. Si alguien piensa que esta síntesis no es indispensable, que mire un poco las grandes literaturas, que recuerde a Tolstoi, a Dostoievsky, a Balzac, a Proust, a los novelistas norteamericanos''.
"Conviene agregar que los editores, con su actitud pasiva, rutinaria, no han contribuido mayormente a romper nuestro aislamiento”, afirma Edwards.
El escritor chileno ha buscado a veces temas en el criollismo, o influencias extranjeras. Edwards opina que debe crearse una tradición. Esto lo explica de la forma siguiente:
"El intento antiguo y patético de loa escritores chilenos por desarraigarse, por hacerse escritores franceses, como lo quiso Vicente Huidobro y toda su generación, escritores españoles o norteamericanos, está condenado de antemano al fracaso. Si queremos la universalidad, tenemos que buscarla en nosotros mismos. No significa esto criollismo ni localismo de ninguna especie; mucho menos, desdén de las literaturas extranjeras. Supone una búsqueda paciente de lo propio; desenterrar y, en alguna medida, crearse una tradición. Todo lo cual exige cierta dosis de humildad...".
En cuanto a la intervención de la política en la literatura, Edwards piensa lo que va a continuación:
"Toda persona tiene opiniones políticas, aunque no todos sepan formularlas. El escritor, desde luego, no escapa a esta regla, y es seguro que su ideología o sus opiniones políticas se reflejarán, indirectamente por lo menos, en lo que escribe. De aquí a la literatura de receta, con su moraleja, inevitable, hay mucho trecho. El intelecto sólo es responsable de una parte, la menos importante quizás, de la obra literaria; en lo demás rige el instinto, que no responde a teorías políticas ni de ninguna clase. El dogmatismo y el arte no se han avenido nunca”.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Jorge Edwards
Cuentista de la Generación del 50 analiza su grupo.
"Gente de la Ciudad", Cuentos, Editorial Universitaria, 1961, 124 páginas
Por Carmen Merino
Publicado en LA NACIÓN, 7 de enero de 1962