"Sintaxis asfalto" de Julio Espinosa Guerra
Obra ganadora del XXV Premio de la Creación Literaria "Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal".
Editorial Olifante. Zaragoza, 2010.
Luis Luna
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Sobre la obra de Julio Espinosa (Santiago de Chile, 1974) se puede afirmar que sigue afianzándose sobre una poética firme, original, que no oculta su valía en juegos pomposos. La evolución de sus poemarios nos lleva hacia la sospecha del código empleado, pero también hacia la sequedad en el decir. El poeta chileno no nos sitúa frente a una escritura fácil, elaborada con la idea de agradar al lector, sino más bien ante un territorio donde la palabra es tan solo una parte del lenguaje total que revela el paisaje.
El devenir del paisaje y el transito son los ejes por los que se mueve el poemario. La carretera es aquí camino iniciático, senda de conocimiento. Y tiene validez en sí mismo, no hay necesidad de principio ni fin. Tenemos entonces un poemario contemplativo que, aún desde la perspectiva del viaje, se mueve en las coordenadas del quietismo. Porque quien contempla necesita de la calma y de la inacción para poder fijar, detener el constante movimiento. Es ese forcejeo el que dota de múltiples lecturas al libro en una serie de círculos concéntricos que remiten en último término a la voz que se erige sobre los otros. La alteridad es observada como parte de ese paisaje, en constante alteración por la acción del hombre.
No es, en ese sentido, superflua la cita de Snyder que encabeza el poema porque el poemario de Espinosa se viene a sumar a la exigua lista de poemarios ecológicos publicados en castellano y que se revelan cada vez más necesarios. Así, la intervención de los seres humanos sobre el paisaje configura una especial sintaxis enfrentada a la subyacente en la naturaleza. El poeta intenta desvelar lo oculto tras toda esa maraña de hierros, sonidos, movimientos etc. que el hombre inventa y que desvían la atención de lo verdaderamente interesante: la naturaleza que se resiste a ser domesticada. Si Andrés Fischer proclamaba en Hielo la necesidad de recorrer y así existir en lo que nos rodea Espinosa nos sitúa en la necesidad del decir, si bien con ese vehículo que ya restringe y altera: el lenguaje.
Metapoesía, ecologismo y realidad se dan la mano para engendrar lo poético, alzado sobre ritmos gastados, palabras vacías y cancioncillas sin sentido. La poesía de Espinosa es un decir resistente y altamente trascendente, en donde hasta la muerte se revela necesaria, si se precisa para el conocimiento. Así, pues, el magisterio del poeta chileno sigue su curso, su propio viaje. Tal vez los fragmentos de este largo poema que es sintaxis asfalto nos sigan impulsando a la consecución de textos verdaderamente poéticos y no meros fuegos de artificio o ejercicios exhibicionistas a los que la poesía "joven" más premiada nos tiene acostumbrados.