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Julio Espinosa Guerra. Olifante: Veruela poesía.
Premio Isabel de Portugal de poesía. Zaragoza, 2010, 64 páginas.

Sintaxis asfalto

Por Enrique Villagrasa
Heraldo de Aragón. 9 de diciembre de 2010.


Termino de leer este poemario y me quedo pensando si la comunicación poética es una forma de la comunicación estética pura y dura y –en este caso– es una forma de comunicación lúdica o no o ambas. Estos versos se pueden leer abriendo el libro por la primera página y siguientes hasta el final y, también, sin necesidad de seguir ese orden y sí el de la numeración propia de los poemas: así de la página 20 que termina el poema 6 pasar a la página 48 en el que se inicia el poema 7, aunque se puede también leer el libro abriéndolo al azar. Me recuerda a Julio Cortázar y su “Rayuela”, con sus propuestas de lectura. Apasionantes todas, como lo es este libro. Aunque tal vez sólo sea una opción del sujeto poético como opción individual (del autor poeta) y social a la vez. De todas formas es un gran homenaje a Cortázar. Y no se nos olvida que toda obra artística es una forma de comunicación social y que la palabra es el signo por excelencia del poeta: “Arquitectura urbana/ en el ojo aritmético/ del viajero”.

Es un poemario que se lee con avidez, que le sabe al lector a poco, y quiere recorrer esa carretera en la noche negra, ese trayecto en el “negro folio”. Y en su brevedad, apenas 50 páginas con versos cortos o muy cortos, sin signos de puntuación y abiertos al lector, es también un arderse en preguntas como “¿Ve más/ el que transita/ el oscuro texto/ del asfalto/ o el transparente/ del sendero?”. Además de ser un viaje por la carretera Madrid Zaragoza, por la “sintaxis asfalto”, es la búsqueda del ser humano, aunque precisamente “La carretera/ no es/ el camino”.

 

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Sintaxis asfalto de Julio Espinosa

http://declavos.periodizmo.com/

 

Los viajeros necesitan ruta. El poemario comienza con un mapa, una cita de Gary Snyder. No va a ser un viaje al uso. No se trata de un anecdotario, ni de una mirada romántica al paisaje, ni de una historia de amores que se persiguen. Paul Virilio dice que la velocidad ha acabado con la geografía. El viaje que se nos muestra recupera el espacio, necesario para el pensamiento, que necesita, además de tiempo, un lugar, el de la tranquilidad del camino que se recorre ensimismado. Así, Julio Espinosa tiene el objetivo de ver la realidad y verla a través del lenguaje. Es la única manera. El lenguaje limita y condiciona nuestra manera de ver, nos oculta la realidad pero también es el vehículo adecuado para transitar por ella, quizás el único posible. Nos vemos en la sintaxis como nos vemos en el asfalto. Aplasta el campo, pero a la vez nos permite transitar por él. Por eso este libro no es un libro únicamente de metapoesía o metalingüística sino que a través de esa reflexión nos enseña a ver el mundo, a conocerlo.

Viajar es conocer. Si conocemos el lenguaje de manera exhaustiva, reza la cita, lograremos trillar de nuestra experiencia con el mundo qué es el medio y qué es el objeto. Podremos así recuperar una experiencia directa con la realidad. Iremos más allá de la queja de Gorgias acerca de lo incognoscible y lo incomunicable que es la realidad. “Debemos volcarnos de nuevo en la lengua” reza la cita de Snyder. La poesía es el lugar preciso para el conocimiento, en tanto que evita las palabras y las metáforas muertas, las músicas y los ritmos gastados. Nos aleja de la dura abstracción que nombra y explica la realidad y, por tanto, la destruye. Nos acerca al instante irrepetible. Como lo haría un haiku lo hace cada poema breve de Julio. Instante que se expresa en gerundio para individualizar al objeto y darle movilidad. Riesgo que asume el poeta.

La poesía nos acerca al sueño, momento de lucidez junto al autobús que también aparece aquí (tres B: bathroom, bedroom y Bus). Nos enseña nuestra ceguera cotidiana, la imposibilidad de reflejar la realidad en el lenguaje de la vigilia, el cadáver de nuestra lengua que llevamos de equipaje.

La poesía construye. Crea un camino más allá de la página, más allá del desierto o de nuestra manera de mirar, de nombrar, que es un desierto en sí, que es un paisaje consumido. Brotará allí el mundo. Esa es la esperanza tras el cambio de rasante. Es importante que brote, que se sepa, además de que se nombre, el girasol que está al lado de la carretera. Será necesario morir para que esto ocurra. Saber que la lengua te puede arrollar. Salirse de la calzada. Salir de un lenguaje tan usado que tapa la verdad. Usar la poesía, conocer el mundo.

Sintaxis asfalto. Julio Espinosa. xxv Premio de poesía Isabel de Portugal. Editorial Olifante.  Zaragoza 2010.


 

 

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Sintaxis asfalto.
Julio Espinosa Guerra. Olifante: Veruela poesía.
Premio Isabel de Portugal de poesía. Zaragoza, 2010, 64 páginas.
Por Enrique Villagrasa.
Heraldo de Aragón. 9 de diciembre de 2010