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Juan Emar y la autoficcion: La intromisión de su vida y los cuentos del libro Diez.

Por Cristian A. Otero Pérez






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En este texto se analizara el libro de cuentos Diez, escrito por el pintor y escritor vanguardista, Alvaro Yañez conocido literariamente como Juan Emar, se analizaran los cuentos de este libro, desde la perspectiva de la teoría de la Autoficcion, la cual ayudara a vislumbrar una de las características de la narrativa de este autor, la cual no se ha estudiado hasta el momento, cabe señalar que para este análisis se debe estudiar tanto en el grado de la narración como analizar también la vida de el, para así descubrir las semejanzas entre la vida del autor y sus obras.

Palabras clave: Juan Emar, AutoFiccion, , Literatura Chilena, Diez

 

I. Juan Emar y la Realidad.

Alvaro Yañez (1893 -1964) nació y murió en Santiago ciudad que, para él, estaba destinada al aburrimiento:

“Una necesidad mayor salta a la vista: romper el fatigoso y monótono tablero de ajedrez que es nuestra ciudad. El paralelismo de las calles aburre; su longitud desmesurada aburre; su igualdad aburre; y su paulatino achatamiento hacia los campos, hasta que la última casa es del alto de los trigales, aburre también y descorazona. Por un deseo de variedad, de imprevistos, de estética, se estiran diagonales en los planos de la capital con la esperanza de poner fin, siquiera en un papel, a tanto aburrimiento” (Notas de arte)

Fue hijo del reconocido senador, empresario y creador del diario la Nacion, Eliodoro Yáñez, este núcleo familiar aburguesado, le beneficia para introducirse en el mundo de las artes como Pintor, Escritor y Crítico de Arte, conoció en este ambiente a personajes reconocidos de la literatura chilena tales como como Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Pablo de Rokha, y además logra viajar constantemente a Europa, específicamente a parís, en donde en conjunto con otros pintores chilenos conoce a Juan Gris y los vanguardistas de aquella época, debido a su influencia crean en Chile el grupo Montparnasse, grupo el cual intentaba difundir las vanguardias, intentando liberar a las artes chilenas que estaban plagadas de elementos costumbristas y folclóricos, temáticas que se enseñaban en las escuelas de arte durante muchísimo tiempo, quizás hasta la actualidad, ante esto Juan Emar señala:

“Ay que hacer obras nacionales, dicen, hay que hacer arte chileno, etc. Y para solucionar este problema básico del arte, aconsejan, en literatura, describir rodeos y a los personajes hacerlos hablar en tono de guasos; en pintura, pintar mantas, chupallas y espuelas...Un pequeño trabajo de paciencia reduciría a la nada este sistema: suplantar las palabras y los objetos por otros, de otros sitios. Se vería así lo vacío del procedimiento.

El color local no reside en los detalles pintorescos, sino en el conjunto de la obra por la manera “especial” de haber sido sentida y realizada. Esta manera especial no puede ponerse como “punto de partida”. No saldrá nunca una obra de arte de una idea, de un procedimiento preconcebido.

En vez de hacer arte nacional o arte universal, los dos polos del error, hay que hacer arte sencillamente.” (Pilogramas, Notas de Arte, 1924)

Esta crítica al arte costumbrista puede ser sin duda una de las que más se resalta en la literatura de Pilo Yáñez, quien integra elementos “locales”, como también elementos cosmopolitas, principalmente europeos en sus escritos, pero aunque él tenía una condición aburguesada, sus cercanos y conocidos lo tildaban de humilde y tranquilo, Pablo Neruda señala en la introducción del reeditado libro Diez de Juan Emar como : “ un hombre callado, socarrón, singular, fue un gran ocioso, que trabajo toda su vida, andaba de país en país, sin entusiasmo, sin orgullo ni rebelión, desterrándose por sus propios decretos…”, luego agrega: “ahora que los criollos se gargarizan con Kafka aquí tenéis nuestro Kafka”, (Introducción, libro Diez.) Comparación que apoyaban varios de sus conocidos que también lo comparan con otros autores, la cuestión en definitiva que, como lo llamasen, Emar este estaba fuera de lo que existía en esos tiempos y no fue sino hasta su muerte cuando comenzó a ser reconocido por sus escritos, aunque de igual manera el no queria que fuese leído ni analizado en vida, Emar señala:

“No pienso publicar mientras yo viva. Después lo verán mis «herederos». No quiero ni me interesa la opinión de críticos ni de público. Quiero tranquilidad y mucha paz.” (Cartas a Carmen)

Y lo logró, pues lo comenzaron a analizar cuando este ya estaba bajo tierra denominándolo, como el “caso Juan Emar”, problemática en donde críticos y estudiosos intentan adentrarse en la literatura de este autor, viendo en ella un tipo de acertijo que a medida que avanza el tiempo se va desmembrando, y van saliendo de ella una infinidad de elementos, símbolos y conceptos que poco a poco se van asomando y descifrando en su literatura, pues en ella se puede observar elementos que van desde lo mas mundano hasta llegar a ser leído como textos metafísicos, pues el autor leía interesadamente libros de “ocultismo” y numerología, elementos que también están presentes en sus creaciones literarias, bien lo señala un artículo aparecido en la revista Acta Literaria la cual señala:

“La Concepcion mariana de la vida y del arte constituye una metafísica que aparece regida en su totalidad por un concepto de la armonía que comprende aspectos cognoscitivos” ( Cecilia Rubio Rubio).

Esta autora Analiza a J. E. desde la Teoria del Equilibrio, y como en su literatura se encuentra tales expresiones, que van mas alla del mero relato, dándole la dimensión mística al autor.

Este vanguardista calladamente se infiltró en las artes chilenas, y que junto a Pablo de Rokha terminaron muertos, afortunadamente sin el reconocimiento de los críticos, los cuales ayudó a que estos autores sean parte de un mundo oculto y exclusivo para los amantes de la literatura de vanguardia.

Emar escribía constantemente notas con anécdotas y hechos de su vida, los cuales posteriormente incluía en sus libros, principalmente el inmenso libro llamado Umbral:

“¿cómo empezar a contarlo todo? Tengo aqui una montañita de notas, observaciones, narraciones y que se yo. Cuando quiero echar mano a ellas, se escabullen” (“Preámbulo”, Umbral)

2. Juan Emar y la Autoficcion.

Se podría señalar entonces que Juan Emar, construye su literatura a base de elementos reales y tangibles vividos por el, es por ende que este texto intentara descifrar como estos elementos son introducidos a su narrativa, y será expuesto desde la teoría de la Autoficcionalidad, se analizara para ello el libro de cuentos “Diez” escrito por Juan Emar el año y reeditado años mas tarde por la editorial Universitaria el año 1971 en el se vislumbrara como este autor utiliza la técnica autoficcional en algunos de estos cuentos. Hay que tener en cuenta que el concepto de Autoficcion es prácticamente nuevo y que en la época de Pilo Yañes esta terminología no existía.

El término es acuñado en el año 1977 por el escritor francés Serge Doubrovsky quien señala:

“Autobiographie? Non. Fiction, d’événements et de faits strictement réels. Si l’on veut, autofiction, d’avoir confié le langage d’une aventure à l’aventure d’un langage en liberté"
(1977). Fils. 1a ed. París, Galilée) (2001. 2ª ed. Gallimard-Folio). ( Alberca Manuel)

Lo cual es traducido como:

“¿autobiografía? no, ficción de eventos y de hechos estrictamente reales. si queremos autoficcion, de haber entregado el lenguaje de una aventura, a una aventura del lenguaje en libertad”

Basándose en esta definición salta una duda razonable: si las creaciones literarias tienen la visión del ambiente real del autor, ¿que es lo que tiene de especial la autoficción en la Literatura?

Se habla de que en la literatura existen métodos de como introducir la realidad colindante al texto como lo que ocurre con la mimesis la cual “imita” en el relato la visión de que se tiene del mundo desde la mirada del propio autor, describe plazas, el ambiente que allí se vive y además sensaciones o acciones que en ella ocurren y son plasmadas en el texto, ahora bien si al modificar algunos de esos elementos de la realidad tangible, tanto en los personajes o en el ambiente dándole una movilidad desde la cabeza del autor, por ejemplo en esa plaza hay un asesinato o algo “mágico” sale de algún árbol, se estaría hablando ya de la creación de una especie de realidad alterna en lo cual el personaje, el ambiente y los sucesos son inventados por del autor, en este sentido hay que hablar del termino ficción.

Se clasifica en tres las novelas del yo:

la novela autobiográfica en donde el autor y narrador se identifican con el protagonista, son la misma persona y por supuesto, un ser real. la autoficción (donde se confunde con la autobiografía y la novela autobiográfica) y la autobiografía ficticia (donde la invención cobra mayor importancia que la biografía.), Pues bien Manuel alberca en su libro ¿Existe la autoficción hispanoamericana, señala que :

“Podemos considerar las autoficciones hijas o hermanas menores de las novelas autobiográficas, pero en ningún caso debemos confundirlas, pues en las segundas el autor se encarna total o parcialmente en un personaje novelesco, se oculta tras un disfraz ficticio o aprovecha para la trama novelesca su experiencia vital debidamente distanciada mediante una identidad nominal distinta a la suya”

Es decir hace un pacto con lo “Ficcional” agregándole elementos “Biográficos” del autor, esto puede verse expresado mediante las siguientes técnicas:

- La narración en primera persona.
- La intromisión, del nombre del Autor en la obra.
- La utilización de lugares en donde el autor se envuelve.
- Incorporación de personajes cercanos al autor

Como se ha señalado anteriormente Juan Emar para crear sus libros utilizaba notas de su cotidianeidad, entonces no es raro que algunas de los libros de J. E. estén presentes lugares o personas conocidas por el a continuación se analizaran los cuentos del libro Diez en donde se expresen algunas de estas técnicas.

3.Juan Emar y Sus Cuentos.

El autor se desdobla, sus amigos y entorno se desdoblan para ser introducidos no azarosamente en los relatos de diez sino que esta “técnica literaria”, si bien como se ha señalado en la época del autor, este concepto no existía, es por ende, que este libro se a adelantado a las épocas literarias:

En el libro “Diez” podemos encontrar tales rasgos de autoficcoinalidad en los siguientes cuentos:

El pájaro verde:

En este cuento luego de que el protagonista cuenta que han atrapado un loro de Tabatinga hubiese viajado por distintas partes del mundo a manos de distintas personas y que este fuese embalsamado tiernamente por Henri-Guy, posteriormente exhibido en una tienda de antigüedades este pájaro llega a manos del protagonista , quien luego de escuchar una canción y quedándosele pegada y utilizada en distintos momentos y expresiones etc, hasta el momento todo es parte de la normalidad literaria, la ficción, el mundo creado por el autor, pero hay que detenerse en la siguiente frase, la cual pasaría inadvertido por el lector:

“Una tarde de octubre fui de excursión a Montparnasse (…)” ( Diez, Pájaro Verde, pag-19)

En esta frase utiliza un elemento real del autor, pues como se señala en la parte biográfica, Montparnasse es el lugar de donde se vincula con artistas de vanguardia y también es el nombre del grupo de artistas en el cual Emar se desenvuelve, bien podría ser este lugar un monte no lo es, pero bien este elemento no podría ser efectivamente una característica autoficcional principal de este cuento, hay que tenerla en cuenta pues se vincula directamente con el entorno real del Autor.

Luego de visitar el protagonista el “montpanasse” sus amigos ven a este pájaro y lo compran a veintidós francos, se lo van a entregar al protagonista, quien sorprendido y alegre lo acepta, viaja con el a chile y lo ubica en su casa, todo normal hasta el momento, pero no es hasta que llega el tío del protagonista un tal José Pedro, quien al ver al loro le dice: “¡infame bicho!”, luego de esta frase el loro de Tarabita, sale de su actitud embalsamada y se abalanza con pedestal y todo a atacar al malogrado tío, es en este instante, donde se puede observar el elemento autoficcional más interesante del cuento, el loro luego de mandarle el primer picotazo en el cráneo al tío, ve al protagonista y sucede el siguiente dialogo:

“-¿El señor Juan Emar, me hace el favor?
Y yo, naturalmente respondí:
- Servidor de usted.”
(Diez, Pájaro Verde, Pag-22)

Es este dialogo el cual Emar- Autor expresa la magnificencia de su literatura, se observa que el personaje principal, cuyo nombre no había sido expresado a lo largo del cuento hasta ese momento, y que más sorpresa, que más fantástico que la incorporación cuasi fantasmal, del nombre de quien escribió la obra, esta técnica literaria de autoficcion puede verse también en algunos cuentos de Borgues como ejemplo en el “Aleph” sin que estos llegasen a conocer la tal teoría, se introducen en el cuento, siendo ellos los participantes directos en sus relatos dándole con ello singularidad a sus creaciones.

Maldito Gato:

En este cuento, se puede encontrar que en la página 66 de la edición del libro “Diez” del Año 1937, un cuadro de quien era su segunda mujer Gabriela Rivadeneira, apodada Gabriela Emar, y en la página siguiente la descripción de este:

(…) En el muro del hall, frente al sillón, había colocado un cuadro de Gabriela Emar, hecho de dos maderos, dos trozos de metal y ¾ de circulo de zuncho, el todo sobre fondo de madera, cada elemento coloreado diferentemente con tierras a la cola (…)” (Diez, Maldito Gato, Pag. 67)

Y continua media página hacia abajo, hay que agregar que Gabriela Emar, ilustraba las primeras ediciones de los libros de Juan Emar tales como en “Miltin” o en “Ayer”, esta intromisión de personas cercanas al autor en un relato en un relato de ficción también se encuentra en otros cuentos de este libro como en otros textos escritos por el.

El Unicornio:

Emar nuevamente se encarna misteriosamente en el personaje principal, pero que a diferencia del cuento “Pájaro Verde” en esta ocasión el nombre de Juan Emar está impreso en una carta que le envía el finísimo pintor y detective Cirilo Collico la cual señala lo siguiente:

“CIRILO COLLICO saluda atentamente a su amigo Juan Emar y le suplica ir sin tardanza a la casa de su señor padre tomar su sombrero de copa y ver lo que hay en su interior” ( Diez, Unicornio, Pag.110)

En esto se puede observar de como sutilmente el autor se delata, no descubriéndose mediante un dialogo directo con otro personaje de su obra sino que es descubierto desde la carta anteriormente descrita.

También hay que destacar que paginas antes de este suceso aparece en el cuento el nombre del pintor y amigo de J. E. Luis Vargas Rosas, perteneciente a demás del grupo “Montparnasse”, este se puede encontrar en el momento el cual luego de la llegada de su viaje a Etiopia, y del desdoblamiento del personaje principal, entra a robar objetos los cuales están en su propia casa uno de esos objetos es un cuadro del pintor anteriormente nombrado:

(…) De un armario saque un gran trapo negro para ir echando los objetos robados. Tengo en mi escritorio la calavera de Sarah Bernhardt; me la robe. En el hall tengo un cuadro de Luis Vargas Rosas; me lo robe. En el comedor tengo dos viejos saleros de oro; me los robé (…)” ( pág. 100)

Si bien este pintor es nombrado casi sin importancia, hay que destacarlo pues más adelante en otro cuento su nombre también aparecerá y quizás el cuadro que aquí se robó el personaje podría ser el mismo que aparece en el cuento Chuchezuma que será analizado en breve y en donde se revelara la vinculación de Juan Emar con el.

Chuchezuma:

Desde un comienzo aparece en este cuento el nombre de su amigo pintor:

“(...)Una tarde invernal del año 1932 recibi un telefonazo de Luis Vargas Rosas, invitándome a su taller por la noche.(…)”

Luego en ese encuentro Vargas Rosas le regala un cuadro el cual el personaje principal, que no tiene nombre, lo denomina Chuchezuma y en torno a la figura este cuadro el cual se moviliza la historia.

Se dice que Vargas Rosas ayudo esporádicamente a Juan Emar con algunos dibujos, además Emar lo expone en mas de dos de las denominadas Notas de Arte en las cuales analiza y habla de este pintor cual lo señala como:

“(…) Con modestia que le honra, se dijo, ante el torbellino de París, que era necesario no saber nada para aprender, que era necesario ser discípulo para llegar a ser maestro. Con la curiosidad intelectual, propia de todo espíritu refinado, empezó a observar, a anotar, a asimilar cuantos parciales acertados, a destruir con valentía cuando parecíale sin razón de ser, aunque ello hubiese sido un ídolo del pasado. Esta tarea podía cumplirse libremente, pues salía por calles, museos, academias y cafés, sin bandera que agitar, sin petulancia que proclamar. Salía sólo con el deseo íntimo de descubrir bajo qué pliegues se ocultaba la verdad. Y así seguía, días y días, observando, anotando, asimilando y destruyendo."
(Notas de arte. La Nación, domingo 3 de junio de 1923,)

Cabe entonces notar la especial relación entre estas dos personas, y que no es azaroso la intromisión el nombre ni la función de Vargas Rosas en este cuento, quizás como forma de homenajear al pintor o también podría ser utilizado como elemento “rupturista” expuesto en los libros de Emar, quien como se ha dicho, escribía muy diferente a los demás artistas de su época.

El Fundo de “La Cantera”:

En este cuento se puede observar algo muy peculiar puesto que el personaje principal, señala que una parte de este relato corresponde a un fragmento de otro libro:

“(…) Para datos del fundo La Cantera consúltese al corredor E. Buin; oficina: 10º piso del Banco del Pacifico, cualquier día hábil, a cualquier hora ídem. Rarísimo no encontrarlo, apenas en pleno verano, toma quince días de vacaciones.
Pero todo esto pertenece a otro libro, a Miltin 34, si mal no lo recuerdo (…)”

(Diez, Fundo la Cantera, Pag. 180)

Este fragmento contiene características la Intertextualidad, que si se analizara desde esta perspectiva, se vería que la mayoría de los textos de Juan Emar están llenos de esta herramienta narrativa, es decir, todos sus libros pueden vincularse entre sí, puesto que tanto algunos de los personajes como sus ambientaciones pero esto es materia de otra investigación, lo que aquí corresponde señalar que la utilización de la referencia de otro libro podría caer dentro de la Narrativa Autoficcional, pues el saca a relucir uno de sus libros escritos por el autor, es decir, sale de la ficción del relato y habla desde su vos externa a hablar de otro relato, y donde realmente en el libro “Miltin 1934” en la página numero 9 hay un fragmento que habla de lo mismo que este cuento:

“ (…) mas ya que he dado un consejo para los que estén mas de salud, voy a recomendar al citado E.buin, a todos los que tengan que hacer operaciones bancarias, bursátiles y financieras en general. Oficina:10º piso del banco del pacifico. Cualquier dia hábil, a cualquier hora id. Rarísimo no encontrarle, apenas en pleno verano, toma quince días de vacaciones, es un pozo, un monumento, en la materia. De la cabeza cuando marcha, le caen los números al suelo asegura que lo Unicode interés en este mundo es su oficio(…)"
( Miltin 1934, Pag. 9)

Queda claro entonces que este copy paste, emar no lo tomaba al azar puesto que como señala en este fragmento de Miltin, señala :”al citado E. Buin”, esta cnombrado este personaje, solamente en el libro Diez, en nigun libro mas, y en ninguna parte anterior de este fragmento, esta vinculación intertextual como se ha dicho, es típica en la literatura de Álvaro Yañez.

En todo los cuentos se observa la utilización del pronombre yo uno de las imprescindibles características de las novelas de autoficcion, pues es este “yo” el cual vincula letra y puño, imaginación y realidad, es decir, es el yo del autor quien emerge en la obra, pues como se a señalado en todos los relatos el personaje principal, carece de nombre, y cuando este lo tiene se llama Juan Emar, si bien todos los cuentos se separan entre si por sus temáticas, y cual es más “surrealista” que otra, pueden estos juntarse debido a que el personaje principal tiene en si, el mismo modo de narración de acontecimientos, un estilo particular de contar las cosas, pausado, con detalles importantes y certeros, en defintitiva puede verse y analizarse como si fuera una sola unidad.

En este análisis se ha omitido los cuentos: El Perro Amaestrado, Pibesa, Papusa, El hotel Mac Quice, y Vicio del Alcohol, pues en ellos no se encontró rasgos alguno que vinculasen la vida terrenal del autor.

En definitiva, se puede concluir que efectivamente en varios de sus cuentos existe una notable referencia a su vida, cuestión que no tan solo se puede observar en este libro de cuentos, sino que en varios de sus demás libros, quizás aún queda la duda de si estas referencias las utilizaba como elementos transgresores, tal como la incorporación de su nombre en los personajes o era simplemente una alegoría de un ser egocéntrico y autorreferente, pero aun queda por descifrar muchas más incógnitas de este autor y su forma de hacer literatura, pues este es un mero acercamiento, un pequeño roce al análisis de este autor de cual se habla poco y que como señala Camilo Marks:

“Juan Emar, podría ser el mayor dilema de nuestra narrativa porque, pese al vasto respaldo que ha recibido, que raya con la adoración, sigue siendo aún, un autor desconocido” (2010)

Pues hay en este sentido aun mucho por conocer y deshojar en este autor quien ha muerto con el secreto de sus libros.

 

 

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Bibliografía.


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- Canseco- Jerez, Alejandro, Juan Emar, Estudio, Ediciones Documentas, 1989
- Alberca, Manuel, ¿Existe la Autoficcion Hispanoamericana?, Cuadernos del Cilha, Nº7/8 (2005- 2006).
- Julia Musitano, Autoficción: ¿género literario o estrategia de autofiguración?, UNR – CONICET, BOLETIN/15-octubre, 2010.
- Marks, Camilo, Canon, Cenizas y Diamantes de la narrativa chilena, Random House Mondandori, 2010.
- Lizama, Patricio, Juan Emar escritos de Arte (1923-1925), Direccion de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1992.
- Emar Juan, Diez, Editorial Universitaria, 1997.
- Emar Juan, Diez, Editorial Ercilla, 1937
- Brosky, Pablo, Cartas a Carmen: Correspondencia entre Juan Emar y Carmen Yañez, (1955- 1963), Editorial Cuarto Propio, 1998.
- Amicola, Jose: Autoficcion, una polémica literaria vista desde los márgenes, Olivar, 2008-9, pag, 181-197.
- Agustí Farre, Anna, Autobiografa y Autoficcion.
- Yañez Bianchi, Alvaro, M{i} V{ida}, Diarios (1911-1917). Lom Ediciones, 2006.
- Morales Rivera, Claudio, Juan Emar Contra la Virtud, taller de letras Nº36, Univeridad de Salamanca.
- Emar, Juan, Miltin 1934, Santiago, Dolmen 1997.



 



 

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Por Cristian A. Otero Pérez