SECUOYA Julio Espinosa Guerra. Pre-Textos. Valencia, 2024, 78 páginas Por Miguel Ybarra Otín Publicado en Artes & letras. HERALDO DE ARAGÓN, 20 de julio de 2024
«Habría que construir una casa nueva / con sus cimientos/ sus vigas/ sus niveles y sus plomos / ahora que el viejo hogar está en el suelo/ O quizá/ habría que retroceder/ a la habitación primera / donde comenzó todo/ Entrar desnudo/ hacer un hueco en el suelo/ y volver a germinar». Es éste el primer poema de "Secuoya" (Pre-Textos, 2024), poemario de bellas imágenes y profundos pensamientos que firma Julio Espinosa Guerra (zaragozano de Santiago de Chile, 1974), obra con distintas aristas temáticas sobre la vida y el amor, y en torno a un elemento simbólico: la casa frente al hogar, conceptos diferentes y a veces coincidentes, otras veces ausentes uno en el otro, según evolucionen los caminos abiertos por el amor y la vida compartida.
Es continua en toda la obra la reflexión sobre esa necesidad humana, el amor, que puede tan fácil y rápidamente surgir, y que como la casa cuando dos personas sueñan juntas, apenas necesita —dice un verso— un espacio baldío, tierra y agua para que a las piedras les salgan raíces. Pero el concepto de lo efímero también está presente a lo largo de todo el libro, junto a una mirada crítica con esa construcción social de la vida en pareja, institución aquí perecedera, en un ciclo siempre abocado a repetirse: el amor nace y muere.
Y así como también casa y hogar se construyen, cambian, pudiendo devenir en ruinas si uno siente que el lugar ya no le permite soñar, si la relación le ha alejado incluso de sí mismo, ha diluido su personalidad. La mirada de Julio Espinosa es nítida y certera, y en distintos pasajes recoge esa idea de la despersonalización, con poderosas imágenes como la de quien pareciera que vive ya en la casa de otro, duerme en la habitación de otro, usa los objetos de otro.
La interesante y continua dicotomía casa / hogar continúa con distintas implicaciones en diferentes páginas. Observa en una el autor el fenómeno repetido de querer llenar la casa cuando el hogar está vacío (poema 31): «La casa y tú / La casa o tú/ Quién habita a quién / Qué habita qué / Esa es la cuestión». ¿Dónde queda la persona? En un bello jardín, páginas después, las personas serían las estatuas que lo embellecen, hilvanada esa idea, en este conjunto unitario y orgánico que es Secuoya, con la de esta sociedad de la imagen, de las modas y la (i)lógica del mercado (poema 29): «El armario de tu habitación / digo / la habitación de la cama / es un texto / con demasiados adjetivos».
Marca unas normas nuestra particular sociedad, y así, en ella puede vivirse la ilusión del lugar común, o la triste realidad del lugar común. Con unas reglas a veces estrictas, rígidas, en una apariencia formal de perfección donde se echaran de menos una pared inconclusa y las estrellas colándose por los agujeros, porque —vienen a decir unos versos— no perdura el amor donde no se ven las estrellas.
¿Pero es la vida en común la única posibilidad? Es (también) precioso y conmovedor el ante-penúltimo poema, retrato de un hombre solo, que en su hogar tenía una tetera siempre hirviendo para poder compartir mate o té, hombre pobre pero en armonía con la naturaleza. Este poema, casi cerrando el libro, siembra una duda constructiva sobre la esencia de la vida en plenitud. Dice una estrofa intermedia: «Tenía un montón de hojas viejas / en las que escribía / una historia que nunca nos contó / y que antes de morir / quemó junto a sus zapatos».
No había formado una familia, pero a la primavera siguiente creció una secuoya. maravilloso árbol del título: centenario en altura y milenario en edad, pero que contiene, de nuevo, la semilla de lo efímero.
NACE un árbol a veces
De entre tantas pepitas y manzanas
nace un árbol a veces
Pero no basta con el primer brote
porque ese árbol
necesita aire y agua
y una capa de manzanas muertas
árboles que pudieron ser
pero cayeron
en medio del camino
y ahora
más que humus
son sabiduría
tiempo condensado
que riega sus raíces
para que toquen el cielo
Nace un árbol en mitad del bosque
en mitad de la sabana
en mitad del desierto
en mitad de la ciudad
Si está destinado a sobrevivir . . sobrevive
Si no se vuelve abono . . manto fértil
Nace un árbol de entre cientos de posibilidades
y avanza recto o doblado . . pero avanza
Camina de noche con duendes y espíritus
Habita un espacio que nadie más que él conoce
Habla un lenguaje que sin entender
lo estremece
De
entre tanto quizá y entonces
posiblemente y tal vez
entre las manos de dos
entre los cuerpos de dos
entre las miradas y los silencios
nace un árbol
a veces
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com SECUOYA
Julio Espinosa Guerra.
Pre-Textos. Valencia, 2024, 78 páginas
Por Miguel Ybarra Otín
Publicado en Artes & letras. HERALDO DE ARAGÓN, 20 de julio de 2024