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Jorge González Bastías | Autores |


 

 








Misas de primavera

Por Juan Carlos González Colville
Publicado en El Centro, Talca. 26 de septiembre de 1995


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"Soledad de las almas...
puede ser soledad.
Están solas aquéllas
que no pueden llorar"

J. González Bastías


La Región del Maule es tierra de poetas y, entre ellos, Jorge González Bastías (1879-1950) estará siempre entre los mejores. "¡Señor! No tengo historia./ Algunos versos cuentan mi vida entera./ Cualquiera de estos árboles sabe como yo mismo/ que mi corazón no tuvo llama que la encendiera". Este poeta era alma campesina, identificado con cada árbol, con el aire, el cielo y la tierra maulina. Cuatro libros recogen sus poemas: Misas de Primavera (1912); El Poema de las Tierras Pobres (1924); Vera Rústica (1933) y Del Venero Nativo (1940).

Estudió en el Liceo de Hombres de Talca, desde 1893 hasta 1897. Vivió un breve tiempo en esta ciudad y otro tanto en Santiago. El terruño nativo lo atrajo nuevamente junto al azul del río Maule. "Hace tanto tiempo,/que conozco tus orillas;/ en tus yerbas amarillas/ cayó alguna vez mi llanto./ Hace tanto tiempo, tanto,/ que conozco tus orillas". El ambiente agreste le daba la serenidad y la embriaguez del aire puro. "Mi viejo camino, un poco/ quiero conversar contigo/ y ante las sombras que evoco./ Hablarte como un amigo". Son frecuentes sus diálogos con el río, el camino y los árboles. Siente el angustiado grito de la tierra sedienta, vibra y renace junto a los tibios brotes de la primavera. "Poesía, flor de acanto,/ luz de ensueño y azucena/ mi cantar no tendrá llanto/ ni de luna ni de pena". Se advierte en todo el transcurrir de su obra, el hechizo del suelo nativo, inspirador del amor, de actividades campesinas, como el cultivo de la tierra y la ofrenda de sus dones.

El sentimiento del amor se advierte entre líneas, cuando le dice a la niña cuyo velo le cubre el rostro: "Desciñe un poco el velo que te cubre./ Para que más se alegren tus pupilas/ yo robaré a la floración de octubre/ un manojo de malvas y de lilas". Su tonalidad poética tiene en el amor esa sencillez que no mancha: "Y en el recogimiento de la misa,/ presentarás a Dios, puesta de hinojos,/ la reverberación de tu sonrisa en los cálices santos de tus ojos". También posee esa dignidad secreta de clara resonancia: "La adolescente amiga mía/ silenciosa me vio partir./ Y fue vagando por el mundo/ sin saber de ella ni de mí". Como poeta, no buscó la publicidad. Cuanto menos bullicio alrededor suyo, mayor era su tranquilidad. "Soledad de las almas... / puede ser soledad./ Están solas aquéllas/ que no pueden llorar".

La estación del ferrocarril más cercana al predio que fue suyo, lleva su nombre: González Bastías. Viajero, cuando vayas a Constitución en tren, un poco pasada la estación que lleva su nombre, mira a la derecha y verás su bondadosa mirada que observa por siempre el río Maule. A cuarenta y cinco años de su partida, lo recordamos hoy. "Cuando se iba ya, dejó/ en el campo una mirada/ tan honda y triste, que aún/ está congelada en lágrimas"

 

 



 

 

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Misas de primavera, de Jorge González Bastías.
Por Juan Carlos González Colville.
Publicado en El Centro, Talca. 26 de septiembre de 1995