Proyecto Patrimonio - 2013 | index | Autores |

 

 

 

 

 


 

Jerzy Kosinski o una autobiografía de la postmodernidad

Por Daniel García Arana




.. . .. .. .. .

A Mar y a mi padre, ambos fieles lectores


Jerzy Kosinski es el autor americano de los años 80 por definición y su novela The painted bird (1965) el resumen de una vida triste, sacrificada y marcada por los abusos de los regímenes nacional-socialista y estalinista del siglo XX:

In the first weeks of World War II, in the fall of 1939, a six-year old boy from a large city in Eastern Europe was sent by his parents, like thousands of other children, to the shelter of a distant village[1]

Ese village no tiene nombre, es el destierro porque sí: un niño (no sabemos si es judío, pero se le supone) que pierde la identidad antes de ganar incluso una cierta madurez para entender su situación. Esa premisa es la de un autor versado en ideologías anti-autoritarias que relata en este libro la experiencia de ese niño que deambula desamparado por las zonas campesinas de la Polonia Oriental antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

El mundo que describe el autor y que tantas críticas le valieron en su Polonia natal, no es más que uno cruel, ignorante y supersticioso. Y aún advierte al lector que ese mundo es una metáfora de la condición humana, lo que nos conecta con la novela realista y el cuento de hadas, como bien observa el profesor Kich: Stylistically, The Painted Bird is a vigorous synthesis of elements of the panoramic realist novel and of the folktale[2]

Dentro de ese genial contexto realista y, a la manera de un Dostoievski postmoderno, advertirá Kosinski que sólo con la maldad se lucha contra ésta. Es la triste solución para un mundo sin solución, donde violencia y ser humano van de la mano. Ya desde este momento, nos demostrará ser un autor con un estilo muy definido, que hace gala de una prosa poética, directa y concisa, impregnando a su narración de un tono un tanto distante. El ritmo que sigue la narración es pausado y predomina la narración sobre el diálogo, adquiriendo relevancia las reflexiones y pensamientos de su protagonista que nos permiten observar su evolución.

Su siguiente obra, Steps (1969), es la reivindicación del personaje de la primera novela -si con distinto nombre, igual suerte- relatada en un conjunto de vignettes construidas con una belleza apabullante y que prosiguen el elemento autobiográfico que desarrollara Kosinski durante toda su carrera. Nos parece que la estela de Kafka es la que sigue el autor polaco con sus Pasos, a la búsqueda de la identidad de un don nadie, convertido según él mismo en another memory descending upon you uninvited, stirring up your thoughts, confusing your feelings[3].

A ratos su prosa dura, sin concesiones, excesiva acaso, recuerda a la de su novela anterior. Veamos un ejemplo:

Work was scarce during the war; I was too thin to work in the fields, and the peasants preferred to use their own children or relatives on the farms. As a vagrant, I was everybody’s victim. To amuse himself the former with whom I was finally boarded would take hold of me by my collar, drag me up close and then strike me. Sometimes he would call his brother or his friends to share in a game in which I had to stand still—staring ahead with open eyes—while they stood a few paces in front of me and spat at my face, betting on how often they could hit me in the eye.

This spitting game became very popular in the village. I was a target for everyone—little boys and girls, farmers and their wives, sober men and drunkards.[4]

Son Pasos andados, precisamente, por la locura, por la inhumano de la humanidad, que de notan el evidente enfrentamiento entre individuo y sociedad. Es la modernidad que pelea, descarnada, contra la postmodernidad obligada en la que empezaban a sumirse los días y las noches de la literatura.

The Devil Tree (1973) es una historia que combina el vacío existencial de un Camus con el universo de playboys internacionales, la violencia y el asesinato de Patricia Highsmith. De manera que es norteamericano y europeo, a tiempo completo.

La vida de Jonathan Whalen viene determinada desde el principio por la inmensa fortuna de su padre, un magnate del acero. Infantilmente, Whalen se deleita y regocija en el poder, en el deseo de sentir la vida de forma intensa, a través de las drogas, la violencia, el sexo, y los intentos de conexión significativa con otras personas - ya sean los amantes o la memoria de sus padres muertos.

Pero Whalen emprende un viaje, como tantos héroes de la novela americana, con sus padrinos, lo que acelera el cumplimiento final. Este libro contiene la declaración vital del propio Kosinski (una vez más, pura autobiografía):

Since I left home I have been a vagrant, an outcast; that has been my justification in the present and refusing to examine my psyche or my past. But if I am to know myself, I will have to confront my contradictions and admit the impact of my childhood.[5]

Llegamos a Being There, la novela que hizo más famoso a su autor, especialmente tras el rodaje del film homónimo, protagonizado por Peter Sellers. Su Mr. Chance es el mismo tonto/inteligente Benjy de The Sound and the Fury, y también un pobre rainking como el Henderson de Saul Bellow, que no habita la tierra que debiera.

Kosinski crea un universo abstracto y contradictoriamente realista en el que José María Bardavío visualiza la misma escasez de medios de Hemingway, aderezada con el goticismo de un Poe o el antedicho Faulkner[6]. Chance es la metáfora de una sociedad contemporánea que sólo sabe lo que ve por televisión. Riegan sus jardines de estulticia con más de ésta y por si fuera poco, se permiten dar consejos al vecino si no se ha enterado de la última estupidez.

Entre la genialidad del conjunto de la novela podemos extraer una descripción justo al principio como ésta:

Everything on TV was tangled and mixed and yet smoothed out: night and day, big and small, tough and brittle, soft and rough, hot and cold, far and near. In this colored world of television, gardening was the white cane of a blind man.[7]

Chance no es sino un pobre tonto infeliz que sube al poder de la primera potencia mundial, y que vuelve finalmente a sus raíces, a su jardín, desde el que controla su realidad, que no es sino la de cada uno, un individualismo sólo pervertido por el veneno de la televisión.

Aún a riesgo de resultar exagerado diré que donde la crítica ha fallado estrepitosamente es en no tratar de buscar el mismo mensaje crítico y desencantado en la novelística menor de Kosinski, concretamente en Cockpit (1975), Blind Date (1977), Passion Play (1979), Pinball (1982) y The Hermit of 69th Street: The Working Papers of Norbert Kosky (1988).

Cockpit (1975) (literalmente puente o cabina de mando) es precisamente lo que su título indica: Tarden, un agente secreto, destruye invariablemente personas,  ideologías y su propia identidad al paso, si sirve de algo para sus innumerables fines. Tarden conoce todos los trucos, tiene cubiertas las espaldas y, desde luego, domina a las mujeres, a las que observa con la mirada de un fotógrafo y de un voyeur.

Ésta es una novela compleja de leer, suspensiva, donde Kosinki crea un monumental abanico de historias y personajes, que el lector nunca llega a confiar en que sean realmente ciertas, en las que el juego con la identidad, la ambición, la psicología, la perversión y la culpa estrechan lazos en torno a un personaje (el misterioso narrador) que parece al mismo tiempo un héroe y un villano, un santo y un asesino, un líder y un perdedor.

Tarden es posiblemente lo que el amargado autor nunca consiguió: un cockpit que controla todo a su paso en pleno vuelo. Jerzy Kosinski se suicidó aquel 3 de mayo de 1991 sin haber alcanzado apenas alguno de sus objetivos.

Quedémonos con unas palabras del libro sobre la omnipresencia del Estado que podemos extrapolar a la sensación última del triste escritor: Most people surrendered their lives to the State’s omnipresence. I could not deny its existence, but I could abstract myself from its power.[8]

El hombre que se abstraía del Estado (su propio mundo interior, tomémoslo así) hasta que no pudo hacerlo por más tiempo en vida. Otra de sus novelas menores más significativas es, sin duda, Pinball (1982), sobre el mundo del espectáculo y, en cierta medida, también adelantada a su tiempo. Goddard es una especie de gurú de la música sobre el que nada se sabe, ni siquiera dentro de su familia.

Deliciosamente intertextual es la descripción que él hace de sí mismo, tomando como referencia al Ulysses de Joyce:

I am the boy
. . . . . That can enjoy
. . . .. . . . . .  Invisibility[9]

Pero, una vez más, una mujer pondrá en peligro su situación. Andrea, loba bajo su piel de cordero de veinteañera, ha seducido al maduro Domostroy, un compositor y no va a dudar en utilizarlo para llegar hasta el enigma Goddard. La novela de Kosinski habla de un conflicto base: la cultura pop -exportación primaria de América al mundo- contra la high culture de un mundo que se resiste a salir de la élite intelectual a la que está anclado.

Esta élite, que lidera Andrea, hará lo posible para desenmascarar a un autor al que sólo se le conoce por su música. Goddard sería el epítome de un Dylan, alguien sin vida más allá de la carretera. Cada noche en una ciudad y sin tiempo para una biografía, al menos verdadera.

Finalmente, su The Hermit of 69th Street (1988) se resuelve en un modo autofictivo y resulta una expiación total de los “pecados” de Kosinski/Kosky. Hablará sobre el proceso de creación de la novela, todo ello entremezclado con recuerdos más o menos etílicos y el propio autor, en una entrevista, lo definirá así como a mixture of spiritual and actual. Action and reaction, fiction and non-fiction[10].

Kosky, que como Jerzy Kosinski, vive en ese momento en la calle 69 de Manhattan, protagoniza, usando la última cita que se halla en el libro, atribuida a William James Sidis: This book is a description of what is, so far as the Author is aware, a new kind of hobby.[11]

La novela autobiográfica, y The Hermit… lo es, tiene un gran exponente en dos de las obras de Kosinski, como ya hemos reseñado (ésta y The Painted Bird) y entre la temática de pecado, redención o vida espiritual, hay que destacar la cuestión del Holocausto, al igual que ocurría en The Painted Bird[12].

Están aquí los justos ecos de John Barth y The Floating Opera, así como el equivalente de su Kosky sería el Chinaski de Charles Bukowski y su prosa el Styron de Sophie’s Decision (1981).

Kosinski escribe con The Painted Bird, su primera novela real (los anteriores eran dos libros no ficcionales escritos con pseudónimo) y con ésta su última; ambas pues son principio y fin de su autobiografía del Genocidio. Como dice el propio escritor, en verdad “el yo es inagotable”.

 

 

* * *

 

NOTAS

[1] KOSINSKI, Jerzy. 1989. The painted bird. New York: Bantam Books, p. 1

[2] WERLOCK, Abby H.P. (ed.) 2006. The Facts on File Companion to the American Novel (3 vol.). New York: Facts on File, p. 124

[3] KOSINSKI, Jerzy. 1974. Steps. New York: Bantam Books, p.147

[4] Ibíd., p. 34

[5] KOSINSKI, Jerzy. 1975. The Devil Tree. Herts: Panther, p. 18

[6] BARDAVÍO, José María. 1988. Fantasías Uterinas en la Literatura Norteamericana. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza, p. 250

[7] KOSINSKI, Jerzy. 1983. Being There. Santa Fe: Black Swan, p. 10

[8] KOSINSKI, Jerzy. 1975. Cockpit. London: Hutchinson & Co, p.15

[9] KOSINSKI, Jerzy. 1996. Pinball. New York: Grove Press, p. 39.
Y para la cita original: JOYCE, James. 1980. Ulysses. Harmondsworth: Penguin, p. 16

[10] LEIDERMAN, Mike. 1993. “Encounter-Jerzy Kosinski” en TEIHOLZ, Tom (ed.) Conversations with Jerzy Kosinski. Jackson: University of Mississippi Press, p.217

[11] KOSINSKI, Jerzy. 1991. The Hermit of 69th Street. New York: Zebra Books

[12] Vid. a este respecto la parte titulada “Autobiographical fiction” en VICE, Sue. 2000. Holocaust Fiction. New York: Routledge, pp. 66-89



 

 


 

Proyecto Patrimonio— Año 2013 
A Página Principal
| A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Jerzy Kosinski o una autobiografía de la postmodernidad.
Por Daniel García Arana