Proyecto Patrimonio - 2014 | index | María-Elvira Luna-Escudero-Alie | Autores |
         
        
          
          
        
         
        
        
         
        
         
        Variable aleatoria discreta o «la  aberración de las matemáticas» en “Tigres azules” 
          y  los límites del lenguaje en  “El espejo y la máscara” de Jorge Luis Borges
        Stephen  Kcenich, MS, Montgomery  College, MD
            María-Elvira Luna-Escudero-Alie, PhD., MC, MD
        Proyecto_borges@yahoo.com 
         
        A Lee y Bill Kcenich
        
        
        
        
         .. .. .. .. .. . 
      
        El tiempo es la sustancia de  que estoy hecho. El tiempo es un río 
          que me arrebata, pero yo soy ese río; es  un tigre que me destroza,
 
          pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume,  pero yo
 
          soy el fuego. El mundo, desgraciadamente, es real; yo,  
          desgraciadamente, soy Borges (O.I. 256)
        
           El  complejo mundo borgeano pleno de panteísmo, laberintos, espejos, sueños,  digresiones sobre el infinito, reflexiones sobre la caótica realidad, el tiempo  y el espacio, nos impele insistentemente a analizar, entre otras  consideraciones, los múltiples conceptos metafísicos inmersos en sus exquisitos  textos. En este artículo en particular, hemos reflexionado sobre dos cuentos:  “Tigres azules”, y “El espejo y la máscara”. Nuestra reflexión sobre “Tigres  azules” se ha servido de conceptos prestados de la estadística y la teoría de  probabilidades, específicamente hemos aplicado   la variable aleatoria discreta en un intento por encontrar un patrón a  una realidad numérica cambiante cuya variación parece gobernada por el caos. En  cuanto al relato: “El espejo y la máscara”, hemos relexionado sobre los límites  del lenguaje que, a nuestro parecer, dicho relato propone. Hemos hecho también  un análisis contrastivo profundizando en la analogía que encontramos entre los  límites del lenguaje; postulado del cuento “El espejo y la máscara”, y la  restricción de las matemáticas para explicar un fenómeno cuantitativo, que  también vemos como un postulado de “Tigres azules”.
        Empecemos  por resumir el argumento de ambos cuentos y luego de comentar cada relato,  reflexionaremos sobre el puente metafísico que, en nuestra opinión, los conecta  indefectiblemente.  
        El relato “Tigres azules”,  el segundo de los cuentos incluidos en el último libro de relatos de Borges  titulado: La memoria de Shakespeare (1983), tiene como protagonista a Alexandre Craigie; un profesor escosés de  lógica occidental de la Universidad de Lahore, que los domingos se dedica a  estudiar la obra del filósofo holandés Baruch Spinoza. El profesor Craigie  estaba obsesionado desde niño con tigres (al igual que el propio Borges lo  estuviera), y supo a fines de 1904 que en la región del delta del Ganges había  sido descubierta una variedad azul de tigres. Craigie aprovechó sus vacaciones  para viajar a la India, al Punjab. 
        Alexandre Craigie no  encontró en el Punjab tigres azules sino historias y sagas populares sobre su  supuesta presencia. Incluso tuvo la impresión de que los aldeanos veneraban como  divinidad al tigre azul. A falta de tigres azules, el profesor Craigie halló  unas extrañas pequeñas piedrecitas lisas, circulares y de un azul brillante,  como el del tigre de sus sueños. El profesor Craigie observó que estas  piedrecitas azules que semejaban pequeños discos o fichas se multiplicaban o  disminuían indiscriminadamente. El misterioso fenómeno, esa “aberración de las  matemáticas”, producido por “las piedras que generan”, apodadas por los  aldeanos “tigres azules”, intrigó al profesor de lógica occidental. El profesor  constató, no obstante su formación académica, que en el universo cabía el  desorden, y también la carencia de lógica. Trató de entender la variación  numérica de las piedras usando la estadística, después de haber fracasado con  las cuatro operaciones básicas de la aritmética, y también con el cálculo de  probabilidades. El 10 de febrero, Alexander Craigie entró a la mezquita Wazil  Khan a la hora “en que la luz no ha revelado los colores”, y rezó para ser  eximido de “su carga”. Súbitamente se le apareció un mendigo ciego, y le pidió  limosna. El profesor Craigie le dijo que no tenía monedas, y el ciego respondió  que por el contrario, tenía muchas. Cuando Alexandre Craigie le entregó las  piedras azules, el mendigo le dijo: “Te  quedas con los días y las noches, con la  cordura, con los hábitos, con el mundo”. Y luego el mendigo ciego  desapareció en el alba tan misteriosamente como había aparecido.
        El relato “El espejo y la  máscara”, el séptimo de los cuentos incluidos en la penúltima colección de  cuentos de Borges, El libro de arena (1975),  nos narra una fábula cuyas acciones ocurrieron en Irlanda, durante la primera  época de la Edad Media. Los hechos narrados sucedieron en el marco temporal  inmediatamente posterior a la batalla de Clontarf. El “Alto Rey” irlandés le  propone al poeta de su corte que inmortalice la victoria sobre los noruegos en  una oda. Después de un año “el Ollán” recita de memoria su oda y se la entrega  al rey quien la acepta y premia su esfuerzo con un espejo de plata. El rey le  dice al poeta que su poema será copiado sesenta veces por los escribas de su  Corte y que de su pluma maestra espera un poema aun mejor:
        
          “[…] Acepto tu labor. Es  otra victoria. Has atribuido a cada vocablo su genuina acepción y a cada nombre  sustantivo el epíteto que le dieron los primeros poetas. No hay en toda la loa  una sola imagen que no hayan usado los clásicos. La guerra es el hermoso tejido  de hombres y el agua de la espada es la sangre. El mar tiene su dios y las  nubes predicen el porvenir. Has manejado con destreza la rima, la aliteración,  la asonancia, las cantidades, los artificios de la docta retórica, la sabia  alteración de los metros. Si se perdiera toda la literatura de Irlanda -omen absit- podría reconstruirse sin  pérdida con tu clásica oda. Treinta escribas la van a transcribir dos veces. 
          Hubo un silencio y  prosiguió.
          -Todo está bien y sin  embargo nada ha pasado. En los pulsos no corre más a prisa la sangre. Las manos  no han buscado los arcos. Nadie ha palidecido. Nadie profirió un grito de  batalla, nadie opuso el pecho a los vikings. Dentro del término de un año  aplaudiremos otra loa, poeta. Como signo de nuestra aprobación, toma este  espejo que es de plata […]”. 
        
        Transcurrido el  siguiente año, el poeta regresó con un poema menos largo el cual leyó con  inseguridad,
        
          “[…] La página era extraña. No era una  descripción de la batalla, era la batalla. En su desorden bélico se agitaban el  Dios que es Tres y es Uno, los númenes paganos de Irlanda y los que  guerrearían, centenares de años después, en el principio de la Edad Mayor. La  forma no era menos curiosa. Un sustantivo singular podía regir un verbo plural.  Las preposiciones eran ajenas a las normas comunes. La aspereza alternaba con  la dulzura. Las metáforas eran arbitrarias o así lo parecían. […]”.
        
        El rey felicitó al poeta y ordenó que  se copiara una sola vez el nuevo poema y que se guardara en un cofre. Como  premio por su obra, el rey le ofreció una máscara de oro, y le dijo que de su  talento aun esperaba un poema mejor.
        El  Ollán regresó nuevamente al palacio al cabo de un año. El rey notó el cambio  físico del poeta; estaba visiblemente deshecho y tan abatido que sus ojos  parecían “mirar muy lejos o haber quedado ciegos”. El poeta  no llevaba ningún manuscrito consigo y no se atrevía a recitar el poema. Finalmente  lo hizo; era una sola línea oída solamente por el rey. Intrigado por el breve  poema, el rey le preguntó al poeta: 
        
          “[…] ¿Qué  hechicería te lo dio? 
           -En el alba -dijo el  poeta- me recordé diciendo unas palabras que al principio no comprendí. Esas  palabras son un poema. Sentí que había cometido un pecado, quizá el que no  perdona el Espíritu. 
          -El que ahora  compartimos los dos -el Rey musitó-. El de haber conocido la Belleza, que es un  don vedado a los hombres. Ahora nos toca expiarlo. Te di un espejo y una  máscara de oro; he aquí el tercer regalo que será el último. 
          Le puso en la diestra  una daga. Del poeta sabemos que se dio muerte al salir del palacio; del Rey,  que es un mendigo que recorre los caminos de Irlanda, que fue su reino, y que  no ha repetido nunca el poema”.
        
        El estudioso Esteban Mata publicó en la Revista Filosofía, de la  Universidad de Costa Rica un ensayo muy lúcido analizando el cuento “Tigres  azules” desde la perspectiva de la teoría del caos.
        
          “[…] Por tanto y para concluir, creo que “Tigres  azules” puede leerse como una bella parábola que simboliza el advenir del  cosmos a partir del caos, una bella imagen de lo indiscernible e indescifrable  que es la totalidad, incluso para nuestros más osados y ambiciosos  pensamientos.”
        
        Aunque  valoramos mucho el análisis de Esteban Mata, nuestra aproximación al relato más  bien se centra en la aplicación de conceptos estadísticos tales como la  variable aleatoria discreta para descifrar, o al menos, intentar descrifrar los  misterios o fenómenos numéricos que ocurren con las piedras azules. Postulamos  que sería posible, haciendo algunos cambios mínimos en el relato, hallar un  patrón matemático a la metamorfosis numérica que sucede con estas piedras de  fábula. Si no hubiéramos hecho las variaciones que hemos realizado al cuento,  tampoco habríamos podido encontrar ningún patrón matemático. Alguien podría  objetar, acaso el mismo Borges, nuestros cambios aduciendo que ya no se  trataría del mismo relato. Y sin embargo hemos hecho estos cambios porque  nuestra intención principal es que nuestros estudiantes comprendan la  aplicación en la vida diaria de las estadísticas, y que además se beneficien  con lecturas literarias que de hecho ampliarán sus horizontes de mundo. Hemos  creado un colectivo de aprendizaje (“Learning Community”), que consiste en la  unión de dos cursos a través de un tema. Nuestro tema es Borges, en concreto  los textos borgeanos donde abundan contenidos matemáticos y para nuestro proyecto  académico hemos unido un curso de matemáticas con uno de castellano.  
        En concreto nos vamos a referir ahora a ejemplos que  aplicaremos en nuestro colectivo de aprendizaje, que sólo son posibles, si  realizamos unas breves variaciones al cuento de Borges, tal como lo hemos  comentado. Por ejemplo, si realizamos un experimento aleatorio con cantidades  inciertas, tal como ocurre, con las piedras pequeñas circulares del relato  “Tigres azules”, tendremos variables inciertas y sujetas a las muchas posibilidades  de la contingencia. Estas cantidades inciertas son las que llamamos variables  aleatorias o variables estocásticas. En términos generales, una variable  aleatoria, es por tanto, un valor numérico que está influido por el azar. Es  decir que una variable aleatoria o estocástica es una función que asigna  eventos (p.e. los resultados posibles de tirar o simplemente manipular las  piedras azules; las piedras que engendran, (1,1), (1,2), (1,3)) a números  reales (p.e. su suma). Una variable aleatoria o estocástica es una variable  estadística que obtiene sus valores como resultado de mediciones hechas en  experimento aleatorio. Al tener una variable aleatoria no podemos saber qué  valor exacto tendrá; pero sí podemos asignarle una serie de valores posibles  mediante una distribución de probabilidades, siempre y cuando se trate de una  variable aleatoria discreta. Dicho de otro modo, los valores posibles para una  variable aleatoria y sus valores probables asociados, establecen una  distribución de probabilidad.
        La  definición formal de variable aleatoria se representa mediante esta fórmula:
        
        Donde X representa la función  que asigna a cada elemento del espacio muestral (representado por omega) un  número real (R). El conjunto de números reales está representado de esta manera  por R. 
        Tenemos que  enfrentarnos a la aleatoriedad infinita y podemos manejar esta aleatoriedad  siempre y cuando no nos concentramos en patrones en el sentido de secuencias que  son siempre exactas. Por tanto usaremos la estadística para encontrar de manera  mucho más sutil un patrón llamado distribución de probabilidad discreta. 
        En  este caso, nuestra variable aleatoria X = número de piedras producidas cuando  se manipulan las piedras que generan.
        Cada  variable aleatoria debe seguir una distribución probable, la cual es una lista  de todos los valores de X juntos con sus probabilidades.
        A  partir de la distribución de probabilidades podemos encontrar lo siguiente:
        i. La media, y
          ii. La varianza (es el cuadrado  de la desviación estándar, y ésta es la medida de la dispersión de los datos  que se emplean habitualmente)
        La  media = E [X] = suma [X*P(X)]
          Var  [X] = Var [X] =
        Ejemplo:  Supongamos que la piedra que engendra es manipulada ocho veces, como en el  relato de Borges, y como producto de esa manipulación se va generando el  siguiente número de piedras (además de la piedra azul original):
        200, 7, 46, 82,  3, 102, 989, 21
        i. Crear una distribución de  probabilidad,
          ii. Encontrar E [X] and Var [X]
        Algunas  veces, un fenómeno natural puede ser modelado para que encaje bien en un cierto  tipo de distribución. Examinaremos tres clases de distribuciones aquí:  binomial, de geometría, y de Poisson (llamada así en honor al físico-matemático  francés Siméon-Denis Poisson (1781-1840)). Además de esto, haremos mínimas modificaciones  a “Tigres azules”. Estas modificaciones nos permitirán examinar cada una de  estas distribuciones.
        Distribución  Binomial
        Consideremos una mínima modificación en el relato  “Tigres azules”, donde cada vez que una piedra es manipulada, ocurre que otra  piedra aparece o ninguna lo hace. Asumamos que una piedra aparece con  probabilidad = p que no varía. Asumiendo que nosotros manipulamos las piedras  un número fijo de veces y cada vez que lo hacemos es independiente de la  siguiente vez.
        En  la modificación que hemos descrita, la variable aleatoria, X sigue una  distribución binomial con parámetros “n” y “p”.
        Podemos  encontrar E [X] usando la fórmula n*p y Var [X] = n*p* (1-p)
        Ejemplo:  Asumiendo que tenemos la piedra azul de la historia de Borges que produce otra  piedra con la probabilidad = .6 y no produce ninguna piedra con probabilidad =  .4 Encontremos el número esperado de piedras si la piedra es manipulada ocho  veces.
        En  este ejemplo n = 8, p = .6 entonces E [X] = n*p = 8*.6 = 4.8, Var [X] = n*p*(1-p)  = 8*.6.4 = 1.96
        Podríamos  imaginar otro escenario con las piedras que generan donde la distribución  binomial pueda ser usada en diez ensayos con el propósito de obtener una  media  = 6.
        Distribución  geométrica
        Nuestra siguiente modificación involucra un escenario  donde cada vez que las piedras azules son manipuladas, una nueva piedra azul  aparece con probabilidad “p” o ninguna piedra aparece con probabilidad 1-p. En  este escenario, sin embargo, X- número de manipulaciones hasta que la primera  piedra aparezca, sigue una distribución geométrica, E [X] = 1/p, Var [X] =  (1-p)/p2 
        Ejemplo,  podríamos pensar también en otro escenario donde el número de piedras que  aparece siga una distribución geométrica con una media = 5.
        Distribución  de Poisson
        La  modificación final que sugerimos implica un escenario donde otra vez, cada  manipulación de las piedras resulta en ninguna piedra o en una piedra nueva. Sin  embargo, no hay un número fijo de probabilidad “p” o un número fijo de  manipulaciones. Asumimos que las piedras azules están siendo manipuladas  siguiendo un índice constante sobre un intervalo dado de tiempo. Ahora X =  número de piedras que aparecen sobre un intervalo de tiempo. X sigue la  distribución de Poisson con una media y una varianza dadas = media.
        Ejemplo,  podemos pensar en una situación donde el número de piedras que aparecen en una  hora si X sigue la distribución de Poisson con una media = 5/hora
        Distribuciones  continuas
        Las distribuciones continuas son distribuciones donde  la variable aleatoria X, puede tomar un número incontable o un número infinito  de valores. Podemos también pensar en una situación donde las piedras que  generan representen una variable aleatoria continua.
        Puestos  a reflexionar sobre el infinito nos imaginamos otra manera en la que podría  haber actuado Cragie con las piedras azules. Una manera simple hubiera sido  usar la distribución normal y crear un intervalo de confianza tal como sigue:
        1.-  Manipular la piedra un número fijo de veces = n
          2.-  Encontrar E [X] y una desviación estándar como describimos antes,
          3.-  Encontrar el intervalo apropiado “z” o intervalo.
        Por lo expuesto anteriormente y de manera  simplificada, hemos podido ver que la estadística bien puede aplicarse al  realto “Tigres azules”. La estadística puede, en las manos de los personajes de  Borges- que son arquetipos platónicos; se explican genéricamente- aliviar así  su reacción aprehensiva al ser confrontados al devastador infinito. 
        El relato “Tigres azules” podría, desde luego, como lo  hizo muy bien el estudioso Esteban Mata, ser analizado desde la perspectiva de  la teoría del caos, y puede también ser comentado simplemente como un cuento  fantástico donde suceden extraños fenómenos que no ameritan ni aceptan  explicaciones racionales. También podríamos comentarlo en tanto un relato donde  se plasma una fantasía metafísica, que de acuerdo a Bioy Casares, es la  característica crucial de las fantasías borgeanas. Incluso podríamos analizar  este cuento como si fuera una metáfora de la creación artística, específicamente  del arte poética, o acaso como una contradicción entre la precisión y exactitud  de las matemáticas y la imposibilidad de éstas de asimilar matemáticamente los  sucesos que ocurren en el cuento. Nuestra lectura del cuento, ha privilegiado  el sentido matemático, porque nos ha parecido que en efecto, “Tigres azules” es  uno de los cuentos donde más abundan no solamente conceptos matemáticos, sino  incluso términos matemáticos explícitamente empleados en el mismo relato. Nos  ha parecido también que “Tigres azules” es uno de los relatos menos estudiados  de Borges, especialmente desde la cantera de las matemáticas, disciplina que  como bien sabemos, era una de las pasiones intelectuales de nuestro célebre  autor Borges, tan erudito.
        Hemos afirmado en un artículo anterior donde  analizamos el poema “Descartes” y la visión de la geometría, el espacio y el  tiempo que se deduce del poema y de otros textos borgeanos, que nada es casual  en la obra de Borges. Tampoco es casual en absoluto que Borges hubiera decidido  que el protagonista de “Tigres azules” fuera un profesor de lógica occidental,  fascinado por los tigres y estudioso de Baruch Spinoza. ¿Qué explicación lógica  podría haber dado Alexander Craigie a la transformación numérica sin orden ni  concierto de las fabulosas piedras? Estamos de acuerdo con Jaime Alazraki,  especialista en la obra de Borges, cuando afirma que el común denominador de  las ficciones borgeanas sería un relativismo que influye y determina todo. Es  claro que Borges nos presenta un universo en el que no podemos estar seguros de  nada. En su relato “Tigres azules”, se refiere a la “aberración de las  matemáticas”, -también llamado “obsceno milagro”- debido a la imposiblidad de  entender la multiplicación y substracción inaudita de las piedras maravillosas que  no parecen obedecer a ningún patrón conocido en el amplio ámbito de las leyes y  fórmulas matemáticas. No es posible tan si quiera decir que 2 + 2 = 4 porque en  el universo mágico de “Tigres azules”, precisamente esto no ocurre, más bien  sucede todo lo contrario. 
        Utilizando la variable aleatoria discreta, concepto clave  de la estadística, y además manipulando un poco la historia borgeana, hemos  intendado presentar una posible explicación lógica a la realidad cambiante y  cuantitativa presente en “Tigres azules”. Nuestra intención, como hemos  mencionado, ha sido sobre todo la de hacer más manejable para los estudiantes  universitarios, algunos conceptos matemáticos de la estadística, al pensar en  ejemplos concretos provenientes de relatos, como en este caso, que además  permitan a los estudiantes ampliar sus horizontes académicos al leer buena  literatura. Comentaremos luego, la relación que hemos encontrado entre los dos  cuentos analizados en cuanto a la visión del mundo que Borges nos presenta en  ellos.
        En  el relato “El espejo y la máscara”, el poeta de la corte representaría a todos  los poetas, y de esta manera, desde luego, al mejor usuario del lenguaje. Es  muy interesante que justamente el experto en las palabras no sea capaz de  entender todo el lenguaje, de transmitir a través de su arte la realidad o su  visión de la misma, de expresar la Belleza o la Verdad mediante ella. En  “Tigres azules”, también el profesor Craigie es experto en lógica occidental y  sin embargo no será capaz de entender la lógica de la transformación numérica  de las piedras azules. 
        En “El espejo y la máscara”, el Rey  del cuento le regala al Ollán un espejo como premio por su primer poema que era  una mímesis de la realidad. El poeta ha intentado reflejar la realidad y de  esta manera estaría funcionando no en el universo regido por la “episteme”,  sino en el ámbito de la “doxa”, de las apariencias, porque la descripción  fotográfica de la realidad no la agota ni la representa en su totalidad. El  segundo regalo del Rey de Irlanda fue una máscara de oro y correspondía al  segundo poema que escondía la realidad; ya no era una descripción puntillosa de  la batalla como en el primer poema, sino más bien “era la misma batalla”. El  poeta tuvo que librar su batalla personal con el lenguaje al escribir el  segundo poema que ya no era un calco de la realidad. El tercer poema del Ollán  siendo el más breve de todos, y también el más intenso, representa la maravilla  de todas las maravillas, el absoluto estético. De alguna manera podemos decir  que el poeta ha destruído el lenguaje al trascenderlo. El poeta ha roto el  lenguaje al acceder a la maravilla con una sola palabra o tal vez una breve  frase esencial. El Rey y el poeta pagarán por esa “hamartía”; el Rey por ser  testigo de lo imposible, por haber instigado la maravilla, y el poeta por  haberla ejecutado aplicadamente, y por tanto, por haber actuado como si fuera  Dios, tal como Alexander Craigie lo hiciera en “Tigres azules”. 
        El lenguaje es lineal y la realidad  es simultánea, y por ende, el poeta del relato “El espejo y la máscara” no  puede aunque lo intenta aprehender la realidad mediante el lenguaje, no  obstante ser pues, en tanto poeta, el mejor usuario del lenguaje. El poeta  tampoco puede acceder a la Belleza mediante el lenguaje humano, y la Belleza  con mayúscula, como aparece en el relato de Borges, puede de hecho ser un  sinónimo de la Verdad en este relato plurisignificativo. Al salir del palacio,  el poeta se suicida con la daga regalada por su Rey. Por su parte, el Rey de  Irlanda dejó de ser rey para ser un vagabundo que no repitió nunca el  misterioso poema-línea o acaso poema-palabra que sin embargo encerraba la  Maravilla y la Belleza.
        En ambos cuentos ocurren “hamartías” muy importantes y  similares. Alexander Craigie, manipula unas piedras sagradas que se multiplican  y disipan de manera inexplicable para los seres humanos. Su inefable acción es  un desafío muy caro que pone en evidencia la limitación de las matemáticas para  explicar transformaciones numéricas. El poeta de la corte impelido por su rey  se atreve a quebrar el lenguaje al intentar acceder a la Belleza = Verdad por  medio de las palabras. Alexander Craigie casi se vuelve loco intentado entender  lo incomprensible, y se salva de la locura al entregar las piedras azules a  cambio de la normalidad en su vida : “  […] Te quedas con los días y las  noches, con la cordura, con los hábitos, con el mundo.”
        Borges nos presenta en ambos relatos una visión del  mundo impregnada de relativismo. Como bien señala Alazraki, el relativismo  característico de los relatos borgeanos nos incita a ver el mundo en continuo  movimiento, nos invita a tratar de trasdender el “hic et nunc”, a buscar todas  las dimensiones posibles de la realidad. Para Borges, el mundo es impenetrable,  y el universo es incomprensible para los seres humanos, y por tanto, cualquier  intento por descrifrar el universo conducirá al fracaso. En el caso del poeta  del relato “El espejo y la máscara”, su “hamartia” le condujo al suicidio, y al  rey lo redujo a la condición de paria. En el cuento “Tigres azules”, la “hamartía”  de Alexander Craigie lo alienó y fue rescatado de esa alienación tras rogar a  Alá que su vida volviera a la normalidad. Solamente es salvado cuando le  entrega las piedras mágicas o diabólicas al misterioso mendigo ciego que se las  pidió a cambio de devolverle la cordura y el mundo. 
        Como bien señala Alazraki en La prosa narrativa de Jorge Luis Borges (1974),
        
          “ Borges ha negado la validez de la metafísica en el  contexto 
            de la realidad, pero la ha aplicado a un contexto  donde 
            recobra su vigencia: la literatura.”
        
        Concluimos afirmando que para efecto de nuestro  colectivo de aprendizaje, los textos matemáticos de Borges son muy útiles para  incitar a que los estudiantes piensen de manera crítica, a que amplíen sus  conocimientos literarios a la misma vez que sus estudios de estadística dan un  giro de muchos grados al trabajar con ejemplos que nunca hubieran imaginado. Las  humanidades y las ciencias se abrazan en armonía gracias a los múltiples y  eruditos conocimientos de Borges. Los estudiantes en nuestro colectivo de aprendizaje  se enriquecerán no sólo académicamente sino también desde una perspectiva más  global y humana. 
        De  hecho, Borges nos maravilla y nos transforma; nos impele a cuestionarnos a cada  paso, a reflexionar sobre el mundo, a dudar de lo que creemos seguro, a mirar  la realidad con ojos de poeta y de filósofo. ¿Quién se atrevería a decir que  sigue siendo la misma persona después de leer un texto de Borges?
         
         
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        Bibliografía  Consultada
        Alazraki, J.: Versiones-inversiones-reversiones,  Madrid, Gredos, 1977.
        Alazraki, J.: Jorge Luis Borges, Nueva York: Columbia  University Press, 1971.
        Balderston,  Daniel. “The Theory of Games and Genetic Criticism: On the Manuscript of ‘La  Lotería en Babilonia’,” Variaciones  Borges, 36 (2003). 155-165
        Barrenechea,  A.M.: La expresión de la irrealidad en la  obra de J.L.Borges, México: El Colegio de México, 1957.
        Borges,  Jorge Luis, Obras Completas. Buenos  Aires, EMECE. 1996.
        Kcenich, Stephen;  Bosse, Michael J. “$158 per Quart: The Value of a Volume of Coins,”
          AMATYC Review,  v29 n2 p15-21 Spr. 2008.
        Kcenich, Stephen;  Bosse, Michael J. “Extending Rules for Exponents and Roots Utilizing  Mathematical Connections.” AMATYC Review, v27 n2 p19-29 Spr 2006.
        Luna-Escudero-Alie,  María-Elvira. “Reflexiones sobre los límites del lenguaje en ‘El espejo y la  máscara’ de Jorge Luis Borges”. Espéculo, Revista de estudios literarios.  Universidad Complutense de Madrid, 22 (2002),
          http://www.ucm.es/info/especulo/numero22/espejo.html 
        Mata,  Esteban. “Los azules tigres del caos, un vistazo al pensamiento de la  complejidad en la obra de Jorge Luis Borges.” Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLVII (120-121), (2009). 37-44.
        Mateos,  Zulma. Filosofía en la obra de Jorge Luis  Borges, Buenos Aires, Biblos, 1998.
        Rodríguez Monegal, E.: Borges par lui-même, París: Ed.du Seuil,  1970.