La Nueva Novela, es una obra poética editada en 1977
y reeditada en 1985 por editorial Archivo, Santiago de Chile. Fue
escrita por Juan Luis Martínez (1942- 1993), perteneciente
a la generación del '72 que, según Goic, dicha generación
"suspenderá los residuos del canon clásico revistiendo
a toda realidad del mismo grado serio de representación o del
mismo humor lúdico o poético. (…) Y luego el lenguaje
dará lugar, en generaciones sucesivas, a la incertidumbre en
la postulación de la realidad: ¿dónde está
la realidad? parece ser la pregunta involucrada en toda representación,
en lo que la recepción de lo narrado o su metaforismo repetido
y contradictorio".
He aquí entonces que la realidad no trasciende si no es por
la interpretación que le de el hombre o el artista. Vale decir,
"el hombre se ha vuelto sujeto y el mundo ha devenido en imagen",
según Heidegger, entonces toma conciencia de un presente, no
ya de un pasado y/o un futuro, sino de un presente, de un estar en
el mundo, previa consumación de su historia; la que ha sido
en realidad una "presentación", como diría
Derrida, una producción, recogimiento, unificación del
ente en el presente como una presencia del saber y la dominación,
pero que hoy ya no es tal como único centro sino que además
puede llegar a la destrucción del ente (Heidegger) y a través
de ésta a la deconstrucción derridiana, es decir, admite
"la posibilidad de una entrada en intervenciones concretas, un
recorrido por trayectos donde siempre las intuiciones más firmes,
los conceptos canónicos y los modelos retóricos dicen,
alegóricamente, otra cosa de lo que dicen. Hablando de sí
mismos remiten a otra cosa y hablando de lo otro se refieren así
mismos" (Fragasso; 1996.)
De tal manera que Martínez, prepara su obra, inconsciente
y conscientemente para (de)mostrar aquello que, "hablando de
sí mismo remite a otra cosa y hablando de lo otro se refiere
a sí mismo". Y este sería, entonces, el camino
a seguir entre REALIDAD I (primer poema) y REALIDAD II (último
poema). Vale decir, desde una lógica cultural y de la razón
hacia una de la ilusión o viceversa.
En todo caso, en primer término, deberíamos abordar
dos realidades mayores: una lógica macrocultural y racional,
de la cual se ha hablado mucho: la discusión o controversia
que existe entre Modernidad, Modernidad Tardía, Tardomodernidad
y/o Posmodernidad, e incluso Neomodernidad e Hipermodernidad.
No obstante, siguiendo a J. Habermas; diremos que "el proyecto
moderno no se ha cumplido y por tanto puede ser reconstruido para
que, dentro de las limitaciones correspondientes y sin soberbia, se
puedan mantener parte de sus postulados los que permitirán,
si se desarrollan, mejorar las condiciones de existencia del hombre
en el mundo. Así, el proyecto moderno no estaría caduco,
sino que tendría que ser repensado y limitado, omitiendo excesos".
Por cierto, que se ha desarrollado con mayor fuerza y, coincidentemente,
también, después que se ha creído agotado el
tema y especialmente en Américalatina y en Chile.
Contradictoriamente es pues, a partir de los mismos modernistas que
hoy podemos excavar la modernidad en Nuestra América. Por lo
tanto este proyecto crítico ha desarrollado una tradición
y evolución progresiva, a pesar de sus limitaciones, tales
como la diferenciación que se hace entre modernidad y modernización,
por ejemplo, o sea, histórica que tiene que ver con el avance
socioeconómico más que todo, y que subyace en el concepto
o ideología de la postmodernidad y/o globalización.
Y la segunda realidad es la tradición literaria que se sintetiza
en una mixtura genial del gusto exquisito de Martínez, que
va desde la vanguardia plástica hasta la literaria y luego
desde la literaria hacia la plástica, constituyéndose
casi en una estética o poesía visual. Y decimos casi,
ya que la intención no es 'poesía visual', sino asimilarla
para proyectarla como un todo, un libro abierto que resume toda la
tradición y, particularmente la chilena: Huidobro, Neruda,
Parra, entre otros; pero los supera, ya que les utiliza, también
como recurso poético y no como mera referencia, sino más
bien desde una condición a-poética.
La poesía en cuestión está presente en la nueva
forma de articular los significantes, o sea, no sólo usa la
escritura en una hoja, sino que utiliza la hoja para significar un
sentimiento, una emoción o un pensamiento. En definitiva, Martínez,
muestra visualmente las palabras, el espacio y el tiempo de su época
con elementos concretos cuando es necesario, pero no se queda ahí,
sino que trasciende a través de la percepción de esta
singular unión o re-unión de significantes, produciendo
un nuevo signo, que puede materializarse o no con palabras, ya que
"la separación de significado y significante ha afectado
a la sociedad moderna a través del arte".
La poesía visual entonces es la entrada, ya que como decíamos
con Heidegger: "el mundo ha devenido en imagen".
En fin, en estos ámbitos se ha de mover quien quiera entrar
en la lectura de La Nueva Novela de Juan Luis Martínez, además,
claro, de la trasgresión de los géneros, especialmente
el lírico, ya que aquí se desarrolla la idea de que
la poesía escribe con todo y por todos, incluyendo las tachaduras;
que corresponderían a una preescritura, al decir de Derrida,
y antes, Adorno; por lo tanto desarrolla aquí una escritura
autodestructiva, tanto del género como del poema tradicionales.
Apréciese entonces que esta es una obra muy diversa, ya que
no sólo consta de versos, sino que hace uso de recursos tales
como: expansión del significante, por una parte, o sea, las
formas canónicas de decir de la poesía aquí se
amplían a otras, Vgr.: anzuelo, recortes, fotografías,
comic, collage, epígrafes, discurso lógico y científico,
extra, inter e intratextual, etc.; que apoyan el hecho estético
o apropiación de aquello de lo que se habla o escribe. Por
lo tanto aquí, el acto de hablar o escribir se transforma en
una lógica de la ilusión, vale decir, se ordena según
las normas lógicas del lenguaje, pero sólo como ilusión
de los hechos que se representan. Por lo tanto se ha de establecer
en función de aludir a un referente: hecho, realidad u objeto
que se quiera poetizar, pintar o musicalizar, etc.. Y por otro, del
significado, pro-creando una nueva vertiente para la poesía
chilena e hispanoamericana: haciendo notar con los signos de su época
la barbarie de la razón. No obstante esta percepción,
la usa para motivar al mundo, a pesar de que, como el mismo autor
dice: "se ha perdido la imagen sólida del mundo".
Ahora bien, esta realidad atraviesa toda la obra, de tal modo que,
la lógica sintáctica no revela otra cosa que no sea
la naturaleza del significado en una lógica de la ilusión,
pues, al decir de Wittgenstein, "el lenguaje no es más
que una ilusión de la realidad" y por lo tanto, la sintaxis
u ordenación textual funciona como referente imaginario de
aquello que se quiere nombrar. Con otras palabras, esto es la percepción
a través de los sentidos: la Estética.
En consecuencia, leer a Juan Luis Martínez no es una actividad
cualquiera, sino una muy gozosa y desafiante, en todos los sentidos,
renovando el deseo de participación del sujeto moderno, cuya
base "sólo es la base de la re- de la re- de la realidad".