Más allá
de las palabras
por Sara Vial
.....Cuando en la premonitoria
entrevista hecha al poeta Juan Luis Martínez a escasos días de su
muerte, se le coloca frente a la palabra Dios, contesta como si
lo hiciera ya desde muy lejos, desde un espacio mayor,
inenarrable.
.........."Llamar a Dios con una
palabra, es restringirlo. El está más allá de todas las
palabras".
.....Se sitúa también lejos de
ellas, como en general quiso hacerlo en su propia obra, cuestionadora
de lenguajes, cuando se sumía en instantes-objetos, en que a traves de
signos nos hablaba de esa otra forma que buscó para abarcar, no lo
inabarcable como Dios, sino lo que se negaba a reproducir
convencionalmente.
.....De regreso de la misa
fúnebre multitudinaria que lo despidió en Viña del Mar, busqué su
libro gráfico, La poesía chilena, encerrado en su cajita negra
como en un ataúd de cartón, que me dedicó una vez. "Existe la
prohibición de cruzar una línea que es sólo imaginaria. Ya en ese
límite, mi padre muerto me entrega estos papeles".
.....Son las
únicas palabras suyas para el camino.
.....El padre ha muerto el mismo
año de la edición de quinientos ejemplares numerados en 1977. La rara
"antología" sólo contiene las copias facsimilares de las defunciones
de Gabriela Mistral, Neruda, Pablo de Rokha y Vicente Huidobro, y sus
fichas respectivas, con el timbre de la Biblioteca Nacional. Esta
ficha consigna lugar, fecha de publicación y procedencia del poema
extraído de la obra correspondiente. Estos poemas son, Los sonetos
de la muerte, de Gabriela; Sólo la muerte, de Neruda;
Poesía funeraria, de De Rokha y Coronación de la muerte,
de Huidobro. Que, naturalmente, no están. Enseguida vienen treinta
y dos fichas en blanco, en páginas sin numeración al final de las
cuales nos espera la respuesta que coincide con las breves palabras de
la portada de la caja que contiene el álbum: el certificado de
defunción del padre Luis Guillermo Martínez Villablanca. Su ficha
vacía lleva sin embargo un título: Tierra del Valle Central de
Chile. Causa de su muerte: "Infarto del miocardio. Insuficiencia
cardiaca". Esa tierra del Valle Central está simbolizada en una
bolsita de polietileno, de tierra oscura, vegetal. El hijo ha muerto
de la misma muerte. Sabía que esa tierra sería también la suya. "Polvo
somos..." Nos parece más conmovedora que todas las "instalaciones" de
arte que hemos visto y que en homenaje al padre anónimo, se nos hace
más real que todas las fichas literarias inexistentes, que lo
anteceden.
.....¡Qué mágico eras, Juan
Luis, qué cerca estabas, y qué poco te vimos!
.....Nos pareció que no te
habías movido de esa cajita, secreta como tú, mientras padecías la
vida, allá afuera, sobrellevándo el enmudecido dolor de la enfermedad,
cuando sólo tus manos enguantadas de negro, revelaban y escondían los
estrágos que las diálisis dejaban en ellas. Ya no veremos tu expresión
suave y triste, tras el cristal de la librería, mirando hacia afuera,
en busca de nada.
....."Cada uno está solo sobre
el corazón de la tierra / traspasado por un rayo de sol / Y enseguida,
anochece". (Salvatore Quasimodo. Premio Nobel).
.....Sabías callar, sugerir,
inventar un mundo destinado al que supiera ver. Pero te fuiste
demasiado pronto y hoy eres esta conversación inconclusa, evaporada de
tu inteligencia y resignación, y el desencanto sabio y dulce que fluye
de tus respuestas en esa entrevista súbita, con la que te
despediste.
.....Miro las fichas solitarias,
pienso en los quinientos saquitos de tierra que armaste con paciencia.
"Polvo somos..."
....."Leo" las fichas, vacías
como fantasmas, bajo las alegres banderitas.
.....No falta nadie, porque
nadie está . Pienso en la Coronación de la muerte que das a tu
padre, en el humor entremezclado a lo dramático con que diseñaste
todo, el silencio de este mundo y el otro. Y busco entonces la
penúltima página sin número, como todas, la que antecede a la
defunción de tu padre. Y allí escribo, segura de que sonríes: "Juan
Luis Martínez, hijo. Títulos: La nueva novela, 1976. La
poesía chilena, 1977. El silencio y su trizadura.
Inédito.
......¿Qué poema citar? Me
pediste prestada La última novela, después de regalármela. ¡Y
olvidaste devolvérmela! Escribo, simplemente, Adiós.
en La Estrella ,
Valparaíso
3 abril de 1993.