José Donoso
Cuando la burguesía inspira "novelitas"
Por Jorge Marchant Lazcano
Revista Qué Pasa, N°196, Santiago, 23 de enero de 1975
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De improviso el universo -tan propio de José Donoso- de las viejas casonas santiaguinas, de las ancianas dementes, de los aristócratas asexuados, se desvanece con la última página de su magistral novela "El obsceno pájaro de la noche". Chile, su ambiente y sus fantasmas están muy lejos, temporal y espacialmente, de la morada de piedra en Teruel, España, donde vive nuestro novelista. Es entonces, la hora de descender al divertimento y volver la vista a esas personas que ha conocido en Barcelona. Nace así: "Tres novelitas burguesas".
José Donoso, nacido en Santiago en 1924, es hoy por hoy la voz más importante de la novela chilena. Después de iniciarse como cuentista y haber aparecido en la “Antologia del nuevo cuento chileno”, con la que Enrique Lafourcade inauguró la generación del 50, penetró con paso resuelto y maduro en el campo de la novela. “Coronación” primero, luego “El lugar sin limites” y “Este domingo” así lo confirmaron, hasta que ese compendio de ocho años de trabajo, de sufrimiento físico y de hospitalizaciones que se llamó "El obsceno pájaro de la noche" -"sólo lo pude terminar después de un episodio psicótico, por intoxicación de morfina a raíz de una operación de úlcera, cuando todo se me amarró con el delirio"- lo puso junto a Vargas Llosa y García Márquez a la cabeza de la novela latinoamericana.
"En Barcelona, cuando vivía allá -comenta Donoso- una vida muy
divertida, lleno de amigos y de gente que hablaba, gritaba, bailaba, se disfrazaba, iba a conferecncias, boites, cine-clubs, conciertos, cocteles, vernissages, fines de semanas, restaurantes, lanzamientos de libros y demás, me aburrí. Y me vine a vivir aquí (en Calaceite), y estoy muy contento con esta vida monacal que llevo..." Y entre otras cosas aprovechó de escribir sus "Tres novelitas burguesas", que para asombro del lector latinoamericano, y más especificamente del chileno, resulta ser, en cuanto a motivaciones, totalmente europea.
En las tres novelitas -"Chatanooga Choochoo" (como la canción de Glenn Miller), "Atomo verde número cinco" y "Gaspard de la nuit"- no hay personajes chilenos, ni motivaciones de nuestra realidad, ni escenarios reconocibles. Pueblan este tríptico típicos exponentes de una burguesía catalana, snob, sofisticados, héroes del cliché y del lugar común de alto copete. Y no sólo eso. Una cultura pop, a medio digerir por Donoso, intenta adueñarse de las páginas de las tres novelitas: son los elementos que configuran las desgracias y las alegrías de los personajes, es el "Vogue" que obliga a Sylvia Corday a depilarse las cejas, "Vanishing Cream" que esfuma rostros y sexos, el "Chatanooga Choochoo" que implanta alianzas feministas.
Pero por sobre todos estos elementos, y un lenguaje -entre divertido y europeizante- que en ningún caso molesta en Donoso, está la presencia de las obsesiones del autor, del que un crítico ha dicho: "Su obra no es una descripción de dichas obsesiones, sino más bien una continua creación de las mismas".
La ausencia de viajes
Como decíamos, una nueva galería de personajes vive en estas páginas. Se denota una carencia absoluta de viejas (heroínas por excelencia de las obras de Donoso). Las suplanta una burguesía profesional de edad mediana, con conflictos reconocibles, que parecen en un principio muy reales, para caer más tarde en la más desconcertante irrealidad obsesiva y destructora. "Como toda persona aquejada
con sentido del humor congénito, sólo me interesa lo trágico”, ha dicho
Donoso, y de allí esa tragicomicidad
que se desprende de hombres que hacen
el amor con rnujeres sin brazos y
rostros borroneados, mujeres que desarman y manejan a los hombres como robots. En este aspecto existe una clara relación con "El discreto encanto de la burguesía", filmada por Luis Buñuel, gran amigo de Donoso.
Las "novelitas" van adquiriendo calidad en el mismo orden con que se leen, y si bien es cierto que "Chatanooga Choochoo" divierte más por su tono audaz y casi intranscendente, a pesar del drama que se oculta en los maletines de las burguesas catalanas; "Atomo verde número cinco" vuelve a la obsesión de las grandes páginas donosianas, cuando elementos identificados con lo miserable, lo ajeno al orden, invaden la vida apacible de un matrimonio estéril. "Gaspard de la nuit", por su parte, la mejor novela, retoma a un tipo de personaje que Donoso había abandonado desde sus cuentos: el niño. "En mis cuentos hay también muchos niños: y los niños y los viejos son marginales, sin sexo, inteligencia o idiotez pura". Mauricio, el protagonista, corre detrás de su anulación como persona silbando, quiere mantenerse en un estado natural, sin comprometerse con nada, hasta que a través de lo abyecto, lo ambiguo, logra romper el lazo familiar.
¿Descanso? ¿Tregua? ¿O permanente estallido de ingenio?
Sólo la futura obra de José Donoso podrá hacernos ver claro qué significó en su novelística este tríptico burgués.