Esta vez Mihovilovich nos trae un soliloquio interno que a fuerza de movimientos gestálticos intenta ser diálogo con su hermano muerto, en tanto quebranto mediante, se imposibilita de concretar en la vereda de esta dimensión terrenal llena de reglas, medidas y mentiras. Con guiños a la contextualización de la enfermedad endémica que azotó la humanidad este siglo XXI, que me recuerdan mucho a los relatos entregados por Coetzee en “Vida y época de Michael K.”, haciendo alusión a la esencia de la experiencia humana y su vida interior marcada por los vínculos, sobre todo en momentos de crisis. Así escribe: “Da la impresión que somos como esas bailarinas de Ballet que giran sobre sí mismas contemplando un punto fijo en la distancia para no desfallecer”, marcando los rasgos atemorizados generados por cordones sanitarios que nos impiden un desenvolvimiento cotidiano, aunque sea para visitar la tumba de un hermano perecido.
Entonces, mientras tanto, nos observamos en el espejo como desequilibrados producto de una pandemia identificada en el texto como “Tu Nuevo Anticristo”, espejo a través del cual vemos que simplemente los días siguen pasando … “Como gotitas de agua cayendo en el lavaplatos de la cocina”, desenmascarando en ello telegráficos mensajes, equívocos, de un fin que nunca llega, pero asecha irremediablemente y llevándonos a vivir … “En el secreto espanto de tu vida diaria”, como Juan identifica a su hermano. Un fin decretado por el mismo Vicente como “destrucción embrionaria” de la que no hay escapatoria y en que nos vemos como en la clásica obra de Becket “vagabundos de nuestra esperanza”. Teniendo que para los creídos vivos …“Solo la muerte es irremediable”, manteniéndonos fragosos con aquella mueca o rictus en la boca hacia el lado izquierdo y el descorrer las cortinas en un gesto psicótico persecutorio, sin dejarse ver, tan parecidos a los rasgos epileptodies que los fármacos dejan en un enajenado como característica, los cuales comienzan a replicarse, ya sea por la culpa o el antagónico dolor de tenerle lejos y cerca, dentro, en la sangre, en la esencia de lo que llamamos vida, y nos llevan a preguntarnos una vez más ¿Quiénes son los locos?
Así, el escritor va observando y vivenciando el delirio del mundo, manifestando que al final, todo aquel que sueña tiende a ser como dice el texto … “Ingenuos confundidos en la vorágine de una sociedad mentirosa”, manteniendo una despierta y necesaria consciencia profunda y trascendente que nos ayuda a darle una vuelta más a las venideras miserias. Teniendo en consideración que el aire portado por el alma, permanece en el presente de toda existencia que le traiga en su recuerdo o reconocimiento, a través de los “paisajes eufemísticos” como les llama el escritor, que van poblando de sentido lo indescriptible y a la vez sublime de este transitar perpetuo, pues, … “La muerte no es para quien se va, sino para quien se queda” y porque … “Acá es donde acontece lo terrible”.
En cualquier caso, el espiral infinito nos va dando ciertos trazos, en los cuales se nos recuerda que finalmente la verdad se oculta y duele en el ego, en el obtuso y misterioso ropaje del hombre, tan sabiamente llamado por el autor “porfiada humanidad”, del cual hay una garantía que es conscientemente puesta una vez más en manifiesto por este gran narrador a través del arte, dejándonos una obra desgarradora, vibrante y conmovedora en frente.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Comentario del libro "Tu nuevo anticristo", de Juan Mihovilovich.
Simplemente Editores, 2021.
Por Alejandra Moya Díaz