Proyecto Patrimonio - 2017 | index | Juan Mihovilovich | Autores |
Odisea del individuo
Espejismos con Stanley Kubrick, de Juan Mihovilovich. Relatos novelescos. Simplemente editores, 2017
Por José Promis
Revista de Libros de El Mercurio, 4 de junio de 2017
.. .. .. .. ..
Los relatos de Juan Mihovilovich (Punta Arenas, 1951) se sitúan en las antípodas de la narración fresca, ágil, liviana y superficial. Sus textos constituyen un estímulo para ese tipo de lectura que exige atención e interés casi arqueológicos: hay que descifrar las laberínticas imágenes con que este escritor representa el tema que reaparece obsesivamente en sus relatos: el carácter contradictorio, reversible e inextricable de la existencia individual inserta en un lugar preciso del tiempo y el espacio. En el mundo de tonos claroscuros que Juan Mihovilovich ha venido construyendo a lo largo de tres décadas -aunque con períodos de silencio entremedio-, la culpa es uno de los motivos que destaca de manera más sobresaliente. Quizás obedece a la influencia que su condición de juez, responsabilidad que desempeña paralelamente a su actividad de escritor, ejerce en la creación de sus textos.
Provocar la unión (engañosa) de lo biográfico con lo ficticio es el desafío de Juan Mihovilovich al concepto moderno de la autonomía artística. La hibridez textual le sirve para representar mundos imaginarios igualmente híbridos. Por eso ha privilegiado las narraciones que pretenden destruir la distancia de lo imaginado con su referente. Iván Aldrich, el narrador y protagonista de la historia de Espejismos con Stanley Kubrick, parece ser un alter ego del autor: nace en Punta Arenas, es hijo de un policía, por sus venas corre sangre croata, estudia Leyes y termina ejerciendo como juez rural en el sur del país. Podemos suponer, por lo tanto, que los recuerdos que se suceden en el texto corresponden a experiencias reales del autor, sospecha que parece justificada con el epígrafe de Kafka, que alude a la imposibilidad de alejarse de uno mismo (en la producción de Mihovilovich Kafka es una referencia indispensable). Pero a la vez, nuestra suposición queda entre paréntesis con el epígrafe de Ernesto Sabato que afirma la naturaleza verdadera de los sueños. Esta antinomia se encierra también en el subtítulo del libro: "Relatos", sugiere narraciones verdaderas, pero el significado de imaginación que agrega el adjetivo "novelescos" desmiente la sugerencia.
Los distintos momentos recordados o soñados por Iván Aldrich, desde su existencia intrauterina hasta la conversación con Stanley Kubrick que cierra el texto, sugieren el carácter imaginario de lo narrado, pero también confirman la tesis de raíz heideggeriana que guía el discurso de Aldrich: existir es ser arrojados a un mundo indeseable, al que accedemos por desgracia. El episodio inicial de la historia establece el conflicto entre las fuerzas antagónicas que impulsarán el relato: la madre de Iván Aldrich trata de abortar, pero el feto sobrevive, agarrándose desesperadamente a las paredes del útero. En la ruta hacia la designación de Iván Aldrich como juez rural surgirán, una vez más, los motivos característicos de la narrativa de Mihovilovich: el extrañamiento, la violencia, el desamparo, la soledad, la incomunicación y, sobre todo, la culpa y la expiación, pero encerrados en una atmósfera donde el tiempo pierde su cronología y antagonizan los sueños con las experiencias vividas. Este modo surreal de interpretación no es novedad en las novelas de Juan Mihovilovich, pero que yo recuerde es la primera vez que uno de sus relatos es construido utilizando una narración cinematográfica como genotexto. "2001: Odisea del espacio" conduce al espectador al sagrado renacimiento de una nueva especie en la evolución humana; la imagen degradada del símbolo futurista con que se cierra la película de Kubrick inicia el relato de Mihovilovich y a partir de ahí, su protagonista avanza hacia un momento de redención marcado por su posible encuentro con el filósofo y anacoreta "Paulo Freitas". La realidad imaginaria e inversa del espejismo se cumple: "Veo cómo Stanley Kubrick sale del espejo que tengo al frente y ocupa ahora mi lugar".
Espejismos con Stanley Kubrick no nos sorprende por sus temáticas, sino por ofrecer un esfuerzo diferente de representar las que siempre han obsesionado a su autor.