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        "Yo mi hermano", de Juan Mihovilovich
          LOM, 2015. 129 páginas 
        Por Antonio Rojas Gómez
          En Revista Occidente
          
          
          
          
        
          
        
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           Esta es una novela intimista que  plantea un conflicto de relación fraternal  entre dos hermanos, uno de  los cuales es un profesional exitoso  mientras el menor es esquizofrénico. ¿Cuál escribe  el libro? Está planteado en segunda persona: el  hermano menor interpela al otro, del cual depende  en su desarollo, y le formula cargos por la forma en que lo ha  tratado durante toda la vida. Aparentemente el autor es  el enfermo,  pero en la primera y la última sección, presentadas en letra cursiva,  el protagonista declara: "Yo sé que mi hermano escribirá por mí. Eso me tiene sin cuidado. El que deberá cuidarse es él" (Pág. 9),  y "Pienso si en el momento en que decidiste escribir sobre mí, la  decisión fue estrictamente tuya o estuvo mediatizada en gran  parte por mi voluntad" (Pág.125).
 el enfermo,  pero en la primera y la última sección, presentadas en letra cursiva,  el protagonista declara: "Yo sé que mi hermano escribirá por mí. Eso me tiene sin cuidado. El que deberá cuidarse es él" (Pág. 9),  y "Pienso si en el momento en que decidiste escribir sobre mí, la  decisión fue estrictamente tuya o estuvo mediatizada en gran  parte por mi voluntad" (Pág.125).
           Hay, pues, una incógnita en la identidad del protagonista que no es  uno, sino dos seres ligados por una relación de amor odio. El tema  es de alta complejidad psiquiátrica, pero este no es un tratado de  psiquiatría, sino una novela. Y conducida como novela, salva las  dificultades de un asunto tan complicado, conmueve e inquieta,  y obliga al lector a asomarse a las profundidades insondables del  ser humano.
           Juan Mihovilovich es un narrador de excelencia, domina las técnicas  literarias, maneja la prosa con propiedad y elegancia, pero a un buen  escritor no se le pide solo redactar con corrección. Mucho más que eso,  debe crear mundos y seres convincentes. Mihovilovich lo consigue.  Le interesan los casos extremos, que se ubican al margen de la vida  corriente, equilibrados en el delgado filo que bordea el precipicio del  infierno. Dostoiewsky transitó por esa senda y legó obras sublimes.
           Este libro de Mihovilovich nos recuerda El príncipe idiota. Pero si  en la obra del ruso hay una progresión en el desarrollo de la enfermedad  psiquiátrica del protagonista, en la del chileno, no. El conflicto  es el mismo, de la primera a la última página. Es un texto breve,  de algo más de cien páginas, en el que los matices están dados  por episodios como el amor del hermano mayor por C., que afecta  dolorosamente al menor; las partidas de ajedrez; o los niños que,  encaramados en un árbol, orinan la calva perfecta de su abuelo.
           Un relato intenso, que no da respiro, construido con maestría que satisfará  a lectores interesados en los conflictos humanos de alta tensión.