Juan Mihovilovich Hernández nació en Punta Arenas en 1951, a la edad de 17 años se traslada a Linares con su familia. Luego de recibirse de abogado se dedicó al ejercicio libre de su profesión, en especial, la defensa de los Derechos Humanos. Posteriormente ejerció cargos públicos y, en 1995, asumió como Juez de Letras de Curepto. En 2011 es nombrado en el mismo cargo en Puerto Cisnes, destinación en la cual pone término a su carrera judicial en marzo del presente año cuando se acoge a jubilación.
A más de cincuenta años de haber escrito sus más tempranos poemas y cuentos y a más de treinta de la publicación de su primera novela, Juan Mihovilovich permanece fiel a su vocación de comunicador en las letras, cada día más empeñado en ésta, su opción de vida, a través de un trabajo sostenido, en lo cual no hace concesiones y que lo han convertido en uno de los más importantes escritores de nuestro país. Si fuera por clasificarlo o situarlo dentro de la narrativa chilena, estimamos que cuenta con sobrados méritos para el Premio Nacional de Literatura; y esto no es chauvinismo o exacerbada postura regionalista, sólo es dar cuenta del lugar que ocupa este magallánico en el espacio literario chileno actual.
Por estos días lo tenemos de vuelta en Punta Arenas, con motivo de la presentación de su novela “Útero”, publicada en 2020. La novela se desarrolla principalmente en las localidades de Puerto Cisnes en la Undécima Región de nuestro país, pero muy especialmente en la ciudad de Punta Arenas, a orillas del Estrecho de Magallanes, más precisamente en el Barrio Yugoeslavo de las décadas de 1950 y 1960.
En la novela, el narrador-protagonista da rienda suelta a sus pensamientos, cuestionamientos o sueños desde una posición o lugar que nos cuesta encasillar: vidas anteriores o refugiado en el útero materno, o desprendido de su existencia material. Sus búsquedas lo enfrentan al mal, representado en seres de carne y hueso que vuelven a su pensamiento. Más aún, se convence que hay un mal organizado a nivel universal pretendiendo controlar conciencias. En sus pensamientos va y vuelve al útero materno, sugiriendo un ciclo de muertes y resurrecciones. Entonces nos preguntamos si la imagen de Punta Arenas, representa también un útero, tal como el Estrecho de Magallanes, desde donde —en más de un pasaje de su narración— insinúa que estuvo su origen.
El final de la narración contiene elementos liberadores: la espera del amanecer frente al Estrecho de Magallanes, a un costado del Río de las Minas, en la Costanera construida sobre los antiguos basurales y frente a la Tierra del Fuego de los aborígenes que en algún momento lo convocaron: “Soy, sencillamente, un transitorio habitante de esta última ciudad, que en silenciosa reverencia acepta el origen del mundo”
La literatura de Mihovilovich es un producto de escritura, técnica, lenguaje y alcance universal, pero su origen proviene de estos confines y debe su sello a esa infancia y adolescencia en el antiguo Barrio Yugoeslavo con sus personajes, sus viejas calles empedradas, la cancha de futbol, la chancadora, la escuela, el Río de las minas, los boliches de la esquina, la evocación de los amigos de la cuadra, los parientes o el recuerdo de la casa paterna en el pasaje Esteban Ruiz esquina Sarmiento, en la Población de Carabineros. Aquí se moldeó como escritor en inviernos acechados por la pobreza y las tormentas familiares o en la crueldad de los juegos de la niñez.
Más allá que los temas de sus libros giren en torno, o no, a este pequeño universo urbano, llevan la marca indeleble de las experiencias vividas ahí, porque no hay ni hubo en otro lugar del mundo, ni siquiera en el mismo Punta Arenas, una combinación de elementos humanos y urbanos como la que hubo en ese sector, ni siquiera el Río de las Minas cuadras más arriba es o fue el mismo.
Si bien enfrentamos una escritura de relativa complejidad —aspecto que el mismo Mihovilovich hasta hace un tiempo resaltaba— estamos seguros que, por ejemplo, cualquier sobreviviente del antiguo Barrio Yugoeslavo o sus descendientes, la comprenderían mejor que el más iluminado y agudo de los críticos literarios.
Juan Mihovilovich ha publicado a la fecha las siguientes obras:
Novela: “La última condena”, “Sus desnudos pies sobre la nieve”, “El contagio de la locura”, “Desencierro”, “Grados de Referencia”, “Yo mi hermano”, “El asombro”, “Espejismos con Stanley Kubrick” y “Útero”.
Cuento: “El ventanal de la desolación”, “El clasificador”, “Restos Mortales”, “Los números no cuentan” y “Bucear en su alma”.
Ensayo: “Camus Obispo” y “Viaje adentro. Diálogos sobre la realidad, la ilusión y la literatura” (en coautoría con Luis Herrera).
A lo anterior debe agregarse una vasta producción de crónicas en diversos medios. Por su trabajo literario ha sido galardonado con importantes premios. Es Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua.
Publicado el 12 de diciembre de 2021 en la columna Lecturas desde la pampa y el viento,
diario La Prensa Austral, Punta Arenas.
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Juan Mihovilovich en Punta Arenas
Por Marino Muñoz Agüero