Sangre
como la mía de Jorge Marchant-Lazcano
Adaptan al
teatro premiada
novela sobre
homosexualidad
Rodrigo Alvarado
La Tercera, Lunes 10 de Octubre de 2011
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Desde el 20 de octubre se presenta en Teatro
Mori la obra Sangre como la mía,
protagonizada por Francisca Imboden.
Cuando Jorge Marchant-Lazcano
publicó el libro Sangre
como la mía ni siquiera se hablaba
de Acuerdo de Vida en
Pareja y menos de matrimonio
gay. Por ese tiempo el escritor
más bien quiso dar
cuenta del dramático cambio
que vivió el mundo homosexual
en los últimos 50 años. En su libro, tres generaciones
enteras se van sucediendo
en el tiempo.
Hoy, cuando las reivindicaciones
del mundo homosexual
empiezan a tener aprobación
entre la ciudadanía y
el gobierno envía un proyecto
de ley que regula la convivencia
entre personas del
mismo sexo, el director
Jimmy Daccarett (Ulises o no)
retoma esta novela para llevarla
al teatro. “Es interesante la mirada
que Jorge hace de la historia
de la homosexualidad en Chile,
de cómo va mutando esa
identidad en medio siglo. Desde
la perspectiva de la religión,
la psiquiatría y las leyes
ha sido vista como un pecado,
una enfermedad y un crimen. Pasaron muchos años para
que se definiera como una opción y finalmente como lo que
es, una condición”, explica
Daccarett.
La novela distinguida con el
Premio Altazor 2007, alterna
la historia de amor de dos generaciones de homosexuales,
emparentados familiarmente.
Una oculta, que habita en
los años 50 y que proyecta sus
pulsiones en estrellas de la época dorada de Hollywood
como William Holden, Montgomery
Clift y Marilyn Monroe,
y otra, que cuatro décadas
más tarde, puede vivir su
amor abiertamente en EEUU,
en convivencia con el Sida.
“No sólo habla de la homosexualidad,
sino también
cómo nos definimos como
país a través del clasismo, el
arribismo, el doble estándar,
la relación con el modelo estadounidense
y las fantasías
de la sociedad chilena con el
cine norteamericano”, continúa
Daccarett. “En los 90
eso llevó a la gente con VIH a
asilarse en otros países para
tener acceso a los medicamentos
y evitar una muerte
social y también real”.
Para el montaje Daccarett
citó a los actores Francisca
Imboden, Agustín Moya,
Nono Hidalgo, Guilherme Sepúlveda,
Daniel González
Muniz y Ernesto Orellana.
También al dramaturgo Juan
Claudio Burgos y al propio
Marchant-Lazcano. Entre los
tres construyeron una dramaturgia
que permite rescatar
el espíritu de una novela
con demasiados saltos temporales,
narradores y personajes.
El desafío del director fue
condensar todo ese imaginario
en el de la escena: no es
realista, no hay recreaciones
de la redacción de la Revista
Ecran, ni de los viejos teatros
de Santiago. Más bien alude
a las atmósferas cinematográficas
de la novela.
“Tomamos las cinco voces
homosexuales masculinas y
una voz femenina que se encuentran en un espacio que es
un limbo, que podría ser una
sala de cine, donde cuentan
sus vidas en primera persona”,
dice Daccarett sobre la
adaptación. Para él, todo el
discurso descansa sobre una
premisa sencilla: “Aprender
a ser homosexual como forma
posible de vida, leyendo
los códigos históricos de las
generaciones precedentes.
Creo que es necesario hacer
memoria para entender el
presente”.