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SANGRE
COMO LA MÍA
Juan
Andres Piña
Revista CARAS. Agosto de 2006
A diferencia de cierta dramaturgia o narrativa chilena contemporánea,
que ha tomado a la homosexualidad de manera presuntamente seria y que en el fondo
sólo esconde una sórdida morbosidad, esta novela la asume desde
el dolor. Jorge Marchant (Santiago,1950) había insinuado este tema en relatos
como La noche que nunca ha gestado el día, aunque ahora lo hace
de manera más directa y descarnada.
Sangre como la mía
se desarrolla en dos momentos históricos, distantes en casi cuarenta años.
El primero ocurre durante la década de los 50, en la juventud de dos personajes:
Daniel y Jaime. Sin oficio ni estudio universitarios, Daniel comienza a trabajar
con su tío Arturo Juliani en la administración
de varios cines santiaguinos, lo que le lleva a establecer con éste una
relación que va más allá de lo meramente profesional. A su
vez, Jaime se inicia en el mundo laboral como reportero de la popular revista
Ecran, dedicada al mundo del espectáculo.
Las películas y
Hollywood se convierten para ellos en una especie de vida real, un espejo donde
se miran, un mundo que cumple los sueños incapaces de realizarse en las
opacas existencias cotidianas.
Por separado, ambos descubren progresivamente
su homosexualidad, asunto que en aquella época era violentamente censurado
por la sociedad, condenándolos a la simulación y la soledad.
La
Historia contemporánea (a fines de los años 90) también está
protagonizada por dos jóvenes homosexuales emparentados familiarmente con
los anteriores, aun cuando su condena es otra, la libertad y apertura en las relaciones
los infectó de Sida, y la marginación deviene no tanto por su condición,
sino por una enfermedad temida y rechazada. En su novela, Marchant Lazcano retrata
de manera sobria y sin efectismos una realidad habitualmente oculta o abordada
de manera superficial.
Es notable y reveladora la cantidad de información
que maneja el autor respecto de las personas e instituciones que giran en torno
al Sida en Estados Unidos, así como del estado psicológico de los
enfermos. A pesar de cierta confusión narrativa en los primeros tramos
de la novela, Sangre como la mía es un relato sólido y convincente,
que muestra la madurez literaria de Marchant Lazcano, lejana a sus primeros libros
de ficción.