Dedicamos este libro, como lo habría hecho José Manuel, a sus hijos: Javiera Paz, Camilo, Juan José, Pablo Antonio; a su valerosa y querida compañera, madre de sus hijos, M. Estela Ortiz, a su hermana María Soledad, a todos los seres que él amó, a sus compañeros de trabajo, a todos los seres por los cuales vivió, luchó y murió. A quienes lo conocieron y lo quisieron. Al pueblo de Chile, a la victoria con que culminará la lucha del pueblo. La Victoria de la Dignidad, la Justicia, la Libertad, a la que él, nuestro José Manuel, está contribuyendo con su vida y con su muerte, junto a tantos héroes conocidos y desconocidos de nuestra Patria. Hemos escogido para este libro el título de uno de sus poemas: PIDO RESPETO. Respeto es lo que el pueblo exige. Respeto a la VIDA. Respeto y Justicia para sus mártires. Respeto a sus Derechos. Respeto al futuro de los niños de la Patria. Ni nosotros, sus padres, ni su compañera, ni su familia, ni el pueblo de Chile, podremos descansar hasta lograr la VICTORIA, por la que tantos, como José Manuel, vivieron y murieron.
-CHILE VENCERÁ!
María Maluenda
"DICEN QUE AQUÍ MURIÓ LA POESÍA"
"Dicen que aquí murió la poesía" es un
título prestado, tomado de Neruda.
(P. "No me lo pidan", en ''Canción de Gesta").
Lo pongo aquí precisamente para
no tomarme demasiado en serio,
porque, en relación a este conjunto,
podría ser literalmente cierto.
Mi hija, que no sabe leer, tiene
una concepción gráfica de la poesía.
Sabe reconocer dónde hay palabras "más o menos escritas hacia abajo".
Eso es poesía para ella, y los problemas
de contenidos, formas métricas,
etc. la tienen sin cuidado.
Yo no
ando demasiado lejos de ella. En
verdad, no sé lo que es exactamente la poesía.
Después de leer mucho, aunque
nunca demasiado, no he logrado
entender las explicaciones de
los teóricos. Sólo sé, al leer poesía
que hay algunas que me gustan,
y muchas no. Pero sobre lo que aquí
hay escrito no soy capaz de dar
ningún juicio.
Parece ser recomendable guardar
lo escrito, darlo a leer a distintas
personas, reescribir muchas veces.
Sin embargo, por razones que están
en el ambiente, eso tampoco es
posible hoy. Más bien es peligroso.
Lo único que quiero justificar
es alguna reiterada
referencia a la muerte. No es
culpa mía.
Chile es hoy una moneda
de dos caras: la vida y la muerte
omnipresente; y un solo canto:
la victoria.
Santiago, marzo 1978
LAS PALABRAS
¡Qué hacer con las palabras!
Se me escapan y vuelven y trato de domarlas
porque yo suponía que no vivían solas
pero fui descubriendo que de repente crecen
se atraviesan, se enroscan, cogen por cualquier rumbo
según se les antoja, cantan ya por su cuenta,
no pueden dominarse, se han independizado
y vuelan al jardín: allí hablan con las rosas,
eluden las espinas, se riegan y refrescan
volviendo trasnochadas. Son casi imprevisibles:
cuando andaba buscando una precisa, corta,
de repente me cae otra que no escogí. Y es verdad,
es mejor, ella tiene razón, sabe de su lugar
como el hijo que sabe que su madre lo quiere,
no necesita hablar, preguntar o pensar
porque ese es el lugar exacto que merece.
¿Cómo es este misterio? El relámpago escrito
ilumina las hojas, lo verde siempre es verde,
qué culpa tengo yo. A veces se quisiera
usar de las palabras, pero ellas saben bien
que si esconden mentiras vienen otras palabras
y las dispersan todas. Hay veces que no salen,
se asustan, se enloquecen y estoy por convencerme
que es mejor que respiren, que duerman, que reposen.
JAMAS CREÍ QUE ALGUIEN PUDIERA...
Jamás creí que alguien pudiera
llenarme la vida como me la estás llenando tú.
Nunca pensé que pudiera necesitar
tanto a nadie como te necesito a ti.
Por eso, porque quiero la vida,
porque el mundo es hermoso, porque no sé lo que
haría si tú no estuvieras, por tantas cosas,
es que no puedo dejar de quererte.
Y porque el futuro nos espera
debemos seguir adelante, y junto a ti, no hay
obstáculos que puedan detenernos, que puedan
impedir que lleguemos finalmente a la
felicidad nuestra y no sólo nuestra, sino
de todos.
El camino es largo; tal vez duro.
¡Hasta la victoria siempre!
Lunes 23 de septiembre 1968
(José Balmes)
Ay, Santiago de noche, ciudad sola,
tan terrible, tan pobre, escarnecido:
me dejas solitario, pensativo
cual un rey sin su reino y sin corona
recordando tu noche rumorosa,
tu vida entrecruzada con el vino,
tu amor nocturno, casi luz y olvido
tu madrugada fresca, luminosa.
Mas quedan esperanzas de volver
a caminar de noche por tus parques
del brazo de la muerte, por saber
si a la vida pudiera convencer
de acompañarnos ya por todas partes
como un hombre abrazado a su mujer.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com PIDO RESPETO
José Manuel Parada
Santiago; Editorial Emisión, 1986.