Acá tenemos, nada más ni nada menos que un desafiante artefacto gótico político. Un texto con forma y estructura que se enmarca y demarca en el genero poético, pero que su contenido no diferenciado y expandido reúne una multiplicidad de sentidos, aborda y disecciona el concepto huidizo; el espíritu y su radical transmutación en lo animal explicito.
El libro El Espíritu Animal de Juan Manual Rivas es un intento bien logrado de reorigen y aplicación funcional del instinto; esa dimensión indecible, reprensible, paria, solo utilizada por la expresión emocional, aislada del corpus del deseo de totalidad de la fragmentación del humano.
El reino animal es la posibilidad de lo indecible, de lo que no se puede sentir, un territorio outsider de la cancelación cultural, político, poético y espiritual de la concentración civilizatoria en curso. Una descanalización de las conexiones racionales. La dimensión salvaje, donde las propiedades deshinibitorias fluyen como un espíritu unificador y de vitalidad inagotable.
El texto formado en su atmósfera oscura, inquietante y misteriosa, se sitúa muy originalmente en algo así como un ecogótico. Un fractal rebelde que no obedece a tradición alguna, pero comparte los filamentos fundamentales de las herramientas de sondaje más efectiva de la literatura.
En su decodificación de sentido, encontramos una ética profana “la verdadera revolución: vivir del instinto” señala. Un despertar activo de la memoria primitiva, puesto que hoy hasta un espíritu bien direccionado es domesticado irreductiblemente.
La temporalidad del texto se relaciona más en el devenir cuántico de Kairós que en la dictadura de la línea recta de Cronos. Leemos en el primer poema del texto el Espíritu Animal:
“Los espíritus que susurran en las praderas
Siempre buscan un cuerpo vacío
Donde soltar un hálito perpetuo”
Estos rotundos versos nos dan un aviso panorámico de la esencia y materialidad direccional de este libro. Son casi una definición exacta del concepto de vacío de la kabbalah. Donde hay vacío se precipita del (Ein sof) la nada. Fuente concéntrica que conecta el espíritu (Neshamá) con el (Nefesh). El descenso del espíritu solo es posible en un estado de ser desbordante de vacío. Por último, me referiré brevemente; que no quiere decir sin intensidad a la similitud del libro el espíritu animal con las novelas de Philip Pullman y su concepto de Daimonion: alma visible.
El daimonion es la manifestación física del alma de una persona, es una criatura que acompaña al individuo desde el nacimiento y evoluciona con él. El daimonion puede adoptar diversas formas animales; pero esta forma se vuelve permanente al llegar a la pubertad. Por ejemplo: la revelación del daimonion de Juan Manuel adquiere distintas formas: gatos, cisne, pelicanos y narvales. Hasta llegar a su forma definitiva en la madurez del alma: un lobo; el
elixir de la purificación, licantropía pura.
Existe una conexión intima entre el daimonion y su hospedador comunicándose de manera telepática en el contexto de extranjería literaria. Este espléndido libro es una invitación para conectar con nuestro daimonion si es que no lo tenemos encadenado en la líquida dimensión de lo anodino.
[*] Poeta y crítico literario. Trabaja como crítico literario en la revista Galería subterránea en la ciudad de Rancagua, ciudad donde también se desempeñó como columnista de literatura en el diario el Tipógrafo. Ha publicado los libros: Sed de infinito, editorial Viandante literario. Versos mutantes en editorial Manual ediciones. Actualmente dirige la página de crítica y difusión literaria, Dimensiones críticas, en Facebook.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com "El Espíritu Animal" de Juan Manuel Rivas
Editorial Desbordes, 2024
Por Juan Carlos Castillo
Presentación, viernes 6 de diciembre, 2024