ALMANAQUE, de Jaime Pinos
Lanzallamas Libros, 2010.
Por Roberto Contreras
Mientras hay una clase inferior,
yo pertenezco a ella. Mientras haya
un elemento criminal,
yo también lo soy. Mientras haya
una sola alma en prisión, no seré libre.
KENNETH REXROTH
Un almanaque es un tipo de anuario de sucesos, acontecimientos y efemérides destacables. Es un compendio del saber histórico de una época. Y de ese mismo modo, en varios sentidos, opera este poemario de Jaime Pinos, desplazándose en contrasentido del discurso convencional de esos registros anuarios, y elige dar cuenta de algunos hitos que, en el propósito del libro, buscan referir a lo que apenas la prensa, los medios de comunicación y el sentido común, supo dejar plasmado, y mucho menos haberse animado a expresarlo desde el lenguaje figurativo.
Almanaque describe el espíritu de su tiempo. Escritura sujeta a fechas, datos precisos y cotejables, ocurridos durante el año 2006, como una glosa atenta, crítica y mordaz, sobre el acontecer. Miradas cortadas con bisturí, como las muestras precisas de cierta experiencia con esa posmodernidad aún discutible de este Chile del S.XXI.
Pinos ha trabajado con los materiales bastardos de una sociedad en ruinas, que perdió su eje y teme enfrentar esas miserias, por temor –acaso convertidos en traumas silenciados– porque en su reconocimiento obligaría a ponernos en el supuesto de que también pudiera ocurrirnos a nosotros. Una catarsis. Un espejo. La literatura como un mecanismo de defensa social.
Marshall Berman refería a la posibilidad de que “nacieran obras en medio del tráfico, se sumergieran en la energía anárquica del incesante peligro y terror de estar allí, del precario orgullo y júbilo del hombre que ha sobrevivido hasta entonces”. Berman contextualizaba así la prosa poética de Baudelaire, y pensamos nos serviría para explicarnos los textos de Pinos en su dimensión ideológica y su propuesta estética. En este punto también cabe detenernos en las ilustraciones desarrolladas, especialmente, para este libro por el diseñador Nicolás Sagredo. Las sombrías y crudas imágenes logradas como un contrapunto al contenido textual versus cierta iconografía violentada por la repercusión, también de una realidad insufrible, hecha de borraduras, fragmentos, de bocetos que se multicopian. Ambos formatos sugieren y trazan un puente de verosimilitud que ayuda a describir las visiones de una herida abierta, mezcla de emociones y de razón. El libro así, deviene en superficies, tramados, costras, pliegues y collages superpuestos como planos que asignan sentido a la tragedia del hombre actual.
Almanaque, visto como un poemario urgente, situado, objetivista, incapaz de renunciar a lo que está ante nuestros ojos y no queremos/sabemos deletrear. Es tinta negra derramada sobre la página en blanco de los días.
Thelonius, 17 de agosto de 2010.