EL PAGO DE CHILE.
"Almanaque", Jaime Pinos. La Calabaza del Diablo, 2010
Por Javier García.
Diario La Nación.
Nacido en 1970, Jaime Pinos hace de la poesía una crónica nacional, pero no justamente de las glorias de la farándula, sino más bien de esas imágenes de Chile no descritas en la historia oficial, y dos libros dan cuenta del registro. “Criminal” (Libros La Calabaza del Diablo, 2003) y “Almanaque”, recién salido a librerías.
El primero, la historia de “El Tila”, un compendio de la existencia del violador que causó pavor entre las jovencitas y señoras del barrio alto, que terminó matándose en la cárcel. El suicidado por la sociedad al que Pinos le da una oportunidad para hablar.
Mientras, en “Almanaque”, no dejará la crónica roja ni el apunte de los estertores de la sociedad. De la mano, esta vez, de un amigo suicida, el lector se encontrará con el recuerdo de una dictadura enterrada en el patio del silencio sepulcral. La memoria es frágil, nos recuerda Pinos. El poema “Muerte del dictador”, sentencia en los tres primeros versos: “La lucha no nos hizo libres/ No hubo DEMOCRACIA AHORA./ No hubo JUSTICIA AHORA”. Y el poema “Patio de los callados”, aludiendo al Patio 29, también deja constancia del olvido.
Pinos vuelve a dialogar en este segundo poemario -como en el primero-, con poetas nacionales. Guiños a la poesía de Enrique Lihn, a poemas de Rodrigo Lira y Jorge Teillier. A la ausencia de Gonzalo Millán. La poesía situada, ahí donde las papas queman. Trabajo emparentado con el de José Ángel Cuevas.
En “Almanaque”, Pinos vuelve a incluir fragmentos noticiosos sacados de la prensa, explícitos testimonios de la vida corriente, luego, ante la pantalla publicitaria, el mensaje del consumo. “PORQUE LA VIDA ES AHORA” o “YO QUIERO OTRO MUNDO”, cuñas de una tarjeta de crédito y de una bebida de fantasía. En un reducto donde también entran los viejos, y las frases históricas de la patria. “A cambio de/ una vida de trabajo,/ moneda dura,/ EL PAGO DE CHILE”.
Y así aparecerán las farmacias, los gimnasios y los supermercados. Pinos no necesita de la metáfora para hablar de belleza, de la precariedad humana. Y el poema “Música ambiental” es un ejemplo, mientras “los consumidores pasean en familia por pasillos saturados”, una joven de 24 años ingresa al baño del recinto y se corta el cuello con un cuchillo cartonero.
En la medida que avanza el libro, su autor se va alejando, retirando de su autoría para darle paso a la voz única de la realidad. “Escritura de los suicidas/ letra al pie de la muerte/ texto sin glosa, metáfora límite./ Salto al silencio”.
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ALMANAQUE
Por Elías Palmer
Diario Las Últimas Noticias.
El poeta Jaime Pinos se ha caracterizado por trabajar con materiales provenientes de la crónica roja o de las noticias en general, escogidos con pinzas como muestras de la realidad chilena.; su libro Criminal, sin ir más lejos, es una suerte de biografía en verso de Roberto Martínez, el tristemente recordado Tila, conocido también como “el niño de los globos”. En esta ocasión, si bien además se incluyen algunos retazos del entorno más íntimo del autor, el espectro del noticiario que nutre estos poemas es amplísimo y espeluznante: recoge, por ejemplo, el caso de Dina Ortiz, la anciana que hace unos años fue encontrada en el más completo abandono de sus hijos, y su ex esposo Héctor Marro Rojas, que fue comido por una decena de perros en Colina: “Retirados/ del trabajo y el consumo/ animales inservibles bajo/ el látigo de la indiferencia. // Indigna la vejez/ cuando agosto es todo el año. // A cambio de/ una vida de trabajo,/ moneda dura/ el pago de Chile”. El lenguaje de este libro es seco, casi periodístico, y rescata las frases hechas (“el sueño de la casa propia”, “nacer en cuna de oro”, “alegrar el almanaque”) como si fueran estigmas marcados sobre la sociedad. Pinos entiende la poesía como una búsqueda de las relaciones entre la realidad circundante, la propia biografía y la escritura: “La poesía como/ trabajo de campo// El poema como/ estado de cosas// El poeta como/ narrador observador” Así, una muerte horrenda leída en los diarios le da pie para escribir: “Hans Pozo,/ hijo de Chile,/ recibe de la Dulce Patria/ una vida hecha pedazos” Brevísimo y punzante, como la hoja de un bisturí, este libro es una suerte de documental político, una crónica cercenada o quebrada, que escarba la realidad donde ésta más duele y averguenza.