Tal vez la construcción de la imagen que tenemos de las ciudades se hace siguiendo un procedimiento general de construcción de la memoria: pedazos sentimentales ensamblados. Al menos eso se puede especular luego de la lectura de 80 días, un breve libro que combina textos del poeta Jaime Pinos e imágenes del fotógrafo Alexis Díaz, ambos sobre Santiago. Sus páginas hablan de la urbe, pero no desde el recuerdo histórico o melancólico, sino a partir del procedimiento del registro, del acto del recorrido urbano y, como consecuencia de estas acciones, de la apropiación de la ciudad. En este sentido, el libro es impersonal, colectivo, o aspira a serlo.
La panorámica que aportan Pinos y Díaz está a una distancia cósmica de la asepsia ideológica. Los textos del primero despliegan un marcado sentido critico ante lo observado, lo que se traduce en escritos tan precisos como ásperos. Por descontado, tampoco se cae en la complacencia ni en elogios al progreso o la arquitectura novedosa. Los males citadinos cotidianos son también parte del paisaje, donde pareciera imposible separar geografia, dolor, miedo e indefensión. Este carácter rudo dota al libro de ciertas capacidades, como la de ser un ejercicio de denuncia de los flagelos espirituales, pero también de los ambientales: "Aquí se vive como dentro de una caja cerrada, en la jaula viscosa del smog. [...] Aquí como dentro de una caja o una jaula, transcurren la vida y la muerte sin respiro".
La mirada que el volumen desdobla es severa y de denuncia, pero hay momentos en que cae casi en una sobremarcha del pesimismo, como ocurre en el apartado referido a los pasajes santiaguinos ("Escaso movimiento a no ser por los clientes habituales del café prostibulario. En estos pasajes sólo polvo y fantasmas"). Este libro es fiel a los tiempos que corren, con vientos posmodernos, lo que se verifica en la dificultad o la resistencia a la clasificación, y al cruce de géneros. Además de la interdependencia entre texto y fotografia, se percibe
aquí la convivencia tonal entre lenguaje poético, la tesis ensayística y la columna de opinión, registros que trabajan en conjunto en pos de la querella ante la destrucción urbana y social, que pone atajo a cualquier tipo de brillo de modernidad, insistiendo en la disolución del individuo en las vísceras de una capital inclemente casi sin variación.
Tanto las fotos como los textos tienen unos cuantos años de antigüedad. Así lo reflejan, por ejemplo, instantá
eas de las micros amarillas del extinto transporte público santiaguino. Harta agua ha pasado bajo los puentes mapochinos desde entonces. Ante esto, cabe preguntarse cómo habría sido este libro de haber sido compuesto en tiempos más recientes, cuando el identikit de Santiago es otro, con fenómenos como el Transantiago y las manifestaciones estudiantiles, que desde el 2006 han transformado las calles en una arena de manifestaciones, luchas y expresión muy elocuente de anhelos de transformación.
80 días entrega un retrato crudo e insobornable de Santiago, una ciudad atragantada por el consumo, con una escritura que está en permanente desvanecimiento, una disolución que se ve alumbrada por las luces de neón. Con su título que le guiña el ojo a Julio Verne, es el recorrido por un mundo al parecer imposible de modificar, donde la única concesión estaría en los azarosos desplazamientos entre tanta miseria.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com La ciudad se levanta
«80 días», de Jaime Pinos y Alexis Díaz.
Alquimia / Siega, 2014, 64 páginas
Por José Ignacio Silva
Publicado en Las Últimas Noticias. Viernes 2 de enero de 2015